Así se vivió el emotivo funeral del papa Francisco. El evento reunió a mas de 200.000 personas en la Plaza San Pedro, con la presencia de 130 delegaciones...
- 28/02/2010 01:00
Hago esta reflexión sentada delante de un cerro de libros, cuadernos, palitos de paleta, gomas, borradores, sopotocientos tres lapiceros de colores, marcadores, plumas rojas, verdes, negras, diccionarios de inglés, de español, de inglés a español, y varias decenas de implementos varios para cada asignatura. Los cuales van a lograr que, en teoría, mis hijos salgan de la escuela dentro de unos meses con montones de conocimientos nuevos...En fin, como es imposible ir contra el sistema y como al parecer, si llevan doce lápices de colores en vez de treinta y seis, los maestros no se hacen responsables de que los niños puedan avanzar ni un poquito en sus labores, los padres nos lanzamos a una orgía de compras desaforadas en estos días. Buscando como locos las masillas de determinada marca, que son las que les exigen en el colegio (dizque porque no se endurecen y no manchan las manos...al final, a mí siempre me queda la duda del porcentaje); los uniformes, que cambian de tela todos los años, (¿será que también allí hay porcentaje?) y muchas otras pendejaditas que como mucho las van a usar un par de veces en cada bimestre, pero que al parecer son imprescindibles. Pero lo peor son los libros, montones de libros, libros enormes, con muchos colorines y letras tamaño dieciocho, mucha página para poco texto, (¿será que nos los venden por peso?) ¡Ah! y que generalmente también cambian todos los años, (huuuumm… ¿porcentaje?)
Comos les decía, estoy haciendo esta reflexión mientras pienso en las generaciones anteriores, iban a la escuela armados con un solo libro, una enciclopedia donde venía todo lo que tenías que aprender en varios grados, unos libros grandes, bien encuadernados, que duraba varios años a pesar del maltrato que se les daba. Un lapicero y un cuaderno, los que tenían mucha suerte y dinero para poder pagarlo. Y fíjense ustedes, aprendían. Pregúntele hoy a cualquiera que haya ido a la escuela hace unas décadas por las tablas de multiplicar, por los continentes, por las capitales de los países, pregúntenles cuantas provincias tiene Panamá (no, no son siete), pueden decirles sin dudar conocimientos básicos y cultura general. Y muchos de ellos, además, son capaces de manejar un ordenador con más o menos soltura. En cambio, los niños de hoy en día, que nacen con un chip en el cerebro con las instrucciones para accionar cualquier aparato electrónico, no son capaces de decirte la tabla del siete. Yo conozco a una persona que iba a su kinder con una maletita cuyo único contenido era una pandereta. Hoy los niños llegan a sus aulas arrastrando o cargando bultos que pesan casi tanto como ellos. Los aturullamos con cosas, pero no les enseñamos a pensar, a analizar, a discernir lo correcto de lo incorrecto, no les enseñamos que tienen que esforzarse para memorizar conocimientos, que tienen que esforzarse para leer, para escribir correctamente. Los obligan a escribir con caligrafía “palmer” pero no les corrigen las faltas de ortografía en los ejercicios. (Quizás porque los mismos maestros no saben escribir sin ellas). Son absolutamente incapaces de deletrear esternocleidomastoideo, mucho menos de saber que es un músculo...y si les preguntas su ubicación puede darles un paro cardiaco.
Les falta capacidad para hablar fluida y correctamente. El latín y el griego son la base de nuestra cultura, con ellos aprendemos a pensar y crean el orden en que pensamos. Pero ¿para qué enseñarles las nociones básicas? ¿Filosofía? ¡Vade retro! ¿Historia antigua? ¡Guácala! Pocos aprenden a pensar y a confrontar lo que se les impone, los maestros no están preparados para manejar niños que se cuestionan cosas, que van más allá de lo que se les ofrece y se apartan del rebaño. Porque la mayoría de los maestros también se han convertido en una pandilla de ignorantes funcionales. Triste paisaje. ¿Quién les iba a decir a Heráclito, a Ockam, o a Spinoza, que la civilización que ellos ayudaron a crear iba a terminar convertida en una masa de ignorantes convencidos de ser genios? Pero claro...como en aquella época no había masilla...