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- 09/08/2024 23:00
Hay momentos en los que es necesario hacer una pausa y reflexionar sobre lo que somos y lo que queremos ser como país, un terruño de 120 años en el que convergen identidades y culturas de todas las latitudes del globo en un territorio. Este es el leitmotiv de la exposición ‘Pro Mundi Beneficio’ del artista Gabriel Wong, que actualmente se presenta en la Galería Habitante de Costa del Este.
En la muestra artística, Wong cuenta la historia de un país que - a diferencia de muchas naciones – nació con un conjunto de ideales propositivos en su razón de ser tal como lo ilustra el lema del escudo nacional que en latín quiere decir ‘Por el beneficio del mundo’.
“Panamá es un país que se constituyó sin derramar sangre en comparación con otros países del mundo. La separación de Panamá de Colombia del 3 de noviembre de 1903 ocurrió relativamente de forma pacífica. Justo después de la creación de la República de Panamá, vinieron migrantes de todas partes del mundo y hoy, más de un siglo después, estamos los descendientes presentes en este momento”, explicó. Un aspecto que el artista considera como un experimento social digno de un país que conecta al mundo.
Wong centra sus obras en dos aspectos que considera fundamentales, en su opinión, para que Panamá sea ese país que haga honor a su lema fundacional.
Uno de ellos tiene que ver con la gestión sostenible y eficiente de los recursos naturales con el fin de que la sequía ocasionada por el cambio climático no afecte las operaciones del Canal interoceánico, así como la fauna y la flora del país. A juicio de Wong, la naturaleza panameña es tan exuberante que puede ser aprovechada para explotar la industria del turismo ecológico.
Otro eje en el que el artista centra su propuesta expositiva es en el capital cultural del país que se traduce en la riqueza cultural que se aprecia en los orígenes de su gente.
“Tú y yo somos el resultado [del hecho] de que toda la gente que pasó por aquí hace más de 100 años, cuando se fundó la República, armó un bailoteo y empezaron las distintas mezclas. Entonces escuchas estas historias de que el abuelo era de aquí, y el bisabuelo era de por allá. Panamá es uno de los primeros países globalizados que dieron cabida a lo que conocemos hoy como un planeta de carácter global. A grosso modo, yo veo a Panamá como un gran sancocho cultural”, expresó.
Ello se refleja en varios aspectos como las tradiciones, los bailes, la música, la comida, la vestimenta, las celebraciones, las formas de andar y de conversar, entre otras muchas cosas.
“La cultura tiene la capacidad de conectarte con tu prójimo y de crear un sentido de proximidad pero, a la vez, te puede alejar de quien tienes más lejos”, ironizó.
Wong considera que en Panamá también se ha hecho énfasis en la integración cultural que rompe barreras e intenta sobrellevar los temas más acuciantes con diálogo y entendimiento entre semejantes.
“La nacionalidad panameña no está amarrada a una etnia, todos somos panameños. Hay muchas respuestas diferentes y todas son absolutamente correctas. Ser panameño no se trata del color de tu piel, ser panameño se trata de la capacidad de conectarnos los unos con los otros y con el mundo. Más allá del preguntar ‘qué hay pa’ mí’, hay que preguntarnos qué hay para nosotros, pensando en el colectivo más allá de lo individual”, dijo.
La premisa de la exposición, de acuerdo al artista, no trata de señalar con el dedo acusador a nadie sino evaluar quiénes somos, de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde queremos ir como país. Wong espera que en los próximos 100 años Panamá se convierta en un referente mundial en lo que se refiere al cuidado responsable de los recursos y organismos que abundan en el territorio.
Asimismo, el artista aboga por un cambio social que desemboque en un buen trato de servicio al cliente. “Nadie debería tener los mejores modales como decir ‘buen día’, ‘por favor’, y ‘gracias’ tanto como el panameño porque ser panameño es un llamado a conectar al mundo”, añadió.
En las 35 obras que se muestran en la exposición, Wong refleja la panameñidad por medio de sus experiencias personales como un ciudadano panameño de ascendencia china y las entrelaza con momentos destacados de la historia y cultura panameña.
Una de las obras habla de la riqueza biológica de Panamá, que se puede comprobar tan solo contemplando cada uno de los rincones de la naturaleza del país. Una temática que se puede explorar más a fondo en el Biomuseo, que explica la historia biológica de Panamá.
Una de las obras aborda el tránsito entre el océano Atlántico y el océano Pacífico, mientras que otra se hace eco de la resiliencia de la población ante la adversidad.
“Cada vez que he expuesto, nunca tengo una obra insignia; pienso que es injusto agarrar todo el tren de pensamiento y resumirlo en una sola obra. Cuando hago arte ya sea para instituciones o en mi catálogo, pongo bocetos porque siento que, a la hora de conceptualizar, es como mostrar todas las obras y ninguna a la vez. Todo empieza con un boceto para mí”, aseguró.
Con esta exposición Wong ve a Panamá como un pequeño país con un gran potencial. Algo así como un diamante en bruto. Para llenar esa expectativa de ser la ‘envidia del mundo’, el artista opina que el país tiene que pasar por un cambio de cultura a nivel social. En tanto, el artista busca dejar un legado que perdure para la posteridad.
“Como decía un amigo artista: ‘Mi trabajo es crear para aquellos que todavía no han nacido’. Estoy pintando hoy para que el día en el que no esté, quede mi arte a las nuevas generaciones”, concluyó.