Anyvonne Poveda:

‘Con una sonrisa en el rostro, las cosas te fluyen para bien’

  • 29/07/2025 00:00
Entre risas y anécdotas, Anyvonne compartió sus experiencias en el mundo de la comunicación, donde los buenos modales y la buena actitud son dos catalizadores que nunca pasan de moda

Anyvonne Poveda lleva más de veinte años desarrollándose en el marketing, las relaciones públicas, la organización de eventos y la construcción de su marca personal, una que busca pintarse de tonalidades cálidas y destacar lo bueno que se practica en la sociedad.

Es socia fundadora de su propia agencia, Plataforma Marketing Corp., y disfruta involucrarse en proyectos de causa social. Hoy en día tiene un segmento radial llamado “La Vida de Colores”, donde entrevista a personalidades que comparten su filosofía. Entre sus metas, sueña con organizar un foro anual sobre esta temática.

¿Cómo es Anyvonne en su faceta de líder, organizando eventos importantes?

Organizar un evento es una producción en vivo. Requiere carácter, organización y también de un equipo humano que acompañe. El organizador de eventos es como el director de una orquesta: tiene que lidiar con caracteres diferentes y lograr que todos estén en la misma sintonía para que, cuando arranque el evento, se logre el objetivo. Todo comunica algo: la postura, la manera de hablar, de dar la mano, de mirar a los ojos. Es importante saber hablar con las personas, siempre con respeto y agradecimiento. No dejes tus indicaciones en el correo; también te toca recordar las cosas de la manera más controlada y efectiva posible para que todo salga espectacular. Pero es importante que lo disfrutes, que gestiones un ánimo correcto. Con una sonrisa en el rostro las cosas te fluyen para bien.

¿Cuál es esa lección del día a día que marcó su proceso?

Es muy importante que no asumas nada. “Yo pensaba que tú pensabas que yo sabía, que yo pensaba que tú sabías”. No. No es efectivo para nada. Eso es algo que te desgasta y no lleva a buenos términos. Tienes que rectificar, valorar que se entendió, que fue consensuado. Así evitamos tropiezos. Eso también es parte de la comunicación. También evitamos con eso las expectativas de algo que no pasará. No supongas.

¿Usted inició siendo una persona tímida que logró desarrollar fuerza en el camino o es algo innato?

Siempre fui muy extrovertida. Ahora soy un poquito más pausada, más madura. Pero de nada sirve ser extrovertido si no tienes las herramientas para manejarte. ¡Soy una conectora total! Amo a la gente. Pero la madurez es importante. Se pueden cometer muchas equivocaciones. Sí, la personalidad la puedes tener, pero conozco mucha gente que no eran extrovertidos y son muy buenos organizadores, marqueteros y profesionales. Lo importante es poder ser sabio. No solamente vale tener la chispa. Así me decían en el colegio: “La chispa de la vida”.

Si les preguntáramos a las personas que trabajan con usted, ‘¿cómo es Anyvonne?’ ¿qué responderían?

¡Wow! Ay [risas]. Llevo 20 años en esto. Te pueden decir que soy fuerte, sí. La mayoría de las personas que hoy en día ya no están conmigo trabajando me saludan con agrado y me dicen que aprendieron y me los encuentro en buenas posiciones. Me apasiona enseñar y voy a tratar de sacar lo mejor de ti; a veces puede ser fuerte, pero siempre he recibido agradecimientos. Yo sé que no era muy dulce, un poquito exigente, pero creo que se aprende. Lograr pasar conocimientos a otros me encanta.

¿Alguna anécdota que hoy la comparta con alivio, pero en su momento le causó de todo menos eso?

Hace 8 años hacía las relaciones públicas de una compañía de seguros. Teníamos un evento muy importante en el Teatro Nacional, era una premiación. ¡Muy importante! Los top corredores, no sé qué. TOP. Maravilloso. Pero cuando llegamos al área donde iba a ser la cena, el aire acondicionado no funcionó... Se había probado en el día y todo. Las personas iban a pasar calor, la gente en traje. Mi jefe en ese momento, una persona extraordinaria, me dice “Ay, tranquila”.

La fiesta era temática; en los años 20 no había aire en todos lados. Buscamos unos abanicos de pie, de esos que ves en las oficinas. Mi jefe, que era gerente, fluyó y se fue quitando el saco, y los demás al ver eso lo imitaron. No hubo caos. Eso me enseñó algo muy importante en los eventos, y es que el tono lo da el anfitrión. Como mi jefe fluyó como si nada, nadie se quejó, todo el mundo relajado. Yo eso me lo quedé muy en mí y pude ver que a veces aquellas cosas que pueden generar caos, si tú las sabes sobrellevar y manejar con la mayor naturalidad, puedes salir adelante sin mayor estrés.

En otra ocasión me pasó algo que nadie te enseña, sobre todo al inicio de mi carrera, cuando uno está súper, súper, súper comenzando. Confié ciegamente en todo lo que el proveedor me dijo que llevaría a un evento. Yo asumí que si me decía, por ejemplo: ‘Te voy a llevar la ensalada de papa, el arroz con pollo y todo lo demás’, él se encargaría de todo, desde el transporte hasta la entrega. Mi gran error fue no verificar cómo iba a transportar esas cosas, ¿en qué tipo de vasijas o recipientes? ¿Sabes? Por no ‘rechequear’ —porque ahora lo rechequeo todo: ‘¿Cómo es esto?’, ‘¿Cómo lo vas a llevar?’, ‘Enséñame en qué...’—. No puedes asumir nada, volvemos al tema de no asumir.

Creo que esa fue la experiencia más traumática. Cuando vi cómo llegaron las cosas, ¡casi me da algo! ¡Casi me da algo! Me confié, y si bien es cierto que hay que confiar, no puedes confiar en cosas que debiste haber verificado. A veces, lo que para uno es supernormal, para la otra persona no lo es. ¡Es horrible! En mi mente yo me imagino cómo deben llegar las cosas o cómo deben ser, y de repente recibo algo que no tiene nada que ver con lo que pensé. Para mí, la lección es no asumir, no asumir. ¡Claro!

¿Cuál sería su consejo para las personas que se están iniciando en el mundo de las relaciones públicas, que buscan conectar?

Nunca sabes las vueltas que puede dar la vida. Todas las conexiones importan. No importa en qué posición estás, siempre que puedas tú da la mano, los buenos días, sé muy respetuoso. Siempre saldrás ganando. Te vas a encontrar con personas que no son sociables, que son parcas y que no saludan. Evita ser confianzudo o igualado. Siempre conecta con el mayor respeto; si la persona luego te quiere abrir el compás y te quiere dar más intimidad, puedes hacerlo, pero tú primero mantente. Toda relación cuenta, toda relación es importante. El que abre la puerta, el que está limpiando: todas. Ten la disposición de ser amable, sonreír, los modales. Es darle el lugar a las personas, porque eso somos, antes de ser profesionales. Soy hija, hermana, tía, amiga, soy persona. Eso es supervalioso. Aunque los demás no te saluden o se despidan de ti, tú síguelo haciendo. No importa.

Nunca sabes las vueltas que puede dar la vida. Todas las conexiones importan. No importa en qué posición estás, siempre que puedas tú da la mano, los buenos días, sé muy respetuoso. Siempre saldrás ganando.
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