• 19/12/2023 14:40

Recuperando la confianza: Un imperativo para la paz social

Como sociedad y país, el verdadero desafío radica en la necesidad de reconstruir la confianza entre los ciudadanos

Panamá enfrenta un desafío crucial: encontrar caminos hacia la reconciliación y la unidad que nos permita un clima de crecimiento, prosperidad y mejor calidad de vida. Las calles cerradas, las protestas y la discordia revelaron grietas profundas en el tejido social, y la clave para superar esta crisis radica en la restauración de la confianza perdida.

La concesión minera desencadenó un gran descontento, situación agravada por la inconformidad generalizada con el gobierno y grupos de izquierda que abrazaron la causa como excusa para imponer medidas arbitrarias para promover agendas ideológicas que de otra forma no prosperarían. Esto, agravado por el oportunismo de los radicales de izquierda, ha logrado avances en su finalidad de fragmentarnos como sociedad.

El llamado al diálogo se imposibilita por la ausencia de liderazgo. La falta de una figura o institución de confianza agrega un nivel adicional de complejidad a la situación. El gobierno carece de la misma, y es aquí donde debemos mirar más allá de las estructuras gubernamentales y explorar el potencial de las instituciones civiles, religiosas y académicas verdaderamente representativas y sin intereses políticos, como canalizadores del diálogo constructivo, pese a que los sectores radicales no tardarán en señalar y descalificar cualquier figura ajena a ellos, pues su posición extrema justamente descansa en dicha práctica, y por ello es importante no caer en su estrategia destructiva.

Como sociedad y país, el verdadero desafío radica en la necesidad de reconstruir la confianza entre los ciudadanos. Gracias al discurso oportunista de grupos radicales, la armonía social se ha visto afectada y plagada de un resentimiento inmerecido; se “odia” a quien ha sido exitoso en sus estudios y trabajo, cuando antes era una fuente de inspiración. Se señala como “corrupto” a todo el que no pertenece a su grupo. De ninguna manera pretendo defender la corrupción. Quien ha incurrido en la misma debe pagar las consecuencias y esto es un paso necesario y urgente para mejorar nuestro país.

Recuperar la confianza es una tarea que requiere la participación activa de cada individuo. Fomentar el respeto por la diversidad de opiniones, practicar la empatía y escuchar de manera genuina son pasos esenciales para restaurar la armonía social. Nos corresponde buscar puntos de consenso que nos unan como sociedad, más que remarcar las diferencias, y que nos den metas en común hacia las cuales trabajar en conjunto. Estoy seguro de que la amplia mayoría aspiramos a un país sin corrupción, a una gestión pública eficiente y participativa, a un sistema educativo de mejor calidad, a un sistema de salud integral y preventivo, solo por mencionar algunos.

La confianza no puede imponerse; debe ser cultivada a través de acciones individuales que den paso a acciones colectivas que demuestren un compromiso real con el bienestar común. Esto implica un voto a conciencia, sin “regalar” votos en plancha por un jamón, una transparencia genuina en la toma de decisiones propias, para exigir lo mismo a gobiernos locales y central, una rendición de cuentas efectiva y un esfuerzo constante por abordar las preocupaciones legítimas de la sociedad con participación ciudadana en la supervisión y seguimiento de la gestión pública.

El restablecimiento de la confianza se erige como un primer paso para edificar una sociedad más sólida y unida que nos permita crecimiento económico y una mejor calidad de vida. Es imperativo mejorar la confianza entre nosotros como sociedad, y en las diversas instituciones que nos representan. Esta es la moneda de cambio más valiosa que nos permitirá avanzar en fines comunes y que las empresas vuelvan a tener confianza suficiente en el país para realizar sus inversiones, y así alcanzar una paz social duradera.

El autor es socio y miembro de la directiva de APEDE .

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