Harry Abend y la huella del artista a través del espacio

  • 23/01/2021 00:00
El escultor y arquitecto venezolano de ascendencia polaca falleció a los 83 años el pasado lunes en su residencia. Nueva York, Brasil, Londres y Caracas presenciaron su obra con 60 años de trayectoria; aquí un repaso a la técnica y huella del maestro
Harry Abend (1937-2021). Con sus manos nos aproximó a las posibilidades de recrear la pasión impresa en cada obra, en media centuria de trayectoria. En 1967, entre otros reconocimientos, recibió el Premio de la exposición Kleinplastik, Madurodam, en La Haya.

Este lunes se conoció el fallecimiento del arquitecto y escultor venezolano de ascendencia polaca Harry Abend, a los 83 años, a quien durante su niñez el país petrolero acogería en su seno tras la huida de la Segunda Guerra Mundial.

En 1948 Abend se establece en Venezuela a la edad de 11 años, proveniente de su natal Polonia. Se residencia, cursa el bachillerato y al tiempo encamina su formación hacia la arquitectura y como una sentencia innegable, en su caso, explora los derroteros de la escultura, en principio de la mano de Miguel Arroyo.

Refugio de creatividad, el taller del artista.

Uno de los primeros espacios de participación fue la III Exposición de Arte de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela (UCV), mientras cursaba esa carrera.

Sin embargo, lo que hay que destacar fue su asistencia al taller que en 1964 facilitó el renombrado escultor inglés Kenneth Armitage, que fue dictado en la reconocida Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas, y los trabajos resultantes fueron exhibidos en la muestra 'Kenneth Armitage y ocho escultores venezolanos' del Museo de Bellas Artes, en 1964.

Las formas, las ideas, la creatividad
Doce columnas II, 1990

Abend, como consagrado escultor y ganador del Premio Nacional de Cultura en 1963, plantea una singular intervención espacial y una presencialidad contundente con sus objetos.

En un principio se dejó abstraer por las formas orgánicas conservadas puras, piezas en bronce fundido de superficie lustrada y tallas en madera. Luego, ese manipular lo llevó irremediablemente a un interés por la textura y el aspecto de las superficies de los materiales; deserta de la superficie pulida y trabaja en relieves en bronce de rugosos volúmenes geométricos y se deja influir por el informalismo, concibiendo obras en las que el beneficio de la materia instaura su esencialidad y justificación.

Abend consolida un lenguaje y le provee de potestades para su crecimiento y perfeccionamiento. Así comulga con el constructivismo geométrico y confecciona relieves propuestos para la integración arquitectónica. La irremediable conclusión para la que estaba destinado.

Relieve, 2009. El escultor y arquitecto venezolano de ascendencia polaca ganó el Premio Nacional de Escultura en el país sudamericano en 1963 y la Orden Francisco de Miranda en 1990.

Es por este período cuando la madera deviene como su ingrediente más consumido. Se sirve de ella para la cimentación de variados ensamblajes constructivo-geométricos, elaborados mediante gruesos listones, de tal rigidez estructural que contrastan con su particular relieve.

Otros se fundan a partir de combinaciones de piezas de pequeño formato orientadas en un orden riguroso y urbano.

En la década de 1980, su obra se reviste de un carácter orgánico. Sugeridos por cualidades de la madera, encontramos lo antropomorfo y lo 'zoomorfo'. Más adelante armoniza la gran dupla entre la madera y su intervención a través de la talla, lo que va a convertir en el ideario de su trabajo creativo, logrando así un engrandecimiento en las dimensiones, las que alcanzan escalas totémicas con volúmenes ovoides y de proferida textura ubicados sobre columnas o vigas, deslumbrando por la apariencia megalítica.

La fachada del imponente Teatro Teresa Carreño, en Caracas, es una muestra de los elementos a gran escala ejecutados por el artista.

