Serena Vamvas: 'Nos tiene que dar miedo lo que viene en 2024 si no nos involucramos'

Actualizado
  • 05/07/2022 11:19
Creado
  • 05/07/2022 11:19
La activista ambiental analiza el compromiso de Panamá en torno al cuidado del planeta, rechaza la hipocresía de empresas que se venden como 'sostenibles' y anuncia su candidatura para representante de San Francisco por la libre postulación
Serena Vamvas, durante su visita a este diario.

Serena Vamvas (ciudad de Panamá, 1991) tiene un rostro de porcelana que pudiera camuflar el volcán de guerrera que lleva dentro. Ese que va contra la burocracia, la corrupción, la vulnerabilidad, la desigualdad y la destrucción del planeta. Habla como queriendo apostillar cada frase, con aires de matriarca sabia, visionaria, porque, dice ella, lo que vale es la experiencia, los momentos, y no la edad. Ha sido una superviviente desde su primer suspiro. Su vida es un trompo, que pese a las piruetas, pérdidas y sacudones se ha mantenido en equilibrio.

Ha puesto a trabajar a muchos en el cuidado del ambiente. A través de su fundación MiMar ha inyectado la conciencia verde. No hace mucho publicó su primer libro –que escribió durante el encierro pandémico– Nega es hogar, una obra para niños con un trasfondo crítico de todo el mal que le hacemos a nuestra tierra.

Vamvas es abogada, licenciada en ciencias políticas, escritora recién estrenada, y ahora anuncia que correrá como representante del corregimiento de San Francisco por la libre postulación para 2024. Aquí una mujer que cree que desde la política es posible renovar. Aquí una activista medioambiental. Aquí una mujer que quiere inspirar a otra. Aquí una panameña, con ascendencia griega e italiana. Aquí una soñadora determinada.

¿Qué historia tiene Serena Vamvas?

Se puede decir que es una luchadora porque desde el día que nací, se me presentaron dificultades y he logrado superarlas. Fui sietemesina. Mi mamá estaba enferma, tenía cáncer. Haber nacido fue un milagro. Me encanta vivir, desde chiquita. Fui atleta de jiu-jitsu. Estuve en la selección representando a Panamá en más de 45 torneos; me gradué de abogada. En los últimos cinco años he sido directora ejecutiva y fundadora de la fundación MiMar, que se dedica a crear conciencia ambiental sobre todo a los jóvenes y a las empresas. Porque hay que entender que la participación ciudadana es muy importante, ya que en realidad tenemos un país que tiene mucho potencial, pero la participación ciudadana ha disminuido en los últimos años.

¿Entramos a la parte del relato en la que se encuentra su familia?

Mi madre falleció cuando yo tenía 10 años, ella fue un componente muy importante en cuanto a mi amor y a la protección al ambiente. Ella me enseñó que lo que sale de la tierra se tiene que cuidar. Ella fue una de las pioneras de la agricultura orgánica en Panamá. Ella vino de Italia, y aunque tengo raíces italianas y griegas, siempre he sentido una conexión tan profunda con mi país. Panamá es maravilloso.

Lo siento mucho. Puedo intuir que no tuvo una infancia fácil...

Perder a mi mamá me ayudó a entender que la vida es muy rápida. Estuvo mi abuela paterna Sofía (descanse en paz) que fue una mujer muy fuerte, fue la primera mujer presidenta de la comunidad griega, así que desde chica tengo un role model increíble. También viví un tiempo con mi papá. Pero tengo que admitir que fue una infancia difícil, nunca me faltó techo ni comida, sin embargo, mi núcleo familiar estaba bastante desequilibrado. A pesar de eso pude mirar más allá del futuro que yo tenía. Siempre tuve un temple muy fuerte, viene de mi sangre, y entendí las enseñanzas que me había dado mi mamá. Hasta después de su muerte, encontraba sus libros y notas... Pasé por un proceso de descubrir a mi mamá después de su muerte. Ha sido muy bonito. Nunca me voy a poner como la víctima, pero soy una sobreviviente.

