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- 02/11/2016 01:00
‘A mí las calaveras me pelan los dientes', reza la sentencia popular mexicana. Una muestra de la valentía de México ante la adversidad pero también ante la muerte.
‘La pelona', ‘la huesuda' o ‘la calaca', variante de la palabra calavera, siempre en femenino, son algunos de los nombres con los que los mexicanos se refieren a la muerte con ironía.
SINCRETISMO CON LA PALABRA Y LA MUERTE
El origen de las calaveras literarias no es preciso, pero tiene como base la tradición precolombina de conversar tú a tú con la muerte, y los versos funerarios y epitafios heredados del virreinato español, los cuales fueron tomados a burla por los escritores mexicanos debido a lo largo y elaborado de sus composiciones.
Tras el período de Independencia en México, a partir de 1910, los escritores del nuevo país comenzaron sin embargo a publicar las calaveras, llamadas en aquella época panteones y en las que señalaban con gracia y hasta sarcasmo rasgos físicos, conducta y comportamiento de la clase privilegiada.
Los autores de este género hacían, y deben hacer todavía, acopio de humor, ingenio e ironía para acusar o fastidiar a los señalados.
Los textos eran publicados en hojas volantes y rematadas con dibujos y grabados entre los que sobresalieron los del artista José Guadalupe Posada (1852-1913), grabador, ilustrador y caricaturista que creó la ‘Calavera garbancera', renombrada por el artista Diego Rivera como ‘La Catrina', un popular esqueleto que le ha dado identidad a México en el mundo.
Y no es que en este país la muerte no asuste, cause dolor o pena, pero en México siempre se celebra ‘el paso a mejor vida'.
OCTAVIO PAZ Y LA MUERTE EN MÉXICO
El Nobel de Literatura Octavio Paz (1914-1998) en el ensayo ‘Todos Santos, Día de Muertos', que forma parte del libro El laberinto de la soledad (1950), relató cómo ven ese fenómeno sus compatriotas.
‘El desprecio a la muerte no está reñido con el culto que le profesamos. Ella está presente en nuestras fiestas, en nuestros juegos, en nuestros pensamientos. Morir y matar son ideas que pocas veces nos abandonan. La muerte nos seduce', reflexiona Paz en el texto.
PARIENTE DEL CORRIDO
Una de las principales características de la calaverita es que el texto se debe escribir de manera divertida, pero con creatividad y un toque satírico.
Las estrofas deben ser de cuatro versos y en octosílabos, con una rima y una métrica constante. ‘Las calaveras son un género literario que viene de la décima y de la poesía popular', dijo en una entrevista con Efe el titular de la Secretaria de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, Eduardo Vázquez Martín, al presentar este año las actividades por el Día de Muertos en la capital.
El poeta, editor y promotor cultural recordó que en los textos predomina el uso del octosílabo, ‘el verso más popular, el del corrido, el del romance, y con un sentido siempre humorístico, de celebrar y de reírse, que engarza con esa tradición mexicana de hacer del Día de Muertos un motivo de celebración, de reunión con nuestros muertos'.
Ese epitafio burlesco tiene forma de ‘composición poética breve', una especie de epigrama, agrega.
Aunque en sus inicios sus autores se referían a características físicas o morales de las personas o personajes conocidos referidos, con el paso del tiempo también se señalaron acontecimientos políticos, sociales y culturales destacados.
UNA TRADICIÓN QUE SE ENSEÑA
La artista mexicana Betsabé Romero, cuyo trabajo tiene como base la cultura tradicional mexicana, considera vital para que esta tradición perdure la labor que se hace en los colegios del país. Cuando se acerca la fecha, las escuelas mexicanas dejan como tarea a los niños ‘jugar con las palabras y con la calaveras y las rimas, para darle salida a esa parte lúdica que le da sonoridad a las palabras', narra.
En la actualidad en todos los recintos académicos, centros de trabajo, museos, casas de la cultura, periódicos y revistas mexicanas, mediante concursos o simples publicaciones, se mantiene viva la tradición de las calaveritas literarias.