Introduce conjuntos escultóricos realizados a partir de troncos de árboles talados y desechados por el desarrollo urbano, los cercena cilíndricamente, interviene la corteza profunda o superficialmente.

Las llamadas “esculturas en negativo” son una suerte de cajas con las virutas que contienen los sobrantes de sus tallas, destacando en su obra un acento de carácter conceptual.

La dureza de los materiales que utilizó, le permitió labrar un legado, una visión del espacio que intervino por presencia y por el vacío en sus composiciones. Las dimensiones de sus piezas enarbolaron su propia grandeza.

El arte es universal, pero la pasión impresa en cada obra tiene un color local. En la producción de Harry Abend ondea un tricolor que le dio la bienvenida y que hoy lo celebra.

Relieve blanco, 2002.

Tras numerosos reconocimientos, galardones y premios de los que fue merecedor, hoy le dedicamos nuestro orgullo de compartir el gentilicio que también tuvo a bien ganar y universalizar a través de su gran legado plástico.

El hombre, el ser humano

Harry Abend nacido en Polonia, en 1937, arribó a suelo venezolano en 1948.

Durante una entrevista para la plataforma digital 'Registro Nacional Voz de los Creadores', publicada en 2013, Abend rememoraba: “Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial en el año 45, encontramos a otro sobreviviente, un primo hermano por parte de mi padre, que vivía en un país remoto, llamado Venezuela. Él se preocupó de enviarnos las visas, nos describió el país como un lugar muy bello, con gente muy amable, con trabajo, comida y sin invierno. Nos sorprendimos tanto, porque pensamos que nos estaba describiendo un paraíso. Llegamos como migrantes en el año 48, a La Guaira”.

“A Venezuela la llamaban la sucursal del cielo. La gente era sumamente amable y muy receptiva con los migrantes, hospitalaria, y hubo un preámbulo de dos barcos que se fueron un poquito antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, viajaron por todo el Caribe buscando un sitio donde los pudieran recibir. Atracaron en Venezuela y el general Elezar López Contreras, presidente, dijo: 'Recíbanlos'. Muchos siguen agradecidos por la hospitalidad de Venezuela en aquel momento”, recordaba.

De acuerdo con el escultor, en la misma entrevista, la escultura y la arquitectura fueron enseñanzas que pudo integrar y la visión del espacio arquitectónico le ayudó en la escultura”, dijo.

Luego de formarse como arquitecto, tuvo su primera exposición individual en el Museo de Bellas Artes de Caracas en 1962. En 1963 obtuvo el Premio Nacional de Escultura en el XXIV Salón Oficial Anual de Arte Venezolano.

En la década de 1960 desarrolla su trabajo como orfebre y realiza obras integradas a la arquitectura.

Reside en Londres, Inglaterra, entre 1976 y 1982, de acuerdo con información que recoge la galería GBG Arts. En 1990 gana el I Premio del Salón de Escultura “50 años del Banco Central de Venezuela” así como el I Premio de la Bienal Nacional de Escultura Francisco Narváez.

En 2009 fue homenajeado por la Feria Iberoamericana de Arte de Caracas y participó en más de 100 exposiciones colectivas y 47 muestras individuales.

Según reseña el diario venezolano El Nacional, Abend recibió numerosos reconocimientos, como “el premio Shell para Escultura en el Salón D'Empaire, Maracaibo (1964); el premio de la exposición Kleinplastik, Madurodam, La Haya (1967); la Medalla de Oro del Estado de Baviera en la Exposición Internacional del Artesanado, Múnich, Alemania (1968); la Orden Francisco de Miranda en Primera Clase y Primer Premio en la V Bienal Nacional de Escultura Francisco Narváez (1990); el Premio Nacional de Artes Plásticas (1998), y en 2019 fue reconocido por la AICA como Maestro de las Artes Venezolanas”.

En el libro Harry Abend, presentado en septiembre de 2019, relata en 344 páginas la trayectoria del artista.

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