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- 25/11/2022 00:00

Las personas que ingresan a las cárceles panameñas, al cumplir su condena, se incorporan a la sociedad en condiciones psicológicas y físicas mucho peores de cuando ingresaron al sistema penitenciario.
“No están aptos para resocializar a los delincuentes, no solo por las condiciones infrahumanas, sino también por la corrupción del sistema“, señaló este jueves la periodista de investigación Marlene Testa en “Portada” de La Estrella de Panamá.
Testa se refirió en el programa a los detalles de la investigación que hizo para “La Decana” sobre el estado del sistema penitenciario nacional. Un trabajo que revisa a través de fuentes testimoniales y documentales las fallas del Estado en alcanzar el objetivo primario del modelo carcelario en Panamá: la resocialización.
“El problema es que cuando ese preso salga a la calle y su conducta no haya sido transformada después de su paso por el sistema, va a estar peor (...) eso tiene un impacto en la seguridad de nuestra sociedad”, apuntó la periodista, cuya quinta entrega se publica hoy.
Entre las dificultades que encontró Testa en su trabajo, hizo hincapié en la falta de cooperación de algunas autoridades en dar información, así como brindar datos que permitieran conocer más a fondo la crisis carcelaria.
Especialmente el problema con el ingreso en los penales de objetos prohibidos que van desde aparatos eléctricos y celulares, hasta cocinas, bebidas alcohólicas y armas de fuego. Una situación que de acuerdo con las fuentes consultadas por Testa, se entiende como parte de un negocio muy lucrativo dentro de los cárceles, que ocurre frente a las autoridades sin que se tomen medidas contudentes al respecto.