¿En qué momento se dio cuenta de que quería defender el medio ambiente?

Fue cuando entendí que tenía liderazgo, lo he tenido desde muy chiquita. Cuando algo se me mete en el corazón y la mente, yo sé que es algo que tiene valor. Y recuerdo que fue una experiencia en Colón –yo amo Colón, es mi provincia favorita porque es un contraste de lo que es Panamá: es hermosa, pero a la vez se ve la desigualdad, también mis papás se conocieron en Isla Grande así que yo iba bastante– y recuerdo ir a una playa que estaba totalmente contaminada de jeringas, colchones, plástico y sentí una tristeza muy profunda. A Panamá le estaba afectando esta falta de conciencia ambiental, de educación ambiental en colectivo, y entonces decidí organizar una limpieza de playa. Pensaba que iban a llegar 20 personas, era mi primera limpieza de playa, y llegaron 400 personas. Yo 'dizque' puede ser que esto sea una señal de que es algo que tengo que hacer: la gente quiere ayudar, la gente quiere participar y entendí que la gente necesita una guía. Desde ese momento fundé MiMar, me preparé muchísimo en la parte ambiental, porque es como un iceberg, la punta del iceberg es la basura: pero abajo está la desigualdad, la brecha de la educación, la falta de políticas públicas y la fiscalización correcta de estas políticas públicas.

En este camino de lucha y compromiso, ¿cuál es su principal antagonista?

La falta de empatía de la ciudadanía que aún no ha entendido que el privilegio nubla. ¿Por qué? Existen muchas personas que quieren hacer un cambio y tienen la posibilidad, pero no ejecutan. De las palabras a la acción hay un largo camino, las personas deben atreverse.

No hay una sola persona que sea la antagonista, es la falta de conciencia, la falta de pensamiento crítico.

Se nos llena la boca hablando de la contaminación, pero cuando nos vamos a la playa tiramos latas de cerveza al suelo, o peor aún, malgastamos el agua todos los días... ¿qué nos pasa?

Antes consideraba que era falta de educación, pero también es falta de oportunidades. Si queremos un país que tenga realmente una educación ambiental y que seamos conscientes tiene que ser accesible para todos. No es solamente para una parte de la población que tiene la capacidad de agarrar un carro y llevar su reciclaje. Los puestos de reciclaje tienen que estar en todas las esquinas. En Panamá no se ha estado martillando lo suficiente en la educación ambiental.

Hablando de la gestión empresarial, ¿cree que las grandes compañías –que de la noche a la mañana todas aseguran ser sostenibles– están dispuestas a comprometerse de verdad en caso de que les afecte sus números?

Mi tema favorito. Es una excelente pregunta y entra el término greenwashing (lavado verde: una práctica de mercadeo verde destinada a crear una imagen ilusoria de responsabilidad ecológica). La mercadotecnia es muy inteligente y el neuromercadeo también. Hacen creer que verdaderamente estás haciendo un cambio sostenible. Por ejemplo, te ponen una hojita afuera, te lo pintan de verde, te ponen eco verde... todo el rango de palabras que le hacen creer al consumidor que es una mejor opción, y encima pagando un poquito más porque uno quiere ayudar. Soy muy crítica de estas situaciones, si es algo cosmético estás haciendo el triple de daño. Hay muchas empresas que sí están haciendo progresivamente cambios, sin embargo, hay otras que han optado por solamente ser una fachada y eso es muy peligroso, porque estás engañando a la población que quiere hacer un cambio.

Entiendo que escribió un libro infantil con el fin de promover la conciencia ambiental.

