• 07/07/2022 00:00

Cifras de esperanza y desafíos pendientes en Panamá

El más reciente informe de Naciones Unidas, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 (SOFI, por sus siglas en inglés), ha reafirmado que la situación de hambre es sumamente grave a nivel mundial y regional.

El más reciente informe de Naciones Unidas, El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2022 (SOFI, por sus siglas en inglés), ha reafirmado que la situación de hambre es sumamente grave a nivel mundial y regional.

El documento, que es una publicación conjunta de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), muestra que del total de personas con hambre a nivel mundial en 2021 (768 millones), América Latina y el Caribe concentra el 7.4%.

Cuatro millones de personas más en la región, entre 2020 y 2021.

En contraste con estas cifras, Panamá presentó una importante disminución en los niveles de subalimentación (hambre) en el último año. A pesar de la pandemia, el país reporta una prevalencia en subalimentación de 5.8% para el 2021, es decir, 0.25 millones de personas; mientras que en el periodo anterior (2018-2020) esa cifra era de 7.5%, es decir, 0.32 millones de personas.

Esto se traduce en una reducción de 1.7 puntos porcentuales de prevalencia en la subalimentación. Un logro significativo para Panamá ante la situación actual de crisis alimentaria mundial.

Este porcentaje de subalimentación (hambre) surge de una metodología validada por Inter-agency and Expert Group on SDG Indicators (el Grupo inter agencial de expertos para los ODS), que hace referencia a un indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 sobre la disponibilidad de alimentos, y que mide la proporción de la población de un país con un nivel de consumo de energía alimentaria inferior a los requerimientos energéticos dietéticos.

Es decir, en Panamá, la población que no puede acceder a alimentos suficientes para llevar una vida sana y activa, durante un año, se redujo de 0.32 a 0.25 millones de personas. Cálculo que incluye tres parámetros: consumo promedio de energía alimentaria; coeficientes de variación (desigualdad en el consumo de energía alimentaria), y umbral de consumo de energía mínimo necesario para llevar una vida saludable.

Pero, ¿Por qué Panamá logró esta reducción en medio del contexto de pandemia y crisis alimentaria actual?

Los análisis arrojan que fueron dos grandes marcos de acción lo que permitieron este avance:

Primero, el aumento de la disponibilidad de alimentos en el país. Según las cifras que presenta el Sistema Regional de Inteligencia y Monitoreo de Mercados Agrícolas (Simmagro, 2022), la producción nacional de arroz se incrementó de 683 mil toneladas en 2017 para 776 toneladas en 2020, un aumento de 13%; en el mismo periodo las importaciones se redujeron de 46 mil toneladas a 12 mil toneladas; es decir, la disponibilidad interna para consumo aumentó de 730 mil a 788 mil toneladas.

Para el maíz, la producción nacional aumentó de 220 mil a 227 mil toneladas; la importación aumentó 463 mil a 748 mil toneladas; un incremento de disponibilidad interna de 684 mil a 748 mil toneladas; considerando el periodo analizado anteriormente.

En segundo lugar, y como ya lo hemos reiterado en otros momentos, es importante reconocer que las acciones oportunas de creación e implementación de marcos normativos, desarrollados por el Gobierno Nacional, fueron clave para garantizar un sistema de distribución y acceso de alimentos a las familias más vulnerables en el país.

Estrategias como Panama Solidario, la focalización del Plan Colmena, la Ley de Agricultura Familiar y el Programa Estudiar sin Hambre, contribuyeron significativamente como mecanismos públicos de apoyo a la población en el acceso físico y económico a los alimentos.

Sin duda, los avances en temas de hambre son importantes, pero no podemos olvidar la otra cara de la malnutrición: el sobrepeso y la obesidad. El informe muestra que, para el 2019, el sobrepeso en niños y niñas menores de cinco años es de 10.8%; y para mayores de 18 años, de 36.4%. Mientras que la obesidad en mayores en 18 años alcanza los 35.3 puntos porcentuales.

Este año 2022 nos trajo cifras de esperanza para Panamá, pero de igual manera nos recordó los grandes desafíos que persisten y la imperativa necesidad de adoptar medidas urgentes de educación alimentaria y nutricional en la población.

No podemos bajar la guardia. La crisis alimentaria actual nos seguirá afectando a todos los países, así que hoy más que nunca debemos seguir trabajando de manera articulada, todos los sectores e instancias, por garantizar alimentos sanos y nutritivos para todas y todos.

Coordinador de FAO para Mesoamérica y Representante en Panamá
Lo Nuevo
comments powered by Disqus