Un arte panameño para la humanidad

Actualizado
  • 08/12/2017 01:05
Creado
  • 08/12/2017 01:05
Las técnicas artesanales del sombrero pintao, que han pasado de generación en generación, acaban de ser reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco

En la provincia de Coclé es donde mayormente se confecciona el sombrero pintao, una prenda utilizada en la indumentaria tradicional de faena, danzas y fiestas, tanto de hombres como de mujeres, considerada parte de la identidad criolla o mestiza de los panameños. En la confección de esta prenda, se plasma la habilidad de los artesanos para realizar tejidos laboriosos con fibras de diferentes plantas.

‘Esta nominación es algo importante. Espero que ahora se mantenga el precio del sombrero, antes bajaba mucho y le daban lo que querían a uno. Esto es un sacrificio muy grande'.

ARQUIMEDES RODRÍGUEZ

ARTESANO DEL SOMBRERO PINTAO

Las técnicas artesanales del sombrero pintao han pasado de generación en generación; sus referencias datan de los siglos XVIII y XIX y están asociadas a la elaboración artesanal de los indígenas de la región de Toabré, según datos del ministerio de Comercio e Industrias (MICI). Ahora, dichas técnicas acaban de ser reconocidas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

El pasado 6 de diciembre, Panamá ingresó por primera vez a la Lista Representativa de Patrimonio Inmaterial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) al recibir fallo favorable a la nominación de los ‘procesos vegetales y técnicas artesanales para el tejido de las crinejas, talcos y pintas del sombrero pintao' presentada por el Ministerio de Comercio e Industrias (MICI).

El fallo fue emitido durante la 12 sesión del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Inmaterial, que se realiza del 3 al 9 de diciembre en la ciudad de Jeju, República de Corea. Fue producto de un trabajo grupal entre las comunidades, artesanos, investigadores locales, entidades gubernamentales y liderado por el Proyecto de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial de Panamá del MICI, que preparó y presentó el expediente ante la UNESCO logrando la candidatura fuese aceptada en primera instancia.

Aunque es escasa la documentación sobre el origen de la técnica de confección y el uso del sombrero pintado, hay evidencias de que en la época de la Guerra de los Mil Días, ya se usaba la prenda, según comenta el investigador empírico coclesano, Ramón Cepeda. "La choleada de Victoriano usaba el sombrero de la región de Coclé; no era tan fino como hoy día, sino rústico, pero sí se usaba", comenta. Pero fue hasta el siglo XXI que se e dio su categoría.

Cepeda, quien fue una de las personas que partició en el proceso de investigación para el inventario, ha observado que los Ngöbe tienen un sombrero muy parecido al pintado, aunque se confecciona con un material diferente a la bellota, material prima principal del pintao.

Esta similitud y los talcos que usan en la vestimenta tradicional las mujeres y los varones de la etnia, similares a los del sombrero pintado, le hacen pensar a cepeda que el origen del sombrero pintao está relacionado con dicho pueblo indígena. "Yo defiendo esa versión. Valdría la pena que se investigue más", asevera.

UN PROCESO LABORIOSO

De sus 51 años, Arquimedes Rodríguez lleva 34 confeccionando el sombrero pintao. El oficio es una tradición familiar, pues él lo aprendió de su padre, cuando solo tenía ocho años, y éste lo había aprendido de su abuela.

Confeccionar un sombrero es un proceso muy complejo, según comenta el artesano. "Es muy cuidadoso y requiere mucho tiempo", apunta. La duración del proceso depende del número de las vueltas que lleve la prenda. "Me toma de una semana a dos meses y medio. El número de vueltas mínimo es siete, de ahí a 20", esclarece.

El proceso incluye el cultivo de las plantas, la obtención de las materias primas, trenzar las fibras y confeccionar las tres partes del sombrero: Plantilla, copo y ala. Hasta seis personas pueden estar involucradas en el procedimiento. En su residencia en La Pintada, Arquimedes confecciona la prenda junto a su esposa Janeth Mendoza. Los tres hijos, a quienes logró educar con su trabajo de artesano y agricultor, le ayudan un poco en sus ratos libres.

