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¿Cómo están los hábitats y las poblaciones del cocodrilo americano?
- 19/04/2024 00:00
- 18/04/2024 19:35
Al anochecer, nos unimos al segundo día de expedición para atrapar cocodrilos en una isla. La noche anterior, los científicos habían avistado y medido algunos cocodrilos, pero a nosotros el mal clima nos atrapó en el mar. El bote se balanceaba con las olas, era difícil entrar a la playa y cancelamos la misión. Después de todo, no podemos controlar el clima y los cocodrilos no salen cuando está lloviendo.
El cocodrilo americano (Crocodylus acutus) es una especie importante desde el punto de vista ecológico y conservacionista. Los cocodrilos son indicadores de la calidad ambiental y de la contaminación en los ecosistemas acuáticos. Además, mantienen la biodiversidad, se comen a los enemigos de los camarones y las larvas de los peces comerciales en los manglares y humedales.
“A los cocodrilos los llevamos casi a la extinción en las décadas de 1970 y 1980 por la cacería furtiva. Con la veda estricta, las poblaciones empezaron a crecer en número y tamaño, pero las poblaciones humanas ya se habían introducido en sus ambientes, originando un conflicto”, comenta la Dra. Miryam Venegas, mejor conocida como la ‘Doctora Cocodrilo’.
El conflicto radica en las interacciones con los humanos debido al desarrollo costero y cuando realizan actividades como la pesca, navegación y turismo.
“Como país, tenemos que hacer un manejo de las poblaciones de cocodrilo. Un lugar específico donde tenemos que trabajar es la cuenca del Canal de Panamá, allí se encuentran animales de más de 10 pies (3 metros). La gente pesca, tira los desperdicios de pescado al lado de las canoas. Los cocodrilos no se acercan para morder a las personas ni para comerse a los humanos, sino para comer lo que los humanos arrojan al agua. Pero en algún momento en que alguien tire algo al agua o agache la cabeza, un cocodrilo se lo va a llevar”, señala la Dra. Cocodrilo.
La Dra. Miryam Venegas, investigadora del Centro de Estudios Multidisciplinarios en Ciencias, Ingeniería y Tecnología (Cemcit AIP) lidera el proyecto ‘Ecología y genética poblacional y estado del hábitat del Crocodylus acutus del Pacífico oriental tropical de Panamá’, financiado a través de la Convocatoria Pública para el Fomento a la Investigación y Desarrollo FID 2020 de la Senacyt.
El objetivo principal de esta investigación es evaluar el estado de los hábitats de los cocodrilos en las cuencas hidrográficas más importantes del Pacífico panameño, desde Punta Burica, provincia de Chiriquí, hasta el Pacífico, en la provincia de Darién, así como la distribución, abundancia y diversidad genética de las poblaciones del cocodrilo americano.
Los científicos realizan giras de campo para evaluar los hábitats, hacer los inventarios de cocodrilos, colectar muestras de escamas de la cola de los cocodrilos para extraer ADN y digitalizar la información en una base de datos de georreferencia.
“En el proyecto de Crocodylus acutus hemos visitado el 95% de las cuencas hidrográficas más importantes de Panamá. Tenemos hallazgos muy interesantes en algunos ríos de Darién, por ejemplo, hemos contado un solo cocodrilo, pero en otros lugares, como el río Bayano, encontramos 21 animales por km cuadrado de más de 10 pies (3 metros), que es muy raro tener esa densidad tan alta en un espacio tan pequeño en cualquier parte del mundo donde haya cualquier especie de cocodrilos”, menciona la Dra. Venegas.
Explica que esto se debe a cambios antrópicos en su ambiente. “Existe una empresa pesquera que libera sus desechos al río y por ende, los cocodrilos vienen a comer y han crecido mucho y su población ha aumentado”.
La información generada será útil para que el Ministerio de Ambiente pueda establecer un programa de monitoreo de las poblaciones de cocodrilo americano a largo plazo. Los datos también sustentarían el desarrollo de un plan de uso sostenible de estos animales, por ejemplo, la agroindustria de productos y subproductos de la cría de cocodrilos y el agroturismo, a la vez que se conserva la especie y se reducen los conflictos con los humanos.
La investigación incluye una encuesta socioeconómica para cuantificar la percepción de las personas sobre los cocodrilos y su reacción al encontrarse con uno de estos animales.
Contempla, además, la capacitación de estudiantes de la Universidad Tecnológica de Panamá, la Universidad de Panamá, la regional de Veraguas y la Universidad Autónoma de Chiriquí; guardabosques, colaboradores, y la educación ambiental en las comunidades para fomentar la coexistencia pacífica con los cocodrilos, destacando su importancia en el equilibrio ecológico.
Siete estudiantes están vinculados en el proyecto y dos de ellos están haciendo su doctorado. Colaboran el Dr. Johnny Correa, del Cemcit AIP, y la Dra. Alicia Ibáñez, botánica. El equipo acuático lo forman Eduardo Garabato, de Darién; y Margarito Flores Blanco, de Bocas del Toro.
Acompañamos a la Dra. Cocodrilo en el Parque Nacional Coiba, durante el ‘Taller de inventario rápido de cocodrilo y evaluación de sus comunidades ecológicas’, que forma parte del proyecto ‘Ecología y genética poblacional y estado del hábitat del Crocodylus acutus del Pacífico oriental tropical de Panamá’.
Doce estudiantes de carreras como medicina veterinaria, ingeniería civil y biología participaron en el taller de seis días. “Es muy complicado logísticamente, pero da buenos resultados. Hemos tenido la oportunidad de practicar técnicas para evaluar los hábitats y para el conteo de los cocodrilos”, resumió la Dra. Venegas.
La Dra. Ibáñez compartió su conocimiento sobre las especies más comunes en los manglares y bosques de galería relacionados con el hábitat del cocodrilo. También estaban el Dr. Marco A. López Luna, profesor e investigador de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, México; la Dra. Anabel Perdices, científica del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid y el Dr. Felipe Morcillo Alonso, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, ambos especialistas en peces de agua tropical.
Paralelamente, el Dr. Correa lidera el proyecto “Metagenómica de microorganismos marino-costeros en el Parque Nacional Coiba”, también financiado por la Senacyt y en el cual colabora la Dra. Venegas.
El objetivo es evaluar la diversidad espacial y temporal de las comunidades de microorganismos de la columna de agua marino-costera en la isla de Coiba, mediante el análisis de ADN ambiental y datos meteorológicos y fisicoquímicos, para generar información que sirva de base para nuevas políticas y proyectos de manejo de la biodiversidad en la zona.
Durante el taller, los estudiantes que hacen pasantías y los de doctorado en biociencias y biotecnología, aprendieron sobre el uso de los dispositivos, estrategias para obtener las muestras de agua de diferentes profundidades y cómo procesar la información.
Es importante relacionar los microorganismos de la columna de agua marino-costera con variables como temperatura, humedad y radiación solar. Cuando la radiación solar es muy alta, algunas bacterias producen metabolitos tóxicos que se acumulan en la cadena alimenticia y le llega al depredador tope, que son los cocodrilos en esta área, a los peces y al humano, a través del consumo.
Los datos también podrían identificar microorganismos que tengan actividad descontaminante, o que puedan mitigar los efectos del cambio climático en los ambientes marino-costeros.
Conozca más en: https://cocodrilosdelpacificopanameno.com/ y en el canal https://www.youtube.com/channel/UCISERd1cRUs7HZuT-yAH2sA