Cromosoma XX

De modo y manera que las felicitaciones deberán enviárselas a mi señor padre, por poner el cromosoma correspondiente, yo he sido respons...

De modo y manera que las felicitaciones deberán enviárselas a mi señor padre, por poner el cromosoma correspondiente, yo he sido responsable de muchas cosas en mi vida, pero de ser mujer precisamente, no. Ni me acuerdo cuando pasó. La verdad, felicitarse por algo en lo que no tuviste ni arte ni parte, ni siquiera te consultaron, me parece un poco arrogante. Ahí va, ya me eché en frente a todas las feministas. ¡Qué le vamos a hacer!

En fin, soy mujer, lo acepto, lo que no acepto es que me traten de imbécil. Si durante el resto del año me tratas a patadas, ¿por qué el Día Internacional de la Mujer llegas con una caja de bombones? ¿Para acallar tu mala conciencia? Soy mujer, pero me repatea que me feliciten por ello, a mi me gusta que me feliciten por aquellas cosas que son fruto de mi esfuerzo. Y la verdad es que ser mujer no ha supuesto ningún esfuerzo para mí. Quizás tuve mucha suerte con los padres que me tocaron. Nunca he visto mi feminidad como un impedimento para hacer absolutamente nada, pero tampoco la he visto como algo de lo que aprovecharme, jamás se me ocurrió poner la menstruación como excusa para no hacer algo. Ni me lo hubieran permitido. Nunca me consideré ni una gota menos que un hombre. Y quizás precisamente por no haberme considerado menos, jamás he sentido, nunca, que me trataban distinto.

Nunca aceptaría que me dieran un puesto de trabajo por ser mujer, o me lo das por que valgo, por que soy inteligente y capaz de hacerlo, o puedes quedarte con el. Yo no quiero ni miserias ni lástimas. Ni cuotas obligatorias para algo. Me cabrearía mucho que a un hijo mío le dejaran de dar un trabajo, no porque la contrincante fuera mejor que él, sino porque fuera mujer. No quiero votar a una mujer para presidenta por ser la esposa de, la viuda de o la hija de, quiero votar por el más capaz, sea hombre, mujer o rana.

Se debe luchar por la igualdad de oportunidades, pero para todas las personas, sean hombres, o mujeres; se deben erradicar los problemas de ignorancia y de opresión de la mujer, pero porque generalmente se dan en zonas donde los derechos humanos generales están siendo olvidados. La mujer es parte de una sociedad, hasta que ésta no cambie nada cambiará. Hacer demasiado hincapié en uno de los lados de la balanza siempre hará que perdamos el equilibrio.

Nunca nos van a tratar mejor que como nosotras mismas nos tratamos. Si nosotras nos conformamos con ser las débiles y dar lástima no nos tendrán más que lástima. Seamos fuertes y convenzámonos de que nadie nos está regalando nada. Enseñemos a nuestras hijas a pelear por lo que valen, por lo que hacen, no por lo que son. Ser mujer u hombre no tiene la menor importancia, la inteligencia y los valores deben ser nuestra bandera. Mostremos a nuestras hijas nuestra fuerza no dejando que nos pisen, que nos pongan los cuernos, que nos humillen. De nada sirve decirles a las niñas que tienen que ser tratadas como reinas si ellas ven a una esclava en su casa. No permitamos que nuestros hijos nos falten al respeto, no por ser su madre, o una mujer, sino por ser una persona. No les digamos a los niños que a las niñas no se les pega, enseñémosles a no pegar a nadie. Y permitamos a las niñas defenderse de los que las atacan, así sea a puñetazos. Las damas también se enfadan. Démonos a valer todos los días y nos valorarán. Sigamos sintiéndonos como las frágiles mujercitas necesitadas de protección y nunca seremos capaces de pararnos firmes sobre nuestros propios pies.

Yo no pido que me remolquen, exijo que me traten en la carretera con el mismo reglamento que a los demás conductores. No reclamo un carril para mi solita, sino poder pisar el acelerador a la misma velocidad que los hombres. Porque a las niñas también nos gustan los Lamborghinis.

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