Calidad, diversidad y constancia en el escritor panameño Enrique Jaramillo Levi

Actualizado
  • 19/02/2024 00:33
Creado
  • 17/02/2024 11:55
Desde Querétaro, México, el escritor panameño ofrece esta entrevista al escritor costarricense Santiago Andrés Echeverría. En ella, recorre sus casi 60 años de quehacer literario y cultural

El trabajo literario de Enrique Jaramillo Levi (Colón, Panamá, 1944) continúa destacando por su incansable labor creativa y de difusión literaria pese a que él no está presente para seguirlo ejerciendo con el mismo dinamismo de siempre. Hoy se encuentra en México atendiendo problemas de salud, aunque sigue escribiendo sus artículos de opinión cada dos semanas en La Estrella de Panamá, decana de los periódicos panameños.

Esta entrevista se la hice por correo hace varias semanas y hoy se la ofrezco a dicho periódico panameño en donde aún escribe nuestro autor, a reserva de poder publicarla también posteriormente en otros medios centroamericanos. La labor de Jaramillo Levi es singular, y no debe olvidarse. Mucho menos en su propio país ahora que él ha tenido que ausentarse.

Me lo presentó en San José de Costa Rica la gran escritor tica Carmen Naranjo en la década de los sesentas del siglo pasado. Ella estaba presentando en el Teatro Nacional no recuerdo qué libro suyo publicado en San José.

Ya para entonces él era un autor respetado en Centroamérica y en México, en donde en 1973 la Editorial Joaquín Mortiz le había publicado el más emblemático de sus libros: Duplicaciones (lleva cinco ediciones). Este fue escrito en México, ha señalado su autor, durante la vigencia en 1971 de un largo taller, producto de una solidaria Beca Centroamericana de Literatura, en donde bajo la asesoría de dos grandes escritores mexicanos del momento, Juan Rulfo y Salvador Elizondo, había escrito los 40 cuentos del libro. Ya eso es admirable y poco frecuente.

Comienzo esta entrevista en esa época, porque es cuando pude conocer y tratar en Costa Rica al autor de otras excelentes colecciones de cuentos tales como El fabricante de máscaras, Tocar Fondo (Panamá,1996) y Caracol y otros cuentos (Alfaguara, México, 1998), Gato encerrado y En un abrir y cerrar de ojos, entre muchos más de óptima calidad. Añado que también el Fondo de Cultura Económica, acaso la más antigua y grande editorial mexicana, le publicó años atrás una excelente antología de más de cien de sus mejores cuentos, algo que hasta donde sé no ha logrado ningún otro autor panameño, incluso de América Latina toda.

Aterrizo con información muy actual:

Sus tres obras más recientes, según me informa Jaramillo Levi, son de 2023: Urdimbres (Ed. Azimut, España); La verdad sea dicha y otras mentiras verdaderas (Ed. Nazarit, España); además de Seducciones y otros desvaríos (El duende gramático, Panamá), todas colecciones de cuentos.

¿Desde qué edad escribes?

Formalmente, desde 1965, año en que se publica en Panamá mi primera colección de cuentos, Mención Honorífica en el Concurso Ricardo Miró de aquel tiempo: Catalepsia, cuyo editor resultó ser en esa lejana época nada menos que Rogelio Sinán, quien fungía como director de publicaciones del Ministerio de Educación (ahí fue que conocí por cierto al maestro Sinán, quien habría de darme buenos consejos).

Además de fecundo cuentista eres poeta, ensayista y articulista, pero además un activo editor independiente, profesor universitario y antólogo. ¿Cuántos libros has publicado?

No los he contado últimamente si tomamos en cuenta los diversos tipos de obras, pero como cuentista (sin contar las auto-antologías de este género) me parece que son 34 colecciones de cuentos las que se han publicado. Y entre poemarios y colecciones de ensayos podrían ser cerca de 25 libros adicionales.

Además, sé que has publicado un gran número de antologías de diversa índole, tres de las cuales le dan seguimiento a la producción cuentística femenina en Panamá desde mediados del Siglo XX.

Pues sí, todo eso he podido hacer, creo que hace falta que alguien haga ese tipo de cosas a fin de poder mantener al día el avance de nuestras letras.

Es ampliamente sabido en Centroamérica que en la Universidad Tecnológica de Panamá fundaste hace más de 20 años un Diplomado en Creación Literaria, el único de la región, del cual han egresado no pocos nuevas voces literarias.

Así es. Laboré 25 años con la UTP, una institución que gradúa ingenieros y técnicos; junto con la revista Maga y varios premios importantes originados ahí, creo que fue uno de mis principales aportes al fortalecimiento de nuestras Letras. Talentosos autores como Dimitrios Gianareas, Danae Brugiati, David Róbinson, Dionisio Guerra, Isabel Herrera de Taylor, Eduardo Jaspe Lescure, Luigi Lescure, entre muchos otros hoy muy respetados, salieron del Diplomado.

El Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán” ha sido otra de tus muchas iniciativas.

Ese premio, al igual que el “José María Sánchez” de Cuento y el “Gustavo Batista Cedeño” de Poesía Joven que mantiene vigente nuestro Ministerio de Cultura, han sido otras iniciativas que se conservan con un gran esfuerzo y de los que me siento muy orgulloso.

¿Por qué has insistido a lo largo de los años en crear estas iniciativas literarias en tu país? ¿De veras, Enrique, ¿cómo te alcanza el tiempo para todo eso, y además mantenerte vigente como escritor?

No tengo ninguna fórmula mágica. Pero sí mucha constancia y energía bien dirigida, supongo... Mucha fe en el desarrollo de nuestras letras... Todo eso lo aprendí durante mi primera estancia en México (1971-1982), en donde fui profesor titular en la entonces recién creada Universidad Autónoma Metropolitana, en Iztapalapa... Conocí a grandes escritores mexicanos, como Juan José Arreola, José Emilio Pacheco, Rosario Castellanos, Octavio Paz, Efraín Huerta, Elena Poniatowska... Además, allá aprendí a ser editor y profesor de talleres literarios, lo cual he aplicado luego en mi país... Pero te confieso que ya se me acabó la batería, querido amigo. La edad no perdona.

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