Primero, se deben obtener las fibras vegetales para preparar los talcos, pintas y crinejas del sombrero mediante procedimientos manuales, utilizando cinco clases de plantas (bellota, junco, chonta, pita y chisná) y lodo de ciénega. Los tejidos del sombrero pintao son totalmente artesanales, sin químicos ni fibras sintéticas.

Luego, los artesanos realizan manualmente los trenzados y talcos con distintos motivos, que según la tradición oral son diseños inspirados en animales y bejucos de plantas; también se elaboran las pintas.

Rodríguez realiza hasta dos sombreros al mes, en una buena época. Él es uno de los protagonistas del video de 10 minutos presentado ante la UNESCO, donde se visualiza todo el proceso de confección, las personas que dominan la técnica y la incidencia cultural alrededor de esta tradición.

UN TRABAJO EN EQUIPO

Inscribir una candidatura lleva un proceso complejo, que puede demorar más de dos años. "Primero llegamos a hacer un inventario de todas las manifestaciones que hay en esa comunidad; si vemos una manifestación que reúne las condiciones para ser candidatizada, entonces empezamos a dar las capacitaciones y a enseñarle a la gente por qué estamos allí, qué significa, qué listas hay. Depende de la comunidad aceptar y ponerse de acuerdo", expresa la coordinadora del Proyecto de Salvaguardia del MICI, Emma Gómez.

Si la comunidad decide llevar adelante el proceso, se comienza a recopilar un inventario para hacer la petición ante la UNESCO. Junto con el video donde aparece Arquimedes, debieron presentarse también una serie de elementos, que son requisito para la postulación, y que deben estar traducidos al idioma inglés. "Cuando se va a enviar una nominación, se incluye un consentimiento previo libre e informado de la comunidad; hay que mostrar fotos, firmas, notas y cartas de la gente, se llena un expediente con una serie de preguntas que la UNESCO incluye. También hay una serie de fotografías que deben enviarse", indica Gómez.

No solo se trata de levantar el inventario; la manifestación debe ser viable para que sea aceptada la nominación. "Se debe demostrar que existe lo que está ahí, y fundamentalmente, que la manifestación que se está enviando, muestra cohesion social en la comunidad, que tiene un significado, un símbolo, un proceso ancestral en su desarrollo. Si solo hay 4 o 5 personas que lo estén practicando, si no hay ningún compromiso del Estado y de la comunidad, entonces no tiene viabilidad", asegura Gómez.

Félix Correa, director provincial del MICI en Coclé, uno de los líderes del proyecto, explica que el mayor reto de todo el proceso fue ir al campo para ir a buscar la gran cantidad de artesanos que se dedicaban a eso, pero que no estaban registrados en el MICI. Comenta que el proceso de inventario por parte del MICI comenzó en 2013, el expediente se preparó en 2015 y la candidatura se presentó en 2016.

RETOS Y COMPROMISOS

El reconocimiento de la UNESCO, representa una satisfacción para los artesanos, pero también un reto y un compromiso.

"Para mí es una satisfacción muy grande, una alegría, porque es algo muy bueno para nosotros. Nunca me imaginé que lo que yo hacía iba a tener impacto mundial", revela el artesano Rodíguez, quien confiesa que en contra de su voluntad empezó el oficio como manera de sobrevivir, pero en el camino le fue tomando amor.

Opina que ahora deben hacer más esfuerzos para organizarse como gremio. "Hemos hecho el intento pero siempre fracasamos, sabemos que organizados es la mejor manera de mantener el mercado, un buen precio para el cliente y para nosotros, pero no todos piensan así", explica.

Correa también opina que los artesanos deben agruparse pues con la nominación habrá una mayor producción del sombrero. "Lo que viene es grande para ellos", insiste.

Otro punto a mejora, según Rodríguez, es que debe motivar a las nuevas generaciones. "La juventud no quiere casi hacer el sombrero, prefieren el salario de empresa porque la mayoría son profesionales", menciona. Para él, una solución es enseñar la técnica de confección en las escuelas. "Yo estoy dispuesto a trasmitir mis conocimeitnos para apoyar en eso".

Gómez dice que la nominación es un reconocimiento importante que da visibilidad ante el mundo para que se pueda impulsar la manifestación. "También abarca un compromiso de la comunidad y del Estado para no dejar caer esta nominación, que ahora no solo la defiende Panamá sino también el mundo porque está reconocida como de la humanidad", destaca.

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