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- 01/10/2016 02:00
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Los límites marítimos panameños en el Océano Atlántico se encuentran en una especie de indefensión, desde que el 19 de noviembre de 2012, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictara sentencia definitiva por el contencioso de límites sobre la frontera marítima entre Colombia y Nicaragua, que adjudicó a Nicaragua 75 mil kilómetros cuadrados adicionales de territorio marítimo en el Caribe suroccidental, sostiene Euclides Tapia, profesor de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Panamá.
Tapia alerta de que desde ese año y de forma automática, Nicaragua pasa a tener fronteras oceánicas con Jamaica y Panamá.
El profesor, que fue uno de los expositores en el seminario de actualización sobre la ampliación del Canal de Panamá, ‘Balance, Perspectivas y Retos para la República de Panamá', que se clausuró este viernes, explicó además que conforme al derecho internacional, el fallo es vinculante, a pesar de las objeciones formuladas por el Gobierno de Bogotá, por lo que le toca a Panamá interesarse por la situación actual de la frontera colombo-panameña en el Caribe.
TRATADO BOYD -LIÉVANO
Firmado entre Colombia y Panamá en 1976
La frontera consta de dos tramos en el Caribe y toma como referencia la isla de Malpelo .
Se delimita usando el principio de la línea media y la equidistancia.
‘La antigua frontera marítima (meridiano 82), defendida por Colombia se debe correr hacia el este (meridiano 79), a favor de Managua; acción que mutatis mutandis, significa que la frontera marítima existente entre Colombia y Panamá, basada en el Tratado Boyd-Liévano del 20 de noviembre de 1976, dejo de existir', indicó
Según su opinión académica, a la luz de los hechos, Panamá debe delimitar nuevas fronteras en el Caribe, tanto con Colombia como con Costa Rica.
Euclides Tapia sostiene que mientras los países vecinos han conseguido sellar las fronteras marítimas pendientes, haciendo alusión al reciente acuerdo entre Costa Rica y Ecuador, con la asistencia de Colombia, para las aguas del Pacífico, en Panamá han pasado dos gobiernos y cuatro años desde el fallo de la CIJ y no se adelanta ninguna iniciativa.
Tapia, autor del artículo ‘Panamá sin cercas en el Atlántico', señala que la ‘cambiante situación geopolítica' en el Caribe debe despertar la atención de las autoridades panameñas.
Aunque las convenciones internacionales de las que forma parte Panamá dejan bien establecidas las leyes del derecho del mar que aseguran el paso franco por las aguas de acceso al Canal de Panamá, una de las preocupaciones que recientemente valoró la sociedad panameña, las alianzas políticas que protagonizan los países vecinos deben también incorporarse a la ecuación de la zona, dijo el profesor.
El creciente interés de China en Nicaragua, y su proyecto canalero en ese país, y la innegable alianza entre Pekín y Moscú, son ‘nuevos elementos' en el Caribe que Panamá, insistió, debe tener en cuenta.
‘La evidente presencia de Rusia y China en el Caribe, adonde llegan a través de sus relaciones con Nicaragua, debe preocupar a Panamá, porque pueden ser nuevos elementos que intervengan a la hora de fijar los límites pendientes entre Panamá y Costa Rica', acotó.
También identificó como un signo de alarma la creciente militarización en Nicaragua, a propósito de lo que anuncian como una campaña contra el narcotráfico internacional, para lo que se apertrechan con armamento de alto calibre.
En ese sentido, Tapia indicó que los países del área deben reclamar el cumplimiento de los acuerdos de equilibrio militar pactados para mantener la tan apreciada paz en la región.