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- 14/06/2024 17:52
Si usted lee esta noticia, lo más probable es que en su infancia haya recibido o conoce de alguien que fue merecedor de alguna que otra reprimenda por su mal comportamiento, al punto de ser caracterizado como el villano de la película por comportarse fuera de las normas establecidas. Esto es algo que le sucedía frecuentemente al artista Juan Carlos Mitre, que en estos días muestra la exposición ‘Niño Diablo’, que se puede disfrutar en la galería de arte Weil Art.
En las obras realizadas en acrílico sobre tela, se pueden apreciar distintas escenas de la vida, como la candidez e inocencia que acompañan a la etapa infantil y cómo los seres humanos paulatinamente van dejando atrás estas cualidades a medida que pasan los años durante su crecimiento como adolescentes y adultos.
Los tres protagonistas centrales en esta historia son el mismo Mitre, así como su esposa y su mejor amigo, personas de su familia elegida a las que él ama de forma ‘exagerada’ y que acompañan al espectador en un viaje en el que se repasa ese imaginario de memorias y recuerdos de la edad temprana que quedan grabados para siempre en la retina y son capaces de forjar el norte de una persona.
En entrevista con La Estrella de Panamá, “Mitrillo” como también es conocido el artista, expresó además que la figura del diablico, que es protagonista de la mayoría de las pinturas, es sinónimo de liberación para diversas culturas –tanto la panameña, así como a lo largo de la región latinoamericana– y tiene sus orígenes en la población que llegó de diferentes lugares del continente africano como Senegal, el Congo y Sierra Leona, así como los otros países que componen la parte subsahariana. Esta expresión cultural usa las máscaras como sinónimo de expresión de esa manifestación ligada a la cultura afrodescendiente de América, y que utiliza los cantos y bailes para liberar todo lo malo.
Mitre, quien se confiesa un amante del folclor, considera que expresiones culturales como esta hacen auténtico a un pueblo. Son una carga genética que lleva cada ser humano de su país y que está impresa en sus costumbres y en su forma de hablar. El amor al folclor también formó una parte importante de su infancia, siendo su familia originaria de Ocú. En tanto, se encuentra fascinado por la variedad de diablicos sucios que se puede encontrar en otros puntos del país como Colón, Coclé y Azuero.
Para él, los diablicos sucios son la figura más icónica del país. Esa autenticidad que desprenden, y que es comparable con la de un niño inocente que actúa según su libre albedrío, es la génesis de esta muestra artística.
“Yo soy el más chico de tres hermanos, además de ser el más pequeño de 30 sobrinos. Por eso me dicen a mí, “Mitrillo”, porque soy el Mitre más chico y recuerdo que también decían que yo era el más tremendo y más mal portado de los primos y de los hermanos. Esto me lo decían tanto en el colegio como mis primos y mis amistades. Allí nace la cuestión de que toda la vida me estén llamando a mí un pequeño diablo. Con esta exposición busco juntar todos esos conceptos que decían de mí, con las actividades que yo hacía de chico. Cuando uno avanza hacia la adultez, va dejando la maleta atrás y madura, pero también se olvida de algunas de las actividades inocentes que realmente lo hacían a uno muy feliz cuando era niño. Esas cosas eran, por ejemplo, hacer un fuego en un verano o solamente jugar con un avioncito de papel, además de simular que un palo de escoba es una guitarra eléctrica, una espada láser de la Guerra de las Galaxias, una escoba voladora o la función que le quieras asignar de acuerdo con lo que te dicta la inocencia. Pero para los adultos el palo de escoba ya simplemente es un instrumento de limpieza. La idea es mezclar la inocencia que uno tenía de niño con la cotidianidad del niño que se portaba mal, que era yo”, explicó el artista.
Fanático del ámbito de los superhéroes y las historietas, y estudioso de este arte gráfico, Mitre también reflexionó que entre el héroe y el villano hay un personaje –en el intermedio de la historia– del cual no se sabe exactamente si es de un equipo o si es del otro. Lo que se conoce como el antihéroe, que así como puede ser una persona buena y noble, en el lado negativo puede ser defensivo e incluso capaz de defender su cruz.
“Yo soy ese personaje. Puedo hacer cosas que son muy duras a la mala pero, en general, todo el tiempo soy una persona normal y buena, o creo yo que soy bueno, no sé. Esa es mi percepción, siento que no soy ni lo uno ni lo otro”, agregó.
En este sentido, hace alusión al tema Al lado del camino de Fito Páez, en el que le cuenta a todos que ese ‘hombre enreverado’ que es hoy en día, es gracias a la crianza de sus padres y sus tías y, sobre todo, con esa personalidad arrolladora que lo hizo exitoso en la música. Si bien es cierto, “Mitrillo” acepta lo que es como ser humano, alguien que no pretende ser santo ni mucho menos. El artista también afirmó que siempre es bueno tener al lado a una persona que pueda hacer una crítica con el fin de mejorar en todos los aspectos de la vida.
Mitre recordó igualmente que es necesario que el ser humano se humanice aún más y que intente vivir a plenitud en un entorno en el que es difícil llevar a cabo una vida tranquila por el contexto frenético en el que lo urgente se antepone a lo importante. Por otro lado, “Mitrillo” cree que todos tenemos un artista y un dibujante dentro, cuya máxima expresión se da precisamente en la infancia cuando un niño dibuja lo que ve a su alrededor.
“Yo siento que sigo siendo un niño, por eso es que sigo siendo un niño diablo. Todos somos artistas en potencia a final de cuentas”, concluyó.