• 20/11/2016 01:00

Cuando el trabajo arduo no es suficiente para tener éxito

‘Realmente no entiendo qué sucedió, si la idea, el producto y la estrategia, eran buenos'

Con frecuencia escuchamos decir a muchas personas que tienen una idea de ‘negocio' o ‘producto' que les cambiará la vida, luego con el pasar del tiempo nos enteramos de que el emprendimiento tomó lugar y pasados unos meses o un año el negocio en cuestión quebró. Si le preguntáramos a cada uno de estos emprendedores qué salió mal, la mayoría culpará a factores externos, unos pocos a la falta de habilidades administrativas y quizá los más sinceros, con la mirada perdida, dirán: ‘Realmente no entiendo qué sucedió, si la idea, el producto y la estrategia, eran buenos'.

Según un estudio realizado por Fundes en abril de 2016, por cada 100 unidades económicas, 36 desaparecen en el primer año de operaciones y después de cinco años, esta cifra sube a 70, esta tendencia se observa más en los negocios de menor tamaño. Por ejemplo, en los de 0 a 2 personas ocupadas se encontró que cuatro de cada diez negocios mueren durante el primer año de vida y su esperanza de vida al nacer es de casi 7 años, sin embargo esta probabilidad decrece conforme las unidades económicas son más grandes y la esperanza de vida tiene un comportamiento creciente conforme aumenta el tamaño.

Esta situación nos lleva a pensar en lo que decía el economista John Maynard Keynes hace más de ochenta años atrás, quien manifestaba que la inversión privada dependía del temperamento sanguíneo del emprendedor, considerándolo como una lotería donde existían grandes probabilidades de fracaso, donde la interacción de habilidad y suerte es constante y el análisis costo-beneficio, muchas veces queda de lado, debido al ambicioso interés del empresario.

En una reciente investigación que hemos realizado a este tipo de empresarios, se sondeó la forma en que estos crearon o iniciaron el negocio, algunos revelaron que lo heredaron de la familia, otros porque los despidieron de una empresa grande o de Gobierno y con el dinero recibido de las prestaciones decidieron montar el negocio, en muy pocos casos revelaron que tenían el dinero producto de ahorros, pero no tenían la idea, pero igual arrancaron poniendo un negocio, otros se vieron en la obligación de ‘buscársela', pues la situación económica se les puso difícil y se les dificultaba conseguir empleo, por lo que no vieron otra opción que iniciar una actividad comercial y gran porcentaje revelo que habiendo aprendido un oficio en una escuela técnica (ebanista, mecánico, electricista, plomero, ensamblador de computadoras, entre otros) aprovecharon estos conocimientos para generar autoempleo.

Pero ahora me pregunto ¿hubo algún proceso de formación para ser empresario? Podemos deducir que no hubo tal formación y probablemente esta sea una de las explicaciones por las cuales este tipo de empresa fracasa en los primeros años. Con frecuencia las personas se aventuran a establecer un negocio sin conocer el medio a profundidad. Ustedes recordaran al famoso Charlie Chaplin, tuvo un gran éxito porque tenía un gran talento y empuje increíble, pero estas características eran alimentadas por sus ansias de aprender, continuamente se esforzaba en crecer y perfeccionar su arte, si queremos que un negocio crezca, tenemos que manteneros aprendiendo.

En primer lugar, el estudio revelo que el 80 % de las empresas encuestadas presentan mala administración de sus propietarios, lo cual está vinculado a la falta de organización interna, problemas de manejo de efectivo y no llevan un ordenamiento de la contabilidad. En este caso el objetivo del empresario es ganar dinero, desde un principio que, a nuestro criterio, es un error que puede llevar el negocio al fracaso. ¿Y dónde queda lo relacionado a los problemas de mercado? Muchos no saben cómo buscar clientes, promover sus productos, buscar segmentos de mercado, establecer alianzas que les permitan llegar a una mayor cantidad de consumidores.

Por otro lado, el acceso al crédito ocupó el segundo lugar en la problemática de la Pymes, este resultado encierra una aparente paradoja. Nuestro país cuenta con uno de los centros financieros más importantes de América Latina, ha de suponer que el tema de financiamiento no es un problema, el mensaje al parecer es que no se cuenta con un diseño adecuado de financiamiento para este tipo de empresa o que el problema radica en la mala administración de estos negocios.

Debido a la importancia que tiene este tipo de empresas por su aporte a la producción, comercialización y su capacidad de generar empleos con baja inversión de capital, consideramos que se hace urgente poner en marcha acciones que vayan encaminadas a ir corrigiendo esta situación, tales como: concentrarse en la capacitación y la educación continua del equipo directivo de estos negocios, potenciar que las empresas tengan una estructura de gestión real con puestos diferenciados y profesionales, abandonando definitivamente las estructuras donde toda la actividad de la empresa se desarrolle alrededor del propietario/empresario, lo que muchos casos limita las posibilidades de introducir técnicas y de utilizar criterios de dirección ‘más profesionales'. Igualmente la banca debe apoyar al fortalecimiento de los servicios empresariales como forma adicional de mejorar el acceso al financiamiento.

Tomemos como ejemplo Estados Unidos, la ‘Small Bussines Administration' que cuenta con una serie de centros de desarrollo empresarial que brindan consultoría y asistencia técnica, igualmente el caso de Taiwán que ha implementado una gama de servicios para dar asistencia a las empresas e identificar los instrumentos de financiamiento más efectivos para este tipo de negocios. Es evidente la necesidad de que la asistencia financiera vaya acompañada de una política de capacitación y asistencia técnica continua. Quizá estas acciones no constituyan la salida ideal para promover una mayor cantidad de empresa, pero estoy segura de que reducirán el nivel de mortandad de las ya existentes.

BANQUERA

Lo Nuevo
comments powered by Disqus