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- 18/05/2024 00:00
Hay gente que me llama “persona de color” y en mi ignorancia aceptaba, que con esa frase, anularan quien soy...
Me obligué a ser extranjera de mis propias costumbres. En privado afroantillana, pero en público eurocentrada. ¡Grave error!
Alisando mi cabello “duro”, cambiando el dancehall porque era “muy rudo”, dejando de ser expresiva para no ser la famosa y mal vista “rakataka” , como le dicen en Panamá a muchas mujeres “de color”.
Siempre que recuerdo aquellos años, lo hago con mucha vergüenza y dolor. Porque no supe defender quien era y en su afán de deshumanizarme, esclavizaron mi mente, para colonizar mi corazón. No culpo a la niña o a la joven que era, ni a mi familia que en la negritud, como pudo, me educó.
Culpo a la sociedad racista, que al cambio se resiste o al estado cómplice de la falta de educación... Sobreviviendo estoy ante un sistema, que se aprovecha del racismo, para hacer políticas que permiten el odio irracional a través de la discriminación.
Sin embargo, en resistencia yo también me coloqué. Y al son del baile Congo, orgullosa de mi identidad grité: “negra soy y negra seré”.
No me llames mulata, chombita o negrita ¡Que a mi esa vaina me cabrea! Yo tengo nombre y apellido, si no lo sabes, entonces no me llames, ni me veas.
¡Yo no soy “de color” carajo! porque “ ser de color” no es un color. Soy negra como mis ancestras y su negrura pura es mi mayor honor.