• 26/08/2010 02:00

‘El queso que todos quieren morder’

No entiendo cómo un empresario honorable, como es Felipe Rodríguez, apoya la compra propuesta de los corredores. El 22 de agosto, en rad...

No entiendo cómo un empresario honorable, como es Felipe Rodríguez, apoya la compra propuesta de los corredores. El 22 de agosto, en radio KW Continente, manifestó que en ella se respetan los derechos de los concesionarios mexicanos. Es verdad, pero no es toda la verdad: Omite el menoscabo de los derechos de los panameños bajo esos mismos contratos.

Cabe recordar que no estamos obligados a dicha compra. Pero aún ningún ministro ha explicado por qué él la aprobó en el Gabinete —dejando solo al presidente que negoció directamente lo que ya definió a La Estrella como ‘la mejor inversión que hará el Estado’.

Pero entender el problema tras la compra en sí no es tan complicado nada.

Estas concesiones son una especie de ‘leasing’. En ellas los mexicanos contrataron a proporcionarnos el uso de corredores, el que construirían sin cargo al Tesoro a punta de peajes cobrados (únicamente) a los usuarios de los mismos. Pero les fue mal: En su viveza calcularon mal sus ingresos frente a gastos de mantenimiento crecientes a un plazo larguísimo, el que quieren que asumamos ahora todos los contribuyentes.

A don Felipe sin duda le habrá ido mal en algún negocio propio, sin que el gobierno le sacara las castañas del fuego. Pero nuestro Gabinete pretende pagar $1070 millones por vías que costarían $420 millones hacer nuevas hoy. No o bstante, como lo único transparente en el Gabinete actual es su alergia a la rendición de cuentas, el ministro de Obras Públicas no osa justificar en público éste sobrecosto de $650 millones. El ministro de Economía y Finanzas a.i. inclusive se congratula (La Estrella 22 agosto 2010) de que solo ‘representa el 57% del valor de rescate administrativo’ (como si no nos saliera muchísimo más barato dejar las concesiones tal y como están).

La política oficial de brindar información solo a cuentagotas nos obliga a acudir a fuentes externas para saber qué pasa en Panamá. Y un día antes de anunciarse este rescate administrativo innecesario (26 de marzo 2010), en Beijing, ‘El Pueblo’ reportó: ‘Panamá está de moda entre los inversionistas del gran capital, porque... se ha convertido en el queso que todos quieren morder para saborear ganancias seguras’. Posiblemente en China conozcan de la tradición mexicana.

Una explicación más caritativa sería que el Gabinete prefiere descapitalizar nuestras jubilaciones de un solo porrazo, para adelantarle a los mexicanos las ganancias que hubieran obtenido hasta vencer la concesión PYCSA en 2093. Para ICA, el mordiscón del gran total es el más pequeño. Los $275 millones en efectivo (más $145 millones in re: bonos) contrastan con los $256 millones en que estuvo la liquidez del más grande conglomerado de México en ingeniería, construcción y ‘procuración’ (sic) al 31 de marzo 2010. Durante los últimos dos años aquel gobierno viene recortando drásticamente el monto de las obras de infraestructura en que se especializa dicha empresa. No cabe duda de que es una empresa muy seria y muy bien manejada. Pero capear semejante temporal no es fácil. Ya el año pasado recurrió muy exitosamente al mercado de capitales interno de México. El acceso a los capitales norteamericanos, que conocen bien a don Bernardo Quintana a través de su posición en la junta directiva de la revista financiera nuevayorkina Forbes, depende mucho del grado de inversión que otorguen las calificadoras internacionales. El pasado 15 de julio comentaba Standard & Poor’s sobre el Grupo ICA que ‘una generación de flujo de efectivo operativo libre positivo detonaría una acción positiva sobre calificación’.

Como parte de esta ‘compra’, nuestro Gabinete lanzaría a los Quintana Kawage el salvavidas que necesitarán nuestros propios jubilados en los mares turbulentos que se atisban, ahora que el gobierno duplicará nuestra deuda pública para financiar los $13600 millones de proyectos programados durante su quinquenio.

Don Felipe sabrá comprender que, cuando Standard & Poor’s dice que los contratos han de respetarse, también se refiere a su predicibilidad sobre los derechos de toda parte contratante.

*TRADUCTOR Y EX ADMINISTRADOR JUDICIAL DE PYCSA PANAMÁ, S. A.

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