Richard Morales: 'Lo que sucede con el Covid-19 es un empujón al colapso de un modelo que no da para más'

Actualizado
  • 11/06/2020 00:00
Creado
  • 11/06/2020 00:00
Para el politólogo, los cambios en el Gabinete del Presidente deben venir de la mano con planes y políticas para enfrentar los diferentes problemas de la sociedad panameña

A 19 días de cumplirse el primer año de gestión gubernamental de Laurentino Cortizo, el analista político y exprecandidato presidencial Richard Morales hace un análisis de los aciertos y desaciertos del gobierno. La gestión gubernamental ha tenido que enfrentar un monumental desafío: la pandemia provocada por el Covid-19, que llevó al colapso el modelo económico y expuso las vulnerabilidades en la discrecionalidad del manejo de recursos públicos. Los supuestos escándalos de corrupción y la falta de estrategias para enfrentar la pandemia han causado una crisis de legitimidad, que obliga al Presidente a renovar su equipo de trabajo, con figuras que estén fuera de los círculos de poder, que tengan la credibilidad necesaria para recuperar la confianza de la ciudadanía. Morales aclaró que los cambios en el Gabinete del Presidente deben venir de la mano con planes y políticas para enfrentar los diferentes problemas de la sociedad panameña, de lo contrario, todo será en vano. Morales, que es profesor de ciencias políticas en la Universidad de Panamá, considera que no es responsabilidad de la ciudadanía el hecho de que no se hayan podido reducir los números de contagios y los fallecimientos. La realidad es que “la estrategia (sanitaria) no responde a las realidades del país, a las necesidades de la población... Es sumamente cínico culpar a la población de los resultados, cuando simplemente ha sido receptora de un plan”, dijo el analista.

Richard Morales, politólogo y exprecandidato presidencial.
¿Cuáles cree que han sido los desafíos de la administración de Laurentino Cortizo en su primer año de gobierno?

Sin duda, el principal desafío del Gobierno panameño es la crisis provocada por el Covid-19. Pero hay que estar claros en que los problemas que enfrentaba el país son previos a la pandemia. Nos encontrábamos con un modelo económico agotado, que estaba generando un deterioro sobre las condiciones de vida de la población. Eso implicaba que el gobierno tenía el enorme reto de repensar el país y empezar a introducir las transformaciones que nos permitieran mantener un desarrollo viable hacia el futuro. Así que es claro que lo que sucede con el Covid-19 es un empujón hacia el colapso de un modelo que no da para más.

Hablando de reformas a la Constitución, en medio del escenario que estamos viviendo, ¿qué futuro le ve al tema?

(Las reformas) son imprescindibles. Uno puede creer que no es un momento para reformas. Pero la pandemia ha expuesto las deficiencias de nuestro Estado. Es muy claro que el Estado que tenemos es sumamente vulnerable a la discrecionalidad en el manejo de los recursos públicos. Hemos visto las distintas denuncias sobre manejo irregular de los recursos y de las contrataciones. El problema de la corrupción no se va solucionar con una simple reforma o con la simple buena voluntad de parte del gobernante. Lo que se requiere es cambiar nuestras instituciones.

En los primeros meses, el gobierno mostró su buena voluntad para reformar la Constitución. Pero no pudo avanzar en el proceso.

La reforma planteada fue rechazada de manera aplastante por la ciudadanía. Eso significa que en los inicios del gobierno había un fuerte rechazo ciudadano a la gestión. Eso se traduce en que no se estaban tomando en cuenta los intereses de las grandes mayorías. Era una reforma impuesta desde arriba, desde sectores del poder económico. De allí, nos vamos a un problema recurrente que ha tenido el gobierno en el primer año, que es el hecho de que no se está escuchando a las grandes mayorías, no se están tomando en consideración las necesidades de las masas trabajadoras del país. Se ha estado adecuando una serie de políticas que parecieran responder más a los intereses de esos sectores.

¿Cuáles cree que han sido las decisiones más controvertidas de esta administración en este primer año?

Sin lugar a dudas, ha sido toda la respuesta al Covid- 19. Hay algunos elementos en el pasado inmediato que vale la pena destacar, por ejemplo, las reformas a la Constitución, las Asociaciones Público-Privadas y el manejo de la seguridad del país. Los tres fueron temas controvertidos, polémicos y conflictivos. Pero no hay nada mayor que el manejo del Covid-19.

¿Cómo evalúa la respuesta del gobierno a la pandemia?

Todo parece indicar que la estrategia no respondía a las realidades del país, a las necesidades de la población. Observemos el simple hecho de que no hemos visto la mejoría en los indicadores de contagios y en las fatalidades. Podemos ver que ha habido un problema con la estrategia. Uno puede pensar que es un problema estrictamente sanitario, pero a la vez es económico. El problema con esto es que al no adecuarse la estrategia a la realidad del país, la cuarentena era insostenible. El bono de $80 junto a las bolsas con comida fueron entregados de manera irregular y a discrecionalidad. Eso implica que se estaba poniendo a las familias a escoger entre quedarse en casa y morirse de hambre o salir para tratar de sobrevivir. Esa fue una de las fallas principales de la estrategia, no haber redistribuido los recursos a los sectores más vulnerables, más afectados por la pandemia. La estrategia fue implementada de manera generalizada y se trató a todo el país de igual forma. No puedes hacer eso en una sociedad tan desigual como la nuestra. El éxito o fracaso de todo plan siempre depende de que responda a la realidad del país, y si no está destinado al fracaso, y por eso es sumamente cínico tratar de culpar a la población, que le ha tocado simplemente ser receptora de la estrategia.