Tengo que admitir que este libro fue creado en pandemia en un momento crítico. Cuando estaba encerrada, entré en un estado de depresión –que es un tema que a la gente no le gusta tocar: la salud mental–. Entendí que escribir era la luz en el túnel y que cuando iba salir de la pandemia, quería brindarles a las semillas más importantes de Panamá, algo que hablara no solamente del futuro, sino de empoderarlas.

Este amor que sentía por los niños se intensificó para el tiempo de las revelaciones de los abusos en los albergues. Fui muy activa en las protestas, y a todos los panameños nos afectó en profundidad. Los niños son lo más sagrado que tenemos y el hecho de que no hayamos podido dar la cara y las respuestas ante los niños más vulnerables: los que no tienen papás, los que no tienen familia, y encima que el Estado les falle. Para mí eso cambió todo. Los niños que son abusados y que no son amados, serán adultos que entrarán a nuestra sociedad y que seguirán perpetuando el círculo de violencia.

Cuando salió el libro yo quería que fuese totalmente gratuito, y gracias a Dios encontramos un patrocinador. La Unión Europea dijo: ¡Vamos a imprimir en papel ecológico y usted se encargará de llevarlo a todo Panamá! Ha sido un éxito. Líderes comunitarios, profesores han participado en la difusión. El libro es una crítica social de la basura, huecos en la calle, que no pasa el camión de basura... Pero al final el mensaje es: ¡no tienes que esperar a ser adulto!

Hablemos de política... leí una entrevista en la que le preguntaban si usted aspiraría a la política y respondió: “Si me preguntas si quiero en algún momento buscar un cargo de elección popular, no me ha pasado por la mente”. ¿Cómo le asaltó ahora la idea?

Sentí que no era congruente en mis palabras porque a pesar de que trabajé y que estoy ejecutando, hay un cierto tope que uno puede tener como sociedad civil. Me di cuenta en muchas manifestaciones y en protestas que la ciudadanía quiere, quería hacer un cambio. Y pensé: 'Estoy totalmente capacitada, soy joven pero también he demostrado que tengo el temple, que tengo el carácter y sobre todo que tengo el equipo para poder hacerlo'. Panamá nos necesita y 2024 va a ser un momento decisivo. Si seguimos viendo hacia un lado y pensando que la política no nos afecta, estamos equivocados, todo es política. Todo lo que pasa, no solamente en la Asamblea, sino en los gobiernos locales, nos afecta. Decidí irme a la postulación a representante porque es más local, trabaja de uno a uno con la comunidad, uno escucha y puede ejecutar y es exactamente lo que yo hago, pero ahora a nivel estatal, y creo que voy a hacer un gran trabajo.

¿Qué problemas específicos tiene San Francisco y qué propuestas plantea para afrontarlos?

El tema de San Francisco es que es un corregimiento muy diferente en todos los aspectos. Tenemos un crecimiento muy grande. Es el corregimiento que más PIB le inyecta a Panamá, pero a la vez vemos los problemas de desigualdad de frente. El problema de la basura y el mal manejo de desechos es algo que viene desde hace mucho tiempo; la junta comunal no ha sabido comunicarse. El ciudadano tiene que aprender a manejar sus desechos, también: orgánicos-no orgánico. Si utilizamos la estructura estatal para explicar esto a todos, lo que podemos hacer es genial, hasta compostaje industrial podemos hacer; bajamos los residuos y no seguimos llevándolos a cerro Patacón que ya llegó a su límite. La seguridad, y esto va casado con el problema de las aceras. Hay una mala distribución de aceras y que a pesar de que esto no es competencia del representante, porque debería ser también del Ministerio de Obras Públicas (MOP), el representante tiene que presionar y ejecutar al lado del MOP que las aceras estén bien, que se busquen lugares para hacer estacionamientos. La seguridad tiene que ser iluminación, que la población se sienta segura.

¿Es cierto eso que dicen que cuando uno entra a la política se pierde confianza?

