Aportes indispensables, los gallegos y el Canal

Actualizado
  • 03/03/2024 00:00
Creado
  • 02/03/2024 15:27
Esta comunidad participó en la construcción del Canal de Panamá por 12 años, para luego establecer raíces en el istmo

Esperanzas de una nueva vida en América, sueños en dólares y promesas del progreso fue lo que en un principio atrajo a los primeros gallegos a la construcción del Canal de Panamá bajo el ala americana.

La necesidad de una mano de obra con gran aptitud física y buena actitud ante el trabajo forzado de la administración estadounidense de la Compañía del Canal, llevó a la nación norteamericana al reclutamiento de personal obrero con el cual los españoles, pero especialmente los gallegos, parecían cumplir los requerimientos al pie de la letra.

Para la suerte de los norteamericanos, la emigración española a América Latina no era una novedad en el Siglo XX.

Muchos habían empezado a salir de España desde la década de 1880 por diversas razones: la inestabilidad política y social de la península ibérica a finales del siglo XIX e inicios de los años 1900 fue lo que llevó a aproximadamente 900 mil gallegos dejaran el terruño entre 1885 hasta 1930.

En el libro Una historia compartida. España en la construcción del Canal de Panamá, que habla sobre la historia de la comunidad en Panamá y su participación en la construcción del Canal, se explica que muchos jóvenes gallegos también emigraron ilegalmente por temor a los largos años de servicio militar, “obligación que era mal vista e incluso temida por la población” y que además, privaba a las familias de mano de obra vital en el campo y la ciudad.

Esta labor solo se podía ser evitada si los sorteados tenían un sustituto, sin embargo, Galicia era una región empobrecida en la cual no era muy común tener los medios para pagarlo. “Una gran cantidad de individuos emigró a América para afrontar esta deuda o sencillamente para eludir al prestamista”, explica la obra.

En América, la comunidad gallega participó de manera activa en la vida social y política de los países a los que arribaron, dejando grandes contribuciones en los mismos, especialmente en Panamá.

¿Quiénes estaban antes del Canal?

De acuerdo a Una historia compartida, en este periodo de emigración española en el istmo se estableció solo un grupo minoritario de gallegos el cual se dedicaba en su mayoría al turismo, pues establecieron restaurantes y hospedajes, mientras que otros tenían comercios como tiendas o salones.

Ninguno tenía algún interés en participar en los trabajos de construcción del Canal, principalmente porque hacían falta “amplias cadenas migratorias familiares y vecinales, que facilitaban el trayecto de los emigrantes gracias a la información proporcionada y el apoyo económico, laboral y afectivo”.

Según datos recabados del cónsul español ad honorem de ese momento a autoridades zoneítas, en la Zona del Canal apenas trabajaban unos 54 obreros españoles que se dedicaban a la carpintería, la maquinaria, los servicios mecánicos o eran simples peones. Otros 10 eran parte de las cuadrillas del Departamento de Sanidad.

Para los americanos, los trabajadores españoles eran aptos para toda clase de trabajo y su labor, aunque valorizada como inferior a la de los americanos, seguía siendo vista como óptima y de primera calidad. De hecho, inspectores de los trabajadores de la Zona del Canal informaban que la labor de los gallegos era superior que la de los inmigrantes jamaiquinos.

“Sugiero que el departamento envíe un hombre a España para obtener cincuenta o cien hombres (...) Son gente trabajadora y estarían encantados de obtener los salarios que pagamos aquí, siempre y cuando se les trate adecuadamente”, decía el jefe inspector del departamento de sanidad de la Comisión del Canal Istmico al Coronel William C. Gorgas en una carta, quien en ese momento se desempeñaba como jefe de sanidad en el proyecto del Canal de Panamá.

Además de la predisposición que tenían los altos mandos zoneítas sobre los españoles, los hombres antillanos se negaban a trabajar en la obra si no venían sus familias con ellos, lo que era un problema para la administración estadounidense.

“Ya me he hecho la idea de que es inútil pensar en construir el Canal de Panamá con mano de obra antillana”, afirmó John Frank Stevens, ingeniero jefe del proyecto, quien también estuvo muy involucrado en el reclutamiento de mano de obra española.

Esta decisión también fue apoyada por el gobierno panameño, que tenía la idea de “mejorar la raza en el interior del país”, según lo relatado en Una Historia Compartida.

Los primeros

Los primeros gallegos en llegar para la construcción del Canal pisaron suelo istmeño el 3 de febrero de 1906 procedentes de Cuba y cinco días más tarde llegó el segundo grupo de obreros.

En el libro se registra que Ernesto Suero fue el primero en ser listado entre la nueva mano de obra canalera, la cual recibió una placa de identificación el día de su llegada. Luego, los 300 jornaleros fueron puestos en cuarentena antes de ser trasladados al campamento de Lirio, el cual no contaba con comodidades sanitarias pero sí con calles fangosas.

Esto resultó en que dos semanas después, 100 de los obreros gallegos se reportaran enfermos en el hospital debido a la malaria y para el 25 de febrero, apenas 38 se habían reincorporado al trabajo.

Lo que no sabían es que este sería el inicio de una serie de pésimas condiciones de trabajo que incluían la poca comida y el exceso de trabajo forzado. Sin embargo, esto no detuvo a Estados Unidos de seguir reclutando a personal gallego.

De hecho, el diario Star & Herald registró en sus páginas el 23 de junio de 1906 la llegada de más gallegos para la construcción del Canal: “Se espera que varios cientos de gallegos más lleguen al Istmo alrededor del 25 de este mes, para ser distribuidos a lo largo de la Zona del Canal en diversos campamentos. Esta clase de mano de obra está dando satisfacción, como evidencia el número que están siendo traídos a la Zona. Parece que son capaces de cumplir lo requerido”.

La oposición

Mientras en España, la Comisión del Canal seguía realizando exámenes físicos a hombres mayores de edad para corroborar su madurez física y buena salud que les permitiera trabajar en el Canal, en la península se esparcían las noticias de las horribles condiciones de trabajo en la obra de ingeniería.

Además, los diarios españoles alertaban a la población sobre las deserciones masivas de obreros gallegos en el Canal para contrarrestar la campaña de reclutamiento estadounidense.

Sin embargo, no fue hasta que se emite un real decreto en España en el cual se prohibía la emigración de españoles a Panamá, que finalmente cesó a gran escala la movilización de gallegos para trabajar en el Canal pero no paró la imigración ilegal de españoles, que iban al istmo con el mismo fin.

De esta manera se registró el trabajo de españoles en el Canal hasta el año 1912, cuando comenzaron las repatriaciones de gallegos pagadas por la Comisión del Canal debido a que la obra estaba pronta a culminar su proceso de construcción.

Sin embargo, no todos se acogieron a esta medida y muchos “sentaron raíces istmeñas” de forma permanente, incluso, muchos habían invertido en negocios como tiendas, hoteles, cantinas y fondas durante su tiempo como obreros en el Canal de Panamá.

El 1 de enero de 1914 se despidió a todos los obreros españoles restantes del Canal de Panamá por motivos de “reducción de fuerza” y para mayo de ese mismo año solo habría 693 europeos trabajando en el Canal.

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