¿Su fórmula para salvar el programa de Invalidez, Vejez y Muerte?

Hay una sola respuesta posible para salvar la Caja de Seguro Social, y es el retorno al sistema solidario. Podemos ver cómo el sistema mixto, introducido en la Ley 51 de 2005, saboteó la posibilidad de que se paguen las pensiones del sistema solidario. Así que sí, hay que enfocarse en el paso que nos permita salvar la Caja, para posteriormente discutir lo demás, como reformas a lo interno de la institución, porque efectivamente se tienen que tomar medidas para hacer más efectivo el cobro y reducir la morosidad empresarial y romper con la mafia de los medicamentos. La CSS debe hacer inversiones productivas a largo plazo, no liquidar inversiones en este momento. El déficit del programa es uno de esos problemas de arrastre, es decir, que la CSS no está en crisis por el Covid-19, aunque esto ha terminado agravando la situación existente. El problema debe tener una solución interna, el retorno al sistema solidario y, al mismo tiempo, tiene que pensarse en cómo generar transformaciones en la sociedad, que nos permitan generar trabajo estable y bien pagado, y eso implica inversiones productivas. La CSS puede invertir en sectores productivos de la economía, que sean multiplicadores de empleo y que puedan dar rendimiento. Así puede establecerse una relación armoniosa entre esa inversión productiva en la economía, que genera empleo, bien pagado, y permite pagar las pensiones de los trabajadores.

¿Cómo sería esa inversión de la CSS en sectores productivos?

Creo que la CSS puede convertir parte de sus reservas en fondos de inversión que la misma institución pueda manejar. Estos pueden entregarse como préstamos en las distintas iniciativas de inversión pública, que hace el propio Estado como socio, para promover inversión en la industria y agricultura.

La violencia y los homicidios no se detienen ni siquiera en cuarentena.

Hay provincias donde incluso los asesinatos han aumentado en medio del confinamiento. La seguridad ciudadana, al igual que la seguridad social y el modelo económico son problemas de arrastre. Son modelos que nacen por la propia descomposición del Estado, que ha sido capturado en muchas de sus instituciones por el crimen organizado. Este es un problema real, al que no se le ha prestado suficiente atención o no ha habido un debate público abierto de las autoridades. Es un problema sumamente grave, porque tienes instituciones capturadas y eso significa que estás trabajando para estas organizaciones del crimen. Tenemos este problema en todas nuestras instituciones y tenemos que sanearlas y lograr liberarlas. Por otro lado, hay un problema territorial. Durante la pandemia, incluso el crimen organizado ha logrado llenar los vacíos del Estado. Los lugares donde el Estado no está dando respuesta, tienden a ser lugares donde el crimen organizado trata de sustituir al Estado. Esas organizaciones son las que terminan ofreciéndoles soluciones. Las consecuencias son graves para las propias personas y para las autoridades, porque implica violencia, inseguridad, y la muerte es segura para muchos de los que están involucrados en esto. Tiene que haber una presencia social en cuanto a la educación, la salud, los servicios de seguridad en las comunidades que permita evitar el crimen organizado. Durante la pandemia ha habido un retroceso porque existe mayor vulnerabilidad y abandono de la población.

¿De dónde deben venir los cambios en el gobierno?

El gobierno enfrenta una crisis creciente de legitimidad. Tuvo una luna de miel muy corta. Muy rápido empezaron a surgir críticas a la gestión de gobierno. Eso tiene que ver, en parte, con la ausencia de figuras creíbles dentro del Gabinete, de voceros que despierten la confianza de la ciudadanía. Al inicio del manejo de la pandemia parecía que el gobierno había agarrado un respiro. Pero esa confianza se ha ido deteriorando ante las inconsistencias en las estrategias para enfrentar la emergencia y la ausencia de un plan económico. Hay una crisis de legitimidad creciente por la desconfianza de la población hacia el Gabinete. El Presidente necesita renovar el equipo y lo más sensato, lo más prudente es buscar figuras fuera de los círculos inmediatos de poder, en un intento por buscar personas que tengan la credibilidad necesaria para recuperar la confianza de la ciudadanía. Pero eso no cambia nada si no hay planes y políticas. No hemos visto que hay en planes para empezar a atender los problemas de seguridad, por ejemplo. En la medida en que no tienen planes económicos, sociales, de seguridad, difícilmente al poner una cara por otra las cosas van a variar algo. Además de cambiar las figuras en el Gabinete, también toca empezar a plantear cuáles van a ser las políticas que se pueden empezar a implementar para generar transformaciones e iniciar la transición hacia un modelo de país mucho más equitativo, más sostenible, que permite un mejor futuro para los panameños. Hay que pensar en los cambios de Gabinetes, sin duda, pero sin políticas transformadoras eso no va surtir mayor efecto.

Lecciones de la pandemia en temas de educación.

Este momento, la pandemia nos ha revelado las enormes desigualdades que hay en el país. El sistema educativo panameño es un reflejo de esa desigualdad social. Hemos visto las enormes deficiencias que hay en la educación y el hecho de que gran parte de los estudiantes no cuentan con infraestructuras dignas y con acceso a las tecnologías que se requieren para llevar a cabo una educación en el siglo XXI. Lo que nos revela la pandemia es que hace falta aumentar la inversión y apuntar a la equidad. Hay que ver cómo asegurar que el sistema educativo ofrezca una educación de igual calidad para todos los estudiantes. En el momento de la pandemia, cuando tantas familias han perdido sus ingresos, es claro que el futuro está en un sistema público más equitativo, no en seguir apostando a la educación privada, porque cuando se aprietan los ingresos en el hogar, las familias no pueden seguir solventado ese costo.

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