• 23/03/2024 00:00

De jornada laboral y salario mínimo

Una campaña política puede (o tal vez debe) ser un espacio para que podamos discutir algunas cosas seriamente. La jornada laboral y el salario mínimo son cuestiones que deben ser evaluadas con detenimiento y no tomarse a la ligera [...]

Durante el último debate entre los candidatos presidenciales se dio una situación jocosa cuando el señor José Gabriel Carrizo intentaba explicar su propuesta de modificar la jornada laboral, no en cuanto a la reducción de horas de trabajo semanales, sino en cuanto a los días laborables. Según su propuesta, los trabajadores laborarán diez horas en cuatro días a la semana. De esta manera (i) no se afecta el ingreso del trabajador, (ii) el trabajador tendrá un día libre adicional, lo cual (iii) impactará positivamente su calidad de vida. Posiblemente, para no pocas personas, estas consecuencias inmediatas hacen suficientemente atractiva la propuesta.

Posterior a su desliz aritmético, el señor Carrizo fue más explícito: reiteró su propuesta, enfatizando que el salario mínimo sería de mil balboas mensuales. Sin embargo, hasta ahora el núcleo de la propuesta no ha tenido mayor relevancia, salvo por los memes que ha generado la multiplicación 4 x 8 = 40.

Una campaña política puede (o tal vez debe) ser un espacio para que podamos discutir algunas cosas seriamente. La jornada laboral y el salario mínimo son cuestiones que deben ser evaluadas con detenimiento y no tomarse a la ligera, y pienso que estamos perdiendo una oportunidad valiosa, al dirigir la mirada hacia algo banal: el desliz del candidato en el debate. Carrizo podrá ser muchas cosas, pero un lapsus mentis no lo convierte en tonto.

Obviamente, se puede pensar que esa propuesta de Carrizo es pataleo de ahogado, pues es poco probable que gane las elecciones. El punto, sin embargo, no es ese. Más bien, debemos aproximarnos críticamente a las propuestas, y preguntarnos si son realistas, qué consecuencias prácticas tendrían, económica, social, cultural, laboralmente, en caso de implementarse. Señalo esto porque si fuesen realistas o viables - bajo el supuesto de que el PRD pierda, como parece que ocurrirá -, ¿podrían ser implementadas por quienquiera que gane las elecciones, aunque ahora no haya hecho tal propuesta?

Sobre la reducción de días laborables una consecuencia inmediata es que los trabajadores del sector público laborarían cuatro días semanales solamente, asimismo, los trabajadores del sector privado trabajarían cinco días a la semana. ¿Es esto deseable? ¿Cómo se reorganizarían la administración pública y las empresas? ¿Qué impacto tendría este cambio sobre la productividad y la eficiencia?

En cuanto al tema salarial, la propuesta origina múltiples interrogantes. En Panamá no existe un salario mínimo, más bien depende de la actividad económica y región. De modo que no queda claro si los mil dólares se refieren al promedio (el actual es de B/. 683.80), o a que ese monto es el mínimo que un trabajador, independientemente de la actividad y región, sea del sector público o privado.

Bajo el supuesto de que aplique al sector privado, no deja de ser curiosa la propuesta, si se tiene presente que durante las discusiones para el ajuste al salario mínimo el sector que representa a los trabajadores ha insistido de manera reiterada en que los salarios en Panamá son bajos; en ese sentido, dirigentes sindicales han argumentado que el salario mínimo (supongo que promedio) debe ser de B/. 1500.00 mensuales, pero - en la práctica - los ajustes suelen ser poco significativos porcentualmente. Entonces, ¿cómo - de pronto - se señala un ajuste al salario mínimo de B/.1000.00? ¿Qué consecuencias tendría sobre la economía nacional tal ajuste? ¿Es una propuesta sensata o un acto irresponsable y/o desesperado de su proponente?

Ojalá que el candidato Carrizo fuese más explícito en su propuesta, porque - como se ha lanzado - origina más preguntas que respuestas.

El autor es abogado y docente universitario
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