• 17/07/2023 00:00

De parte de don Justo

“Sigamos el pensamiento de don Justo. Estamos a tiempo. Solo nosotros podremos enderezar la torcedura de nuestro presente”

Dijo nuestro ilustre gran hombre, el Dr. Justo Arosemena: “Los votantes necesitan desplegar toda su honradez para resistir el embate de los partidos y no deben adoptar nunca otra guía que su convencimiento de los méritos de los ciudadanos que han de elegir”. Y aquí estoy tecleando otra vez, motivada por el pensamiento de don Justo, que expresa con tanta claridad la conducta que nos evitaría los sinsabores de la decepcionante política tal como la practican, con variados recursos, los que persiguen el poder. Y es que está visto que el embate de los partidos ha logrado anular en muchos votantes la necesaria honradez que señala el ilustre prohombre que brilla en nuestra historia. El arranque político y politiquero (dicho así, despreciativamente), deja ver ya lo que tendremos hasta pocas horas antes del 5 de mayo de 2024. ¿Y por qué esta temprana desazón, si falta casi un año para las elecciones de 2024, que se supone nos traerán mejores días? El cuadro de candidatos está algo definido; aspirantes a presidente, diputado, alcalde y representante de corregimiento ya empezaron a sacar su amor y preocupación por los pobres, los ancianos, enfermos, los “sin techo”, etc. En fin, los ignorados que en nuestro Panamá son miles y miles. Así, ya están los que aspiran, y también los que no expiran políticamente, rémoras del poder que enriquece y que persiguen con pasión, pese a lo vergonzoso de su trayectoria.

Ante candidatos “tirando paso”, besuqueando, y lo acostumbrado, ¿puede alguien imaginar a aquella excepcional política y respetada alemana, Ángela Merkel, repartiendo “sauerkraut” de casa en casa, o al imperturbable Putin bailando una polka y repartiendo “blinis” (pastelitos) cerca de la Plaza Roja? Pues acá, en nuestro tropical país, es fórmula que por inmadurez política o deterioro de nuestra honestidad da buen resultado a los candidatos el besuqueo, la abrazadera y repartición de bolsas de comida, hojas de zinc, bloques de cemento y promesas y más promesas. Pero, lo hemos visto, una vez en el poder se ocupan más del ya conocido “¿qué hay pa'mí?”. Y no cambian ellos y tampoco nosotros.

Hace unos años (de ingrata recordación), a un candidato le resultó bien caminar en los zapatos de pueblo como chichero, bailarín, brinca-colchón, raspadero, etc.; pero después se despojó de las zapatillas y ya vimos cómo resultó el cambio. Y así, entre “juntas de embarre”, comedera de fritangas en fondas, bailadera, etc., llenan de ilusiones a un pueblo ingenuo necesitado de esperanzas. ¿Estoy equivocada si espero, en vez de gestos de cariño, que los políticos aspirantes me digan cómo, con qué y con quiénes van a resolver los cientos de problemas que nos agobian, innecesario mencionarlos porque son nuestro pan de cada día? Recientemente he visto halagüeños informes sobre nuestra situación económica, recuperación en ciertas actividades, etc. ¡Maravilloso! Pero mal repartida, porque cada día veo más indigentes, más ancianos, jóvenes, menores de edad, mujeres, algunos con discapacidad, vendiendo caramelos, frutas, agua, mafá, etc. Y ni qué decir de la delincuencia.

Se nos ofrecen candidatos claramente carentes de méritos para aspirar a los cargos, algunos sin calidad moral; los hemos visto en diferentes períodos presidenciales, y decepcionante que les dimos el voto. A su vez, los partidos no desechan a estos candidatos “churú” (grano de arroz con cascarilla, que debe desecharse antes de la cocción- Diccionario del Español en Panamá de Margarita Vásquez Q.). ¿No es acaso nuestra aspiración que los que toman las riendas del país deberían ser honestos, inteligentes, dispuestos a acompañarse con los mejores colaboradores; con decisión para ejercer la autoridad con imparcialidad? Pero encerrados en burbujas de autocomplacencia, se rodean de aduladores que pintan color de rosa la gris realidad de su gestión, los fracasos, lo incumplido. Y nosotros, que vemos partidos y candidaturas a las que se les ven las verrugas de la corrupción; que sabemos que nos llevarán al despeñadero, porque su razón de ser es mantener su porción del pastel, la protección de sus intereses particulares, el refugio contra la justicia que los persigue, ¡los patrocinamos con nuestro voto! Y qué decir de candidatos a diputado tan añejos en sus curules que hasta huelen a bolitas de alcanfor. Se “invierten” millones en campañas publicitarias para embotarnos los sentidos y así vamos a las urnas, al degüelle electoral como ganado manso. Alguien dijo que cada pueblo tiene el Gobierno que se merece, pero ¡ojo!, escogido por nosotros. Repase usted su historial como votante. Allí se reflejará su grado de responsabilidad en la calidad de vida de la que tanto se queja. Sigamos el pensamiento de don Justo. Estamos a tiempo. Solo nosotros podremos enderezar la torcedura de nuestro presente.

Comunicadora social.
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