• 01/03/2016 01:00

El segundo día de clases

Queda claro que el protocolo es muy capaz de superar las realidades existentes, en un sistema educativo que requiere amplia atención

Después del glamour que siempre despierta el primer día de clases en nuestro país, queda claro que el protocolo es muy capaz de superar las realidades existentes, en un sistema educativo que requiere amplia atención. Bastó apreciar el primer mensaje que la agrupación de profesiones hizo circular entre sus agremiados, muy temprano en la mañana. Su lucha, sostienen, es por ‘escuelas dignas para nuestros estudiantes' y ‘salarios dignos para nuestros educadores'. Es muy cierto aquello de que ‘sin luchas, no hay victorias'; pero, en materia educativa en Panamá, esas luchas pasan por alto la mejora en la calidad de la educación, que no solo consiste en tener mejores infraestructuras o docentes bien remunerados. ¿Cuántas de estas luchas han propugnado por un sistema educativo que vaya de acuerdo con los tiempos donde la tecnología ha superado con creces los arcaicos métodos de la enseñanza tradicional en todo el mundo, menos en Panamá? Aún no vemos quién pretende o se atreva a liderar esta lucha de parte de los educadores; no se aprecian ni se conocen señalamientos concretos en relación con la imperiosa necesidad de que Panamá alcance en su educación pública niveles de excelencia, acordes con lo que exige su mercado laboral. Antes que expresar mensajes predispuestos a la ‘lucha para vencer', a quien se debe vencer es a un sistema que no avanzó con el tiempo, porque ese tiempo se perdió ‘luchando' por mejoras económicas, justas, pero soslayando al sujeto y al objeto de la educación: el estudiante, que se ha quedado peligrosamente atrás frente a las necesidades que el país reclama para atender su proceso de desarrollo.

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