• 25/09/2013 02:00

Energías renovables y desarrollo sostenible

Reinaldo Rodríguez tiene un motivo para estar sonriente y satisfecho junto a su familia en su pequeña vivienda de madera en el medio del...

Reinaldo Rodríguez tiene un motivo para estar sonriente y satisfecho junto a su familia en su pequeña vivienda de madera en el medio del bosque en la comunidad de San Juan de Pequení, Chilibre en la cuenca del Canal de Panamá. Le han instalado al poblado paneles solares a las casas y a la escuela y ahora tendrán luz eléctrica para iluminar las noches selváticas.

En la región no hay acceso a energía, pues por aquí corren ríos que surten el lago Alhajuela, situado en el Parque Nacional Chagres. Los pequeños pueblos se pierden en la espesura vegetal y cotidianamente utilizan las vías hídricas para salir a hacer sus compras o se trabaja en los alrededores en faenas agrícolas.

La iluminación aquí en este núcleo rural se produce gracias a la intervención de un conjunto de instituciones y organizaciones, como parte del programa Alianza en Energía y Ambiente con Centroamérica (AEA) que forman los países de la región y República Dominicana, con el auspicio de los gobiernos de Finlandia, Austria y la Unión Europea.

Desde 2002, en la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo, se planteó como una necesidad mundial reducir la dependencia de los combustibles fósiles —uso del petróleo para la generación energética—. Esta tecnología tiene severos impactos ambientales y en el caso de los países más desfavorecidos, hace insostenible la inversión presupuestaria y por tanto, la economía.

Esta preocupación tiene su origen en los datos sobre la tendencia de un decrecimiento de los depósitos naturales del petróleo y, por tanto, una lógica subida en los costos de todos los productos que dependen de su conversión química y procesamiento. Éste ocupa lugares básicos en la industria, los servicios y el conjunto de actividades socioeconómicas del planeta.

La disminución del oro negro y de tal incremento de precios, es la base de una situación en los mercados internacionales. A su vez, constituye una de las causas del desmejoramiento en las condiciones materiales de los sectores más vulnerables al encarecer la generación tradicional de energía.

La AEA se forma al detectar los países de Centroamérica dicho síntoma y el desmejoramiento de su crecimiento por causas relacionadas con el desequilibrado ascenso en la facturación de sus costos energéticos. Gracias al financiamiento europeo, se inició la búsqueda de posibilidades y otros modos más baratos y limpios.

Markku Nurmi, ex ministro de Ambiente de Finlandia y uno de los más entusiastas de la iniciativa regional dijo ‘... si se quiere alcanzar un confiable desarrollo en las energías renovables, es necesario establecer un programa de cooperación’. Su visión echó raíces y durante diez años, ha avanzado con éxitos y el objetivo de promover la sostenibilidad en la región.

Las principales opciones han sido los sistemas fotovoltaicos y colectores solares en diferentes aplicaciones, geotérmicos (calor del fondo de la Tierra) y eólicos (aire), minicentrales hidráulicas, biomasa (leña, entre otros), biocombustibles (plantas que producen aceites o alcoholes).

Un balance de estos proyectos que superan los 150 casos en áreas rurales e indígenas y cerca de 25 en Panamá se hará en la capital del país en la primera semana de octubre, donde se reunirán en un foro los países para evaluar el trabajo y los alcances logrados con la aplicación de estas tecnologías.

El panorama ha cambiado en cada uno de estos lugares donde el calor del sol, el viento, las aguas, las plantas y hasta desechos animales y humanos, se constituyen en insumos para cambiar la cotidianidad. Ellos se insertan en la realidad comunitaria en un sencillo pero significativo esquema de productividad y crecimiento que aleja la pobreza.

PERIODISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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