Abordo del sabor asiático

El hampao de té verde relleno de carne guisada, bambú y soya tiene un sabor especial cuando se come abordo de un barco en plena calle Ur...

El hampao de té verde relleno de carne guisada, bambú y soya tiene un sabor especial cuando se come abordo de un barco en plena calle Uruguay, en el corazón de la ciudad. Ginger, en la planta séptima del Hotel Waldorf-Astoria, posee la mística de un restaurante asiático y el aroma de un entorno de lujo y sofisticación con los mejores sabores.

Dos horas y media degustando un plato tras otro dan muestra de la inmensa variedad de creaciones que discurren en la mesa. El chef Armando es el encargado de preparar en vivo el sushi que se sirve en la proa del barco, que navega sobre un lounge con vistas al océano. Literalmente, en la parte inferior de Ginger, se ubica un bar abierto de 5 a 12pm que ofrece diversos cócteles.

LO DESCONOCIDO

Un shot de sake es el disparo de partida de una comida que perdura durante horas en el paladar. Entre ellos, aparece el Pearl Light, un roll de sushi aderezado con salsa de naranja, kanikama picante y aguacate. Es sólo el preámbulo de una plancha de sashimi mixto que aterriza en la mesa sobre una plancha de sal del Himalaya, que va aportando sales y minerales a los pescados colocados sobre ella. Atún, salmón, sierra marinada con vinagre dulce, anguila y camarones se disponen en una bandeja acompañada de una pasta de pescado rosada y nabo encurtido.

El Yakitori es un pequeño grill con todo el sabor de una barbacoa que se dispone sobre la mesa para mantener calientes los alimentos. Se utiliza en las casas de Japón de forma cotidiana, ya que su mayor característica es que no hace humo. Sobre él se disponen unas brochetas de carne con salsa de soja. La sopa miso-ramen, el arroz japonés Torimeshi (con pollo, saque, soya, bambú y zanahoria, cocinado al vapor) anteceden a todo un despliegue de imaginación y magia que rodea a las miniaturas pasteleras.

El chef responsable de los postres, Nicolás Iturralde, muestra gustoso sus especialidades. La tartaleta de yusu (limón japonés), gelatina de rosa, macarrón de mango con amapola, dulce de té verde con vainilla, sacher de chocolate y fresa, o un profiterol coronado con papel de oro, entre muchos otros.

Cada plato está cuidado hasta su más mínimo detalle, convirtiendo al restaurante en una expresión de la perfección y el equilibrio que caracteriza a la cultura oriental. Los platos, la atención y la agilidad en el servicio reflejan una idiosincrasia que empapa todo aquello que abarca el restaurante, envuelto todo ello en un tono bajo, reduciendo el ruido ambiental para dejar que todos los sentidos se concentren en los platos.

El exotismo y lo exquisito se rigen por un mismo timón, que conduce a este barco por la más absoluta rigurosidad del sabor.

ESPACIOS

Si Ginger es el espacio más casual del Waldorf-Astoria, no es el único. Unos pisos más arriba, ubicado en el centro del Hotel, Brio Brasserie es una opción de comida ejecutiva con capacidad para 140 comensales que se disponen entre sillones, sillas y una delicada decoración entre orquídeas y orignales lámparas que acentúan tenuemente la luz del día. Se trata de una combinación de cocina francesa-americana con productos frescos y locales, que ofrece desayuno, almuerzo y cena.

El restaurante se nutre de los productores locales, ofreciendo quesos orgánicos y vegetales del entorno, y se vanagloria de ofrecer un servicio de habitaciones de alta categoría en menos de veinte minutos y durante las 24 horas del día.

El toque especial del recorrido gastronómico por el hotel lo ofrece su bar Peacock Alley, donde cualquier té o bebida es acompañado de unas boquitas que se ofrecen gratuitamente en el hall del Hotel.

Lo Nuevo