Gioconda Belli: ‘La poesía es una vibración del alma’

Actualizado
  • 24/05/2024 00:00
Creado
  • 23/05/2024 20:05
La poeta y novelista nicaragüense compartió en una conferencia su vida y obra con los presentes, diversas anécdotas sobre su vida y obra marcada por la defensa de la mujer y de la democracia

Momentos antes de que el reloj marcara las 11:00 de la mañana, hora de la presentación de la escritora nicaragüense Gioconda Belli en la sucursal de la librería El Hombre de La Mancha en el centro comercial Multiplaza. la expectación iba en aumento.

El evento –que se llevó a cabo con motivo del festival literario Centroamérica Cuenta– fue presentado por el poeta Javier Alvarado y consistió en una disertación de la escritora sobre su vida y obra que estuvo fuertemente marcada por la reivindicación de los derechos de la mujer y su lucha por la democracia, que libró en su momento contra el dictador Anastacio Somoza y que, en la actualidad, continúa vigente con una postura crítica al régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, postura que le costó el exilio y la imposibilidad de volver a su querida Nicaragua.

Nada más empezar el conversatorio, Belli manifestó su alegría de estar en Panamá y recordó una anécdota vivida con el escritor y poeta panameño José de Jesús Chuchú Martínez, en la que llevaba en algunos viajes a la autora en un avión denominado Antoine –una oda al clásico de Saint-Exúpery El principito– que comprendía la ruta desde Costa Rica a Panamá. Esta parte de su vida –que narra con detalle en su autobiografía El país sobre mi piel– la recordó jocosamente cuando, en una ocasión, el hijo de Chuchú Martínez, Cheché Martínez, tuvo que pilotar el avión con tan solo 14 años de edad, en una situación riesgosa.

Chuchú me decía: ‘no te preocupes que el avión no se va a caer. El avión se mueve porque el viento le gusta al avión’”, recordó Belli con hilaridad, entre carcajadas de los presentes.

Otro motivo que alegra a la autora es la reciente salida de su libro Toda la poesía (1974-2020), en el que compila sus ocho libros de poesía. “Como mi poesía la he ido escribiendo en muchos avatares de la vida, los libros iban quedando desperdigados por varios lugares y yo quería poder tener ese compendio íntegro en este libro. Cuando veo que salió un ejemplar del libro, o un ‘ladrillo’ como decimos nosotros por lo grande que es, me siento muy contenta”, agregó.

Belli agradeció en ese momento a la vida que le permitió experimentar todas esas vivencias que se convirtieron en poesía ya que, para la autora, la poesía no es algo que sale de la imaginación desbordada como lo serían las novelas literarias.

“Para mí, la poesía es una expresión, una vibración del alma, una vibración que surge a partir de determinadas emociones. Yo siento literalmente que el cuerpo se me electriza. Hay un poema en el que digo que voy a estornudar flores, que si abro la boca voy a crear un huracán con todo el viento, porque se va acumulando el sentimiento. Cuando escribo un poema, hay una sensación física. Siempre empiezo con la primera línea y muchas veces no sé hasta donde voy a llegar, pero lo cierto es que es una vibración que tiene que ver con lo vivido”, aseguró la escritora.

Para Belli, su poesía es bastante autobiográfica ya que cuenta diversas etapas de su vida en un recorrido desde su juventud, en la que se descubría como mujer, además de confirmar más adelante que no tenía que sentirse menos siendo una mujer.

“Yo aún sigo diciendo que ser mujer tiene una ventaja extraordinaria, pero lo que tenemos que aprender las mujeres es a usar ese poder. Todavía no lo usamos y todavía sentimos inseguridades porque hay una sociedad que nos culpabiliza por ser mujeres”, expresó.

Cada vez que alguien se le acerca a la autora para comentarle sobre sus obras e incluso para decirle que se siente identificada con sus poesías, Belli siente que eso es lo más grande que le puede suceder a un escritor. “El hecho de que logres comunicar esa vibración a otra persona es grandioso. Para eso es la poesía”, destacó.

Los avatares de la vida

Los libros y la imaginación formaron parte de la vida de Gioconda Belli desde su infancia, que se caracterizó por una casa llena de libros y una madre que le transmitió ese amor por la lectura. La autora recuerda vivamente cuando a los nueve años de edad enfermó de hepatitis, por lo que tuvo que quedarse en cama por dos meses. Es ahí cuando dos cosas abundaron en ese momento: los caramelos (en los que consumía la cantidad de azúcar necesaria para recuperarse) y los libros y enciclopedias que le dieron sus padres para pasar el rato, y con los que llenó esos días de lectura y literatura.

Belli entonces recordó que en el año 1974 sintió la pulsión por escribir. “Empecé a sentir que me pasaban frases por la mente y entonces un amigo poeta me dijo que tenía la responsabilidad histórica de escribir”, comentó.

Es entonces cuando se hizo de una máquina de escribir Smith-Corona –que compró con su primer salario– sin saber que eventualmente sería escritora. Cuando finalmente adquirió la máquina, empezó a escribir y uno de los poemas que escribió fue Y Dios se hizo mujer, que era una oda a la feminidad y lo que hace a la mujer única.

