Arturo Lindsay: 'Volví para cumplir mi promesa'

Actualizado
  • 09/10/2020 00:00
Creado
  • 09/10/2020 00:00
Cuando emigró a Brooklyn, el adolescente colonense se prometió a sí mismo volver para hacer una contribución positiva a su tierra natal, y así lo hizo. Poco después de la invasión y junto con Sandra Eleta y Yaneca Esquina fundó el Taller Portobelo

En esta edición de La Estrella de Panamá, entrevistamos al Dr. Arturo Lindsay, artista, investigador cultural y educador nacido en Colón, criado en Brooklyn, Atlanta / Portobelo, cuyo trabajo se basa en la investigación sobre las retenciones, redescubrimientos y reinvenciones africanas en Estados Unidos.

Ameen del Sudán regresa (2018), obra de Arturo Lindsay.

Lindsay ha exhibido en más de 30 exposiciones individuales y 80 colectivas y ha producido más de 40 proyectos de arte multidisciplinarios en museos, galerías y lugares al aire libre nacionales e internacionales. Representó a Panamá en la Segunda Bienal Iberoamericana de Lima en Perú y Estados Unidos en smARTpower, un proyecto de diplomacia cultural en El Cairo, Egipto.

Es autor de más de 20 ensayos académicos sobre el arte y la estética de la diáspora africana y es editor de Santeria Aesthetics in Contemporary Latin American Art, un texto pionero que explora el legado de la estética yoruba desde la antigüedad hasta la teoría y práctica del arte contemporáneo.

Cofundó el taller de pintura del Taller Portobelo junto con la fotógrafa Sandra Eleta y Yaneca Esquina, miembro destacado de la comunidad congo de Portobelo. También fundó el Spelman College Summer Art Colony que brindó a estudiantes y artistas emergentes de Estados Unidos y Panamá la oportunidad de crear obras de arte nuevas e innovadoras en la selva tropical y la bahía de Portobelo.

Lindsay es profesor emérito y expresidente del Departamento de Arte e Historia del Arte en Spelman College en Atlanta, Georgia. Tiene un título de doctor en artes (D.A.) de la Universidad de Nueva York (1990) y una maestría en bellas artes (MFA) en pintura de la Universidad de Massachusetts, Amherst (1975).

Fue presidente distinguido de la familia Batza en 2006 en la Universidad de Colgate y en 2005 fue nombrado profesor visitante distinguido de Kemp en Davidson College en Davidson, Carolina del Norte. En 1999, Lindsay se desempeñó como Fulbright Senior Scholar en la Universidad de Panamá.

¿Cómo ves la presencia africana en el arte contemporáneo caribeño y latinoamericano?

La presencia africana es muy fuerte en el arte contemporáneo caribeño y latinoamericano en países como Brasil, Cuba, Puerto Rico, República Dominicana y Haití, donde se conservan las tradiciones y sistemas de creencias africanas. En Panamá parece que la presencia africana en el arte está creciendo, ya que los funcionarios del Gobierno panameño, a través del trabajo de Senadap, el Ministerio de Turismo y el Ministerio de Cultura han mostrado interés y están apoyando a los artistas afrodescendientes.

Naciste en Colón, pero creciste en Brooklyn, New York. ¿cómo esta biografía personal te ayudó a elegir tus temas de interés?

