Estamos a tiempo para sacar al país de la violencia

El fiscal Primero Superior, James Bernard, se expresó en Debate Abierto esperanzado de que el país está todavía a tiempo para s...

El fiscal Primero Superior, James Bernard, se expresó en Debate Abierto esperanzado de que el país está todavía a tiempo para salir de la espiral de violencia en que se ha sumido durante los últimos 20 años. “Nos dormimos”, añadió, pero no podemos permitirnos el lujo de “llorar sobre la leche derramada”.

El jurista explicó como a partir de la década de los ochenta el país no solo vivió una crisis económica y política; la crisis llegó a estremecer todas las instituciones del Estado panameño, afectando, de acuerdo a su análisis, 4 elementos de socialización: en principio se refirió a la propia estructura familiar, que después de 20 años ya no es la misma, pues resulta cada vez más difícil ver hogares donde estén presentes padre y madre. Habló también de que los ciudadanos nos alejamos de las instituciones religiosas, y esa ausencia de una creencia religiosa también ha dejado sus fisuras, porque la gente tiene que darle sentido a su vida, y es la religión, sea la creencia que cada uno profese, la que alimenta al ser humano de valores, haciéndolo reconocerse incluso en las otras personas.

Como tercer punto Bernard mencionó la educación, y esa tan comentada “transformación curricular”, que es un reflejo de la crisis y el desfase de más de 30 años.

Por último se refirió a las propias instituciones gubernamentales que deben hacer frente a la represión y prevención y que tampoco han estado a la altura de las circunstancias.

“Estamos en un momento oportuno, donde estamos viendo lo que ocurre en países cercanos. Tenemos que empezar a vernos en ese espejo”, y atacar todos los elementos que han coincidido en un momento dado para crear este ambiente de violencia y crimen.

“Podemos retomar cosas que se han hecho en el pasado en materia criminológica, cosas que se pueden retomar porque hubo espacio para consensos y se avanzó en algo”, concluyó el abogado.

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