Considero que hemos puesto a los políticos en un pedestal. Una de las cosas que voy a hacer en mi campaña es mostrar lo humana que soy. Los políticos tienen sus cosas buenas y sus cosas malas. Considero que muchos han perdido la confianza porque se quieren mostrar políticamente correctos, dentro de los estándares de la sociedad, pero hay cosas que son muy básicas del ser humano. Hay que humanizar la política. Nos tiene que dar miedo lo que viene en 2024 si no nos involucramos.

Francia Márquez, antes de ser vicepresidenta de Colombia, fue una activista por la conservación del medio ambiente en su país. Raisa Banfield, antes de ser vicealcaldesa fue ambientalista... ¿qué me dice de ellas?

Siempre voy a respetar a todas las mujeres que ingresan a la política, no es fácil. Existen todos los estigmas alrededor de lo que tiene que hacer una mujer correctamente, pero también se olvidan de que el trabajo doméstico es trabajo. Cualquier mujer que ingresa a la política con buenas intenciones es una persona que siempre va a tener respeto y admiración. El hecho de que se atrevan es increíble. Respecto a Francia, estoy muy feliz, y Latinoamérica necesita florecer, no solamente San Francisco.

¿Cómo ve la equidad de género en la política panameña?

Suplencia no es paridad. Dentro de los cambios del Código Electoral se ha dicho que se debe buscar paridad, sin embargo, seguimos viendo en los porcentajes que el principal siempre es el hombre y la suplencia es la mujer. Somos igual de capaces, estamos en tiempos de romper los paradigmas. Quiero inspirar a otras mujeres, quiero que no tengan miedo, siempre van hablar e inventar... Tienen que tener esa fortaleza interna. La verdadera persona que quiere hacer un cambio y sube al poder, no cambia, pero sí ayuda a hacer un puente. Es llegar y cambiar tu entorno, no tu esencia.

¿Quién maneja en verdad los hilos del país, los políticos, los jueces, los empresarios?

No existe separación entre los poderes del Estado. Quienes están en el Legislativo tienen manitas en el Ejecutivo, y la Corte Suprema nos ha dado a entender que se hace de la vista gorda. Esto lo vemos en cada acto de corrupción, pero tampoco es secreto que cuando vamos a ver los nombres, siguen siendo las mismas figuritas repetidas y los mismos apellidos repetidos que están incrustados en el poder y que tienen mucha culpa de esta brecha de desigualdad tan grande. La empresa privada es muy importante para Panamá y muchos empresarios son muy buenos y aman a Panamá. Pero hay otra cara de empresarios que ven a Panamá como su finca privada. ¡Esto no puede seguir! Ver que estas mismas personas están vinculadas a los mismos actos de corrupción y quedan impunes, da mucha desesperación. La vida del panameño se ha vuelto tan difícil, que muchos están pensando irse del país y no tienen ni siquiera la opción. Eso es lo más triste, tenemos todo para salir adelante.

Por último: cuatro preguntas cortas con respuestas cortas...
¿Cuál es su referente?

Tengo muchos, pero tendría que decir Michelle Obama. Nació el mismo día que yo (risas)

Una frase que se parezca a lo que siente de Panamá...

(se detiene a pensar…) Panamá es el corazón del mundo.

¿Qué merece la pena que sea modificado en la Constitución?

Que todos sean libres de ser quienes quieren ser.

Feminismo y matrimonio igualitario...

Perdona, pero aquí me tengo que extender...

Me considero una feminista, existen muchos matices de feminismo desde el más radical. Todos son importantes; es mantener un equilibrio y acordarnos de que estamos luchando por la equidad, y el que no entiende eso, por favor vaya a leerse un libro de historia.

En 2022 no deberíamos estar echando para atrás en cuanto a lo que las personas quieren ser. Se vulneraliza mucho a las personas del mismo sexo que quieren casarse, se necesitan todas las estructuras para que se sientan protegidos y sean lo que quieran ser. ¡No puedo creer que exista gente que aún no lo entienda!

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