• 18/07/2022 00:00

Dilema existencial, la paz o veleidades expansionistas

La prevención de conflictos debería marcar el norte en la brújula estratégica que oriente los debates en Naciones Unidas para superar los umbrales de temores apocalípticos ante la reedición de la guerra fría.

La prevención de conflictos debería marcar el norte en la brújula estratégica que oriente los debates en Naciones Unidas para superar los umbrales de temores apocalípticos ante la reedición de la guerra fría. Hoy más que nunca, cuando peligra la sobrevivencia humana, es imperativo recurrir a la diplomacia preventiva inspirada en la coexistencia pacífica como facilitadora de opciones equilibradas para lograr la estabilidad internacional y la gobernanza global.

La OTAN definió en junio pasado el Concepto Estratégico como nueva orientación de la defensa colectiva transatlántica para la próxima década, en una declaración de 22 puntos, identifica a Rusia como amenaza directa a la seguridad, la paz y la estabilidad euroatlántica y a China como “Rival sistémico” a los intereses, valores y seguridad de los aliados. Dichos peligros estratégicos, en la visión de 360 grados identifica también amenazas híbridas, cibernéticas, económicas y proyecta su incidencia global hasta el Indo-Pacífico. Esta manifiesta exhibición de fuerza europea, revela la falta de autonomía estratégica ante la dependencia defensiva de Estados Unidos y la dependencia energética del gas ruso.

La creciente carrera armamentista se expresa en el acordado aumento de presupuestos militares de los aliados, la Alianza busca afianzarse de manera definitiva como una organización de seguridad global, lo que presagia un horizonte de incertidumbre, precisamente cuando la declaración final de la OTAN no hace mención a mediaciones ni a negociaciones, por lo que el conflicto ucraniano se proyecta como una guerra de desgaste a largo plazo, que afectará la producción en los graneros del trigo y fertilizantes, con impactos en la crisis alimentaria y energética mundial.

Las prioridades de la alianza estratégica conllevan innovaciones bélicas y al aumento del pie de fuerza en Europa del Este, con incentivos económicos a la industria armamentista. Un momento histórico, en que se rescata la universalidad unipolar elaborada en el pensamiento estratégico de Zbigniew Brzezinski, inspirado en John Mackinder un teórico de predicciones geopolíticas del poder hegemónico, quien sostenía: "el que controla el corazón de Asia controlará el mundo", donde Ucrania figura como pivote clave para impedir que Rusia se convierta en una potencia central.

Sin duda alguna, el control del corazón de Eurasia sigue como referente en la Geopolítica moderna, análisis compartido por Henry Kissinger, firme defensor de la Realpolitik, cuyas ideas aún influyen en los gestores occidentales, quienes promueven como única opción universal los valores de la democracia liberal y la economía de mercado, alimentando a su paso veleidades expansionistas que rebasan las realidades internacionales.

Hasta el presente la guerra limitada librada en Ucrania ha evitado una intervención militar directa o el cierre del espacio aéreo para evitar un conflicto directo con Rusia. Pero no puede descartarse, que los propósitos disuasivos de la batería de sanciones y el suministro de armamentos sofisticados, (más gasolina al fuego) podrían contribuir a la escalada del conflicto agravando el sufrimiento de la población civil.

La doctrina militar del Pentágono basada en la superioridad de la Alianza Atlántica coincide con la premonición de Samuel Huntinghton, quien advierte sobre inminente “Choques entre civilizaciones como la mayor amenaza de la paz mundial y el orden internacional establecido”. Pareciera que Occidente sigue inmerso en el cambio de ciclo histórico cuya atención desborda el continente europeo hasta alcanzar a China.

A mi entender existen dos lecturas, la de los optimistas que consideran que Alemania, la locomotora industrial de la economía europea puede desprenderse fácilmente del gas ruso buscando suministros alternativos y la de los escépticos, quienes advierten una gran recesión si la economía alemana se viera impactada por el corte del combustible ruso, del que depende en un 55 por ciento. El efecto bumerang generaría una grave recesión con efectos dominó sobre la economía europea, lo que llevará a las clases populares golpeadas con la crisis y al movimiento antibélico a presionar por apertura de espacios de negociaciones de un alto al fuego a un conflicto que parece insostenible.

La sociedad internacional enfrenta uno de los momentos más peligrosos de la historia con la reedición de la guerra fría, por ello es necesario valorar lecciones olvidadas de un pasado doloroso, concitando a la reflexión constructiva. Las nuevas generaciones deben conocer acontecimientos dramáticos de una época, que puso en vilo a la humanidad. Los efectos desbastadores de Hiroshima y Nagasaki, la crisis de los misiles de 1962, la tragedia nuclear de Chernóbil y los ensayos nucleares de Corea del Norte, de tal suerte que podamos sensibilizarlos frente a las incertidumbres del mundo actual.

Precisamos retomar los postulados de la Carta de Naciones Unidas para forjar una conciencia pública antibélica, que promueva soluciones diplomáticas en la búsqueda de puntos convergentes para alcanzar la estabilidad internacional, la cual está bajo permanente amenaza por guerras preventivas y de desgastes, que conllevan a pérdidas de vidas humanas, destrucción de infraestructuras y oleadas de desplazamiento de la población civil.

En su contexto, la diplomacia panameña cumple su tradicional posición de ser punto de concertación y convergencia del diálogo hemisférico tanto político, económico, migratorio y ambiental, privilegiando soluciones pacíficas y la proscripción de uso de la fuerza. Un enfoque diplomático preventivo para consolidar una sociedad internacional, en la que prevalezca la multipolaridad fundamentada en la igualdad jurídica de los Estados como norma imprescindible de convivencia universal.

En momentos, que la emergencia sanitaria no termina y la paz se encuentra en una proverbial encrucijada, es un imperativo recurrir a mediaciones con credibilidad para encausar salidas negociadas en el ámbito político ante la pasividad diplomática de Naciones Unidas; mientras que en el orden moral la Iglesia Ortodoxa rusa (con influencia en Kiev) y el Vaticano están llamados a llenar espacios de esperanza.

La sociedad internacional se enfrenta al dilema existencial de privilegiar la paz sobre veleidades expansionistas, fortaleciendo el sentimiento antibélico para frenar la proliferación de armas nucleares, químicas y bacteriológicas ante las imprevisibles consecuencias para la humanidad.

Consejero Político de la Embajada de Panamá en España
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