A los 12 años era un inmigrante reacio a bordo del Shimani Maru, un carguero japonés que se dirigía a Brooklyn, Nueva York. Aunque viajaba con mi madre, me sentí triste y solo. Dejaba a mis amigos, la mayor parte de mi familia, mis compañeros de clase y una ciudad que amo profundamente. Tenía miedo de dejar todo lo que sabía y amaba mientras que estaba navegando hacia lo desconocido. Yo me estaba dejando a mí. Estaba dejando la única identidad que tenía. ¡Yo era colonense! Era un Colón boy. Cuando abordé el barco, me sentí bifurcado. Sentí como si parte de mi ser, parte de mi espíritu, parte de mi esencia, se negara a abordar el barco y permaneciera parado en el muelle de Colón. Para hacer soportable el viaje, convencí a mi mente preadolescente de que tenía la misión de obtener una buena educación y convertirme en arquitecto como el tío Adolfo. Entonces, hice una promesa solemne a esa parte de mí, ese chico que se negó a abordar el barco: que regresaría a Panamá para hacer una contribución positiva a mi tierra natal. Parado en la popa de ese barco, viendo a mi Colón desaparecer en el horizonte, tratando de contener mis lágrimas, repetía: “volveré, volveré, volveré, volveré...”. Años después volví para cumplir mi promesa de hacer una contribución a mi Panamá, pero no como arquitecto sino como artista, educador e investigador cultural interesado en documentar la cultura congo. Regresé poco después de la invasión y junto con la fotógrafa Sandra Eleta y Virgilio “Yaneca” Esquina, un miembro destacado de la comunidad congo de Portobelo, fundamos Taller Portobelo. Esto es mi contribución.

¿Te consideras un artista de la diáspora?

¡Absolutamente! Mi trabajo como artista se basa en las investigaciones que realizo sobre retenciones, redescubrimientos y reinvenciones espirituales y estéticas africanas en América. Me considero muy privilegiado por nacer afroantillano. Mis cuatro abuelos nacieron en cuatro diferentes islas caribeñas. Mis padres nacieron en Panamá, así como tres de mis hermanos y yo. Mi hermano menor nació en la ciudad de Nueva York. Mis hijos y mis nietos nacieron en Nueva Inglaterra, el sur de Estados Unidos, y Asia. Mi familia es una familia arquetípica de la diáspora africana conocida por su diversidad e inclusión.

¿Cuáles crees que son las características artísticas de los pintores panameños que se ocupan de trabajar la herencia congo en el arte panameño?

La Escuela de Arte Congo del Taller Portobelo nace en la cultura congo. En Taller Portobelo desarrollamos un estilo distintivo que está directamente conectado a una tradición estética congo que ha existido en Panamá durante muchos años. Es una tradición que está profundamente arraigada en una identidad afropanameña que se basa en una autoestima positiva y resistencia a lo negativo. El énfasis en las pinturas de retratos está en acentuar la belleza del negro, especialmente de las mujeres. Esto se ve claramente en la obra de Virgilio “Yaneca” Esquina, Virgilio “Titto” Esquina, Ariel “Pajarito” Jiménez y Gustavo Esquina de la Espada. Manuel “Tattú” Golden y a veces Ariel “Pajarito” Jiménez en sus pinturas narrativas funcionan como griots que vuelven a contar la historia de los cimarrones, en la persona de congos resistiéndose a ser capturado por sus antiguos esclavistas. En estos cuadros encontramos el triunfo del bien sobre el mal.

Arturo Lindsay
¿Podrías hablarnos un poco de artistas africanos contemporáneos que sean de tu interés?

Mi trabajo está más influenciado por el arte africano tradicional que por la teoría y la práctica del arte africano contemporáneo. En particular, estoy influenciado por los yoruba de África Occidental, así como por los kongos de África Central. Dicho esto, debo admitir que un modernista, el maestro Wifredo Lam, ha tenido un impacto profundo en mi arte y mi pensamiento. También he sido influenciado por el Black Arts Movement (Movimiento de las Artes Negras) en Estados Unidos, así como por el Harlem Renaissance (Renacimiento de Harlem) y el movimiento de negritud.

¿En qué proyectos estás trabajando?

Actualmente estoy trabajando en un documental que examina el nacimiento de la estética del arte congo del Taller Portobelo. Creo que la Escuela de Arte Congo del Taller Portobelo merece un reconocimiento en la historia del arte a nivel internacional.

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