• 23/03/2016 01:00

‘Je suis Bruxelles'

La herida infligida en Bruselas, lo es a todo hombre y mujer amante de la paz

Los terribles atentados de ayer en Bruselas reafirman —una vez más— que frente al terrorismo no hay religiones, nacionalidades ni ideologías políticas; hay una humanidad toda que sufre ante crueles sangrías que igual matan, horrorizan y esparcen dolor en Susa, Uagadugú, Ankara, Estambul o Paris. Las reacciones de solidaridad de Gobiernos, organizaciones y ciudadanos del mundo entero emergen como nota de esperanza y confirmación de que no van a obtener los violentos sus objetivos amedrentando a la humanidad. El reto es comprender que la herida infligida en Bruselas, lo es a todo hombre y mujer amante de la paz, que quienes perpetran estos atroces atentados aspiran a que dejemos nuestras rutinas y vivamos compelidos por el miedo. Con la conciencia clara de estas realidades, será más fácil enfrentar estas matanzas que no hay forma de explicar y que debemos condenar con firmeza. También hay que señalar como inaceptables las declaraciones del precandidato presidencial del Partido Republicano en los Estados Unidos, Donald Trump, quien ayer, en un acto de burdo electorerismo, propuso que se use la tortura o tratos crueles —ahogamiento simulado— para obtener de los terroristas información rápida. El señor Trump no se da cuenta de que eso es exactamente lo que pretenden quienes cometen estos actos de barbarie, que la sociedad se convierta en un espejo de ellos. ¡Qué infortunado comentario en tan triste momento!

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