Así lo confirmó el viceminsitro de Finanzas, Fausto Fernández, a La Estrella de Panamá
- 15/11/2008 01:00
H oy puede ser un gran día. Así empieza una de las canciones más bonitas de Ana Belén, y para mí, hoy, repito, puede ser un gran día. Inauguramos la nueva sede de nuestro restaurante, es decir, comenzamos una nueva andadura con la mirada hacia atrás, pero solo para corregir errores y quedarnos con lo bueno que hicimos.
Todavía los recuerdos de nuestra antigua sede nos llenan de alegría, pero hoy es el día de empezar a escribir nuevas páginas de lo que será nuestro nuevo libro.
Dicho esto, paso al cordero. ¡Qué gusto el poder disfrutar del cordero que uno tiene en los recuerdos y las experiencias de antaño!
No sé si darle las gracias a los importadores Gago, a la Embajada de Chile, ProChile o a quién, pero la verdad es que mi paladar y mi memoria gustativa están enhorabuena.
Por fin, el cordero me sabe al cordero que estaba en mi retentiva. Ni fuerte ni suave, simplemente sabor a cordero y no a lana. He encontrado el sabor de los corderos de los domingos en casa de mi madre. En fin, el cordero -para mí- de toda la vida.
La verdad es que el cordero no requiere, pese a lo que la mayoría de la gente piensa, de grandes preparaciones sofisticadas ni con días de anticipación.
Sí requiere de buen gusto, sal, pimienta y el inseparable romero e incluso tomillo y tiempo para que la cocción sea la adecuada.
Contrario a lo que la gente piensa, el cordero puede comerse crudo y medio crudo.
Para esos puntos de cocción se recomiendan cortes para parrilla y cortes de poco ancho, mientras que tradicionalmente los asadores españoles siempre sirvieron el cordero asado hasta donde no más y los árabes lo cocinaban por horas, quedando igualmente espectacular.
Lo único que yo jamás comería con el cordero es la adorada por otros mint jelly, pero para gustos los colores.
En fin, comete el cordero como más te guste, que ahora sí hay cordero de calidad.
Para el cordero es recomendable tomar caldos tintos. Se recomienda los llamados fuertes de uvas e incluso vinos de alta graduación alcohólica. Es una gran oportunidad para tomar vinos del Priorato catalán y entre ellos destacaría unos cuantos:
Rotllan Torra reserva: es un vino curioso, no es del todo seco y tiene incluso toques de moscatel. Su precio y calidad es interesante.
Miserere, el cual es definido por mi amigo Carles Pastrana como una creación particular de su propia manera de pensar lo que debe ser un vino del Priorato. Un gran caldo para degustar un buen cordero asado.
Les Terrases, de hechura de Álvaro Palacios, es un gran representante de la línea menos cara de los Prioratos.
Cims de Porrera es para mí en estos momentos, los más representativos, aterciopelados. Con carácter y gran cuerpo que permiten apreciar esos sabores a piedra pizarrosa, típicos del Priorat, mezclados con toques de avellana y almendra que le dan el carácter a estos vinos.
Estos no son todos, pero son un ejemplo de lo que podemos encontrar en el patio. ¡Buen provecho!