Una persona honesta, un líder, un estadista...

Lo más importante, lo primordial, que se puede aspirar sobre la persona que llegue a ser la candidata perfecta a la Presidencia de la República es que sea honesta, de allí que tenga la personalidad, las cualidades que le conviertan en líder, en estadista, o simplemente en una buena guía del Gobierno. Alguien que diga la verdad, que no prometa lo que no puede cumplir y que no se escurra entre las sombras cuando comete un error, echándole la culpa a otros de sus fallas u omisiones. Estamos más cerca de las próximas elecciones que de las pasadas, y son solo excusas lo que seguimos escuchando de lo que no se hace por lo que hizo o no el Gobierno pasado, eso no lo podemos querer para el quinquenio 2019-2024; que se investigue, si se debe hacer, pero que el país y todos sus componentes avancen. Los precandidatos se multiplican, ojalá no busquen solo distraer, dispersar las intenciones de voto de los electores; se requieren planteamientos serios que aún no se escuchan ni leen, mucho menos.