• 04/06/2022 00:00

A propósito de la etnia negra: ¿cuántos negros hay en Panamá? (I)

A inicios del mes de diciembre de 1998, se celebró en la isla de Bocas del Toro, la IV Asamblea Regional de la ONECA (Organizaciones Negras de Centroamérica) y a finales de mayo de 1999, se llevó a cabo en la ciudad de Panamá, el Congreso Anual de la Caribbean Estudies Association (CSA), organización que ha agrupado a investigadores y estudiosos del Caribe, EEUU, Sudamérica y Europa, especializados en la cultura y sociedades afrocaribeñas.

A inicios del mes de diciembre de 1998, se celebró en la isla de Bocas del Toro, la IV Asamblea Regional de la ONECA (Organizaciones Negras de Centroamérica) y a finales de mayo de 1999, se llevó a cabo en la ciudad de Panamá, el Congreso Anual de la Caribbean Estudies Association (CSA), organización que ha agrupado a investigadores y estudiosos del Caribe, EEUU, Sudamérica y Europa, especializados en la cultura y sociedades afrocaribeñas.

Era previsible que en estos escenarios volvieran a aflorar problemas como los de identidad, reconstrucción étnica o rescate del patrimonio cultural de las comunidades negras del Caribe insular y continental, así como la discusión sobre parámetros a partir de los cuales deberían abordarse, responsablemente, temas tan sensitivos como la discriminación racial, exclusión y marginación de amplios sectores de la población afrocaribe del área. El diseño de un plan de acción estratégico para hacerle frente a esta problemática era un objetivo político esperado a corto y mediano plazo.

En este sentido, convendría recordar la agenda del Seminario Regional sobre Desarrollo y Sociedad en el Atlántico Centroamericano (Costa Rica, 1986) auspiciado por la Confederación Universitaria de Centroamérica (CSUCA). Este evento giró en torno al carácter multiétnico y multirracial del Atlántico continental centroamericano, caracterizado fuertemente por la presencia de la cultura afrocaribeña, y su relación con los procesos de desarrollo y participación social y política en el área durante las décadas del 60 y del 80. Aunque el tema de la identidad fue el concepto central del evento, uno de los tópicos que se discutió con especial interés fue el relativo al peso específico de la población afrocaribeña en la zona, tanto en términos políticos como demográficos. Desde entonces, identidad y población han sido temas recurrentes en los encuentros de la Diáspora Negra en las últimas tres décadas.

La preocupación por el “¿cuántos somos?” obedeció a una clara motivación práctica y política: medir la capacidad de convocatoria de grupos de base organizados para la lucha contra las prácticas discriminatorias en el marco de un proyecto regional de incorporación de integración nacional de grupos étnicos marginados.

En este sentido, la identificación de las áreas de influencia afrocaribeña en el Atlántico y su relativo peso demográfico no pareció, en principio, ser un gran problema. En Guatemala, las áreas de influencia negra han estado claramente definidas: Puerto Barrios y Livingstone. Belice, a pesar de su composición multirracial, es una zona cultural indiscutiblemente afrocaribeña y garífona. Las islas de la Bahía, La Ceiba, Puerto Cortes, Tela y San Pedro Sula, constituyen los centros más importantes de asentamiento de la población negro-garifona en la costa atlántica de Honduras. Bluefields y sus áreas de influencia, que se extienden hasta la Mosquitia, son el principal núcleo de concentración afrocaribe en Nicaragua. En Costa Rica, fue un hecho conocido que, hasta mediados del siglo pasado, la población negra estuvo virtualmente retenida en el área portuaria de Limón.

El problema asume otras formas cuando se llega a Panamá. En primer lugar, el área de influencia cultural negra no ha estado concentrada en un solo espacio geográfico, en este caso el litoral Atlántico, sino que se encuentra distribuida discretamente en diferentes zonas y regiones del país. Esta situación, de hecho, complica cualquier análisis de los procesos de identidad y de construcción y reconstrucción étnica en Panamá, por lo menos, desde el punto de vista del grado de influencia caribeña en la cultura negra del país, particularidad que nos diferencia del resto del litoral atlántico centroamericano. Continúa...

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