El poema –que fue publicado entonces en el suplemento del diario nicaragüense La Prensa– causó un enorme escándalo entonces en un contexto de conservadurismo social que se vivía en aquel entonces. La autora recordó que en ese momento era tachada de ‘arriesgada’ y ‘atrevida’ por sus poemas que trataban temas cercanos a la mujer como la llegada del período de la menstruación.

“Una tía mía decía que lo que yo escribía se hacía, pero no se decía. Con estos poemas, me convertí en el símbolo sexual de Nicaragua. Los poetas me respaldaron en ese momento diciendo que mis obras eran originales, valientes y nunca antes vistas”, comentó.

Semillero de poetas

Belli elogió a la poesía nicaragüense como uno de los mayores capitales del país centroamericano. “Creo que la poesía nicaragüense nos ha salvado porque hemos tenido terremotos, huracanes, terremotos políticos. Hemos sufrido y vivido una dictadura como la de Somoza y una revolución para volver a otra dictadura. Creo que esos dolores han fertilizado de alguna manera el modo de expresarse y hemos tenido la suerte de que el único héroe nicaragüense reconocido por todos es un poeta: Rubén Darío. En Nicaragua, todo el mundo es poeta hasta que se demuestre lo contrario. Todo el mundo escribe y quiere ser poeta porque ese es un símbolo de estatus y todo, hasta el punto que te dicen poeta en la calle y te saludan llamándote poeta Castillo, por ejemplo. Eso nos acostumbró que el título más grande en Nicaragua es ser poeta”, dijo.

La poetisa recordó igualmente el vanguardismo nicaragüense, que se vio fuertemente influenciado en ese momento por la poesía norteamericana, caracterizada por su accesibilidad en el lenguaje y su tono coloquial, además de tratar los temas de la vida de una forma más moderna sin tanta retórica, tal como se hacía en la poesía del siglo XIX. Los mayores exponentes de esa corriente fueron Carlos Martínez Rivas, Ernesto Cardenal y Joaquín Pasos, entre otros.

Igualmente, consideró que en América Latina hay poetas extraordinarios que la inspiraron en el ámbito de la poesía. Algunos de ellos son las argentinas Alfonsina Storni y Alejandra Pizarnik, y los mexicanos Octavio Paz y Rosario Castellanos. Para Belli, la poesía es una gran corriente y ha sido uno de los grandes portadores de la experiencia humana.

La poetisa nicaragüense-salvadoreña Claribel Alegría fue recordada también con cariño por parte de Belli en la conferencia. Ambas ganaron juntas el Premio Casa de las Américas. Belli lo ganó por su obra poética Línea de fuego mientras que Alegría recibió el galardón por su libro poético Sobrevivo. La poetisa la recuerda por su perfección a la hora de escribir un poema en el que escogía la más indicada de las palabras con las que expresaba sentimientos tales como el dolor y la alegría.

“Claribel Alegría le hacía justicia a su nombre porque era una persona muy vital y eso se refleja en su poesía”, dijo Belli, quien también recordó la obra de Ana Ilce Gómez, Mariana Sansón, Daisy Zamora y Milagros Terán como parte de una generación de mujeres que escribían poesía en Nicaragua, al tiempo que mantiene la esperanza de que el contexto difícil por el que atraviesa ese país no apague la llama creativa encendida por tanto tiempo.

Nicaragua, en su corazón

El amor que expresa Gioconda Belli por su patria también es develado en sus poemas. Cuando se fue por primera vez al exilio en 1975, escribió el poema ¿Qué sos, Nicaragua? mientras se encontraba sola en México. En esta obra describe la exuberante belleza del país centroamericano y lo grandioso que es el país, al punto que finaliza con esta interrogante: “¿Qué sos Nicaragua para dolerme tanto?”

Cuando se vio en la misma situación, varios años después, cuando sabía que no podía regresar a Nicaragua –debido al recrudecimiento de la persecución política en 2021 contra todo aquel que osara oponerse y pensar distinto a la dictadura Ortega-Murillo– hizo en diciembre de ese año el poema Despatriada, en el que la nostalgia nutrida de los recuerdos se funde con la impotencia de la injusticia vivida.

“Yo estaba tan tranquila en mi casa en Nicaragua pensando que ya había vivido una vida bastante llena de cosas. Nunca me imaginé que a estas alturas del partido me iba a quedar en el exilio y que me iba a quedar otra vez con esa sensación de estar en un lugar haciéndome una vida nueva. Esa sensación de la poesía es capaz de hablar todas estas cosas, y por eso es que voy a seguir escribiendo más libros”, dijo.

Ahora viviendo en Madrid, España, Belli tiene grandes planes como el lanzamiento entre los meses de septiembre y octubre de su próxima novela Un silencio lleno de murmullos, en la que seguirá afilando su pluma para contar historias.

Gioconda Belli
Poeta y escritora nicaragüense
Para mí, la poesía es una expresión, una vibración del alma, una vibración que surge a partir de determinadas emociones”
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