• 21/10/2023 00:00

Hamas y la tragedia de Gaza

Hamas constituye una organización política, paramilitar, islámica, sunní y antisionista [...]

Hamas en lengua árabe significa valentía, pero en hebreo esa misma palabra tiene el significado opuesto de violencia, diferencia semántica, lingüística e ideológica que paradójicamente resume sucintamente el contenido dramático de esa tragedia humana que viven y sufren los palestinos actualmente dentro de la Franja de Gaza.

Como en toda historia trágica literaria, sus principales protagonistas han incurrido en errores fatales, provocándose mutuamente no solo compasión y miedo, sino además ofensas y desafíos, que siempre terminan mal, o en su inevitable y eventual destrucción en esa literatura de tragedias tanto clásicas como modernas, desatando después pasiones e indignación entre sus simpatizantes o detractores. En la cruda realidad de la tragedia de Gaza, el Movimiento de Resistencia Islámica (Harakat al-Muqáwama al-Islamiya), de cuyas siglas en árabe HMS proviene su acrónimo y nombre, Hamas constituye una organización política, paramilitar, islámica, sunní y antisionista. Fue fundada en 1987, originalmente para fines benéficos y religiosos bajo el nombre de “Ala Palestina de los Hermanos Musulmanes” por el jeque y líder espiritual palestino Ahmed Yasin, víctima en 2004 de un asesinato selectivo ejecutado por la Fuerza Aérea de Israel.

Lo interesante es que Hamas, inicialmente apoyada por Estados Unidos y su aliado Israel por ser un rival al entonces mal visto Yasser Arafat y a su partido Fatah, desde su fundación formó parte importante del marco de identidad palestina y de su supervivencia como pueblo y nación, ante la necesidad de su autodeterminación e independencia. Esta aspiración surgió como respuesta a la indiferencia mundial a su sufrimiento y descuartizamiento, luego del inconsulto Plan de Partición de Palestina impuesto por las Naciones Unidas a través de su Resolución No. 181 de 29 noviembre de 1947, sin tomar en cuenta la opinión o anuencia de sus ocupantes desposeídos palestinos.

Por eso, el surgimiento posterior de una conciencia palestina tiene mucho que ver con esa pequeña y alargada franja de tierra (41 km de largo y entre 6 y 12 km de ancho) resultado del desmembramiento inconsulto del territorio palestino que hoy constituye Gaza, en hebreo Retzu'at 'Azza, con sus 360 km2 y los más de dos millones de habitantes, allí apiñados estrecha e inhumanamente.

La antigua zona del canal medía 1,432 km2 con una población que nunca excedió más de 50 mil, entre civiles y militares. La Franja de Gaza sigue bajo estricto control israelí, sujeta a un bloqueo militar, cuyo ejército ha impuesto una tierra de nadie de 500 metros de ancho dentro del propio territorio gazatí, a todo lo largo de los 51 km que lindan con el suroeste de Israel, quitándole 29 km2 adicionales a sus habitantes. Además, desde 1967, Israel controla sus espacios aéreos y marítimos, sus fronteras, sus exportaciones e importaciones, sus impuestos, su suministro de agua, electricidad, telecomunicaciones y demás servicios vitales, controles que restringen en gran medida su democracia y desarrollo económico, social, cultural y político.

Otro hecho contribuyente a la “monumental injusticia a los palestinos” para usar las palabras del eminente historiador israelí Avi Shlaim (ver su obra Israel y Palestina) es la legítima preocupación por la integridad y seguridad territorial de Medinat Yisrael (Estado de Israel), sin olvidar o minimizar el desplazamiento forzoso y masivo de palestinos de sus tierras ancestrales que suman millones desde 1948, tragedia llamada al-Nakba (catástrofe) por ellos.

El Israel moderno tiene sus orígenes en las ideas sionistas de Theodor Herzl (1860-1904) y su Organización Sionista Mundial (1897) y en las raíces bíblicas de Eretz Yisrael (Gran Israel) que incluye los territorios hoy designados como Gaza y Cisjordania, supuestamente parte de Dawlat Filastin (Estado de Palestina), denominados por Naciones Unidas “Territorios Palestinos Ocupados” al estar controlados por Israel. La debilidad palestina, ante la preponderancia de Estados Unidos e Israel, es palpable en esos territorios ocupados, tan visible como los innumerables asentamientos judíos establecidos en Cisjordania (Ezór Yehudá VeShomrón para los israelíes).

Es hora de transformar esta tragedia de Gaza en un mejor destino para sus habitantes, sin un terrorismo fanático y ciego para hacerlo realidad.

Exfuncionario diplomático
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