Adriana Macías: 'Todo lo tienes que intentar a tu manera, con lo que eres y como eres'

Actualizado
  • 05/09/2023 00:00
Creado
  • 05/09/2023 00:00
La escritora y conferencista visita Panamá a propósito del evento 'No es vender, es influir'. Habla de su infancia, de cómo enfrentó miedos y frustraciones. También comparte sobre la maternidad y de cómo la creatividad ha sido la clave para lograr su independencia
Adriana Macías, escritora y conferencista

Cuando Adriana Macías era niña pensaba que en algún momento de su vida le iban a crecer los brazos, nació sin ellos. Tras el intento de sus padres de que usara prótesis, ella tomó la decisión de no hacerlo. Durante su vida fue desarrollando métodos para valerse por sí misma y lo logró. Se peina, se maquilla, cocina, peina a su hija, toca el chelo, nada, diseña ropa, hace yoga, y entre otras habilidades, tiene un gran sentido del humor que no esconde.

Conversa con este medio en un hotel de la ciudad de Panamá. Lleva tacones rojos y un vestido negro sin mangas, ya no siente miedo a mostrar los hombros. Llega segura, sonriente. Se inclina para dejarse abrazar por quienes recién está conociendo. Macías se sienta, deja los tacones en el suelo y mueve sus pies como si fueran sus manos. Pide disculpas para responder un chat desde su celular, lo hace y comenzamos la entrevista.

¿Cómo fue su infancia?

No hay mucho que contar de la infancia distinto a lo de cualquier otro niño. Pues la verdad es que tuve una infancia llena de muchos juegos, dulces, disfruté muchísimo, al grado de que quisiera que mi hija tenga esa infancia, feliz, llena de paz, seguridad y confianza. Todo eso se lo debo a mis padres. Hoy que soy mamá, me doy cuenta de que esa tarea no debió haber sido, pero en lo absoluto, sencilla. Ellos sí que la pasaron muy mal, tuvieron muchas dificultades, tuvieron un problema muy grave, emocionalmente hablando. El recibir este bebé sin brazos para ellos fue un golpe muy duro. Lo entiendo ahora que soy mamá, a mi hija le da fiebre y quiero que la ambulancia esté afuera por si pasa algo (...) Imagínate para mis papás y sobre todo en una época donde no había nada, hoy pones en Youtube 'la mejor manera de quitar las rozaduras' y se despliega un montón de recetas. Qué polos tan opuestos ¡no! Así de opuesta es la historia de mis papás y la mía, algo que me genera un gran compromiso de construirle a mi hija una felicidad, casi como la que yo pude tener. Pero, qué te digo, mi infancia fue hermosa.

Durante su vida, Macías fue desarrollando métodos para valerse por sí misma y lo logró.
¿Fue traviesa?

Era súper traviesa y qué bueno porque si no, no tendría tantas habilidades hoy. Usaba los cajones del tocador como escalera y tomaba los maquillajes de mi mamá. Mi abuela escondía chocolates en el fondo de su clóset, yo estiraba la pierna e iba tocando hasta que los encontraba. Lo confieso porque mi abuela ya no vive, antes no (risas).

Cuando era niña pensaba que era normal no tener brazos y que en algún momento le iban a crecer. Cuando se dio cuenta de que no iba a ser así, ¿qué pasó por su mente? ¿Recuerda?

Sí, pasa la etapa de la infancia que fue increíble, miel sobre hojuelas y qué bueno porque sirvió de colchón para todas las etapas complicadas que llegaron en mi vida. El error número uno que cometemos los seres humanos es compararnos con los demás; cuando empecé a compararme, pues sucedió lo que nos pasa a todos, te das cuenta de todo lo que no tienes, todo lo que te hace falta, todo lo que no puedes y eso es súper frustrante para todos, súper triste. Empiezo a caer en este barril sin fondo de tristeza, frustración, preocupación. Pero afortunadamente ahí estaba mi mamá, mi papá y mi hermana, que siempre me mostraban otro panorama, otra versión. Me enseñaron a no tomarme tan en serio las cosas, a ser agradecida, a disfrutar la vida como es. También me enseñaron a no encontrar la perfección en las cosas, sino en lo que significa para ti eso; no en las personas, sino en lo que es esa persona para ti. Es un gran trabajo y sobre todo en la adolescencia, que no lo comprendes muy bien. Quieres respuestas rápidas, arreglos rápidos, esfuerzos cortos. Entonces es complicado, pero después entiendes que lo que cuesta más trabajo, en lo que inviertes más de tu tiempo y de tu espacio es lo que al final termina valiendo la pena.

Aparte de derecho, ¿qué más estudió?

Estudié para abogada, después vinieron un montón de estudios respecto a esto que me dedico. Las personas se me acercaban buscando respuestas, me encantaría tener respuesta para todo, pero no me puedo sacar tanta cosa de la manga (risas). Empecé a estudiar psicología, tanatología, programación neurolingüística, desarrollo emocional. Hice una maestría en ecología emocional porque ahora los países miden el producto interno bruto desde los niveles de felicidad. Actualmente, estoy estudiando el chelo.

¿Cómo tomó la decisión de convertirse en conferencista?

No fue algo que tuviera en mis planes. Fue algo que la vida me fue dando. La vida siempre nos da regalos a todos. Cuando tenemos muy claro lo que queremos, debemos tener los ojitos bien abiertos. A veces la vida nos da oportunidades para tener eso que nos va a hacer feliz, pero estamos muy aferrados a otras cosas, nos dejamos guiar por las creencias y no por la realidad de lo que pasa. Vamos dejando y abandonando sueños.

De repente queremos estar en un puesto y nos ofrecen algo alternativo, creemos que es algo muy chiquito y lo menospreciamos. No es así, la vida en algún momento te va a poner donde debes estar, donde tienes que estar. Empecé a estudiar para abogada, con el tiempo conocí a la cuñada del subdirector de un banco y es a ellos a quienes se les ocurre que diera mi primera charla. Esa primera oportunidad fue fascinante. Ya de invitación en invitación, aquí estamos, 24 años después.

De niña usó prótesis, lo que era una inversión de dinero recurrente para sus padres. Un día decidió no usarlas más. ¿Cómo fue desarrollando métodos para hacer las cosas por sí misma? Vestirse, bañarse, ir al baño...

Alcanzar la independencia para todos es un gran logro. Ustedes hablan de independencias muy importantes, vivir solo, manejar por primera vez, ¡acuérdense!, salir la primera vez sin tus papás. Si pudiéramos sacar la cabeza por la ventana del carro como los perros, esa sería la expresión de cómo se siente. Quería lograr eso y fue un gran trabajo, tuve que hacer muchos intentos, tuve que ser súper creativa para poder lograr cada una de las etapas, no fue nada sencillo. Por ejemplo, no puedes practicar cómo ir al baño del avión, no me pueden poner un baño con las medidas similares en la casa para ir practicando, tuve que practicarlo cuando tuve que viajar de México a Madrid. Fui venciendo esos miedos, fui trabajando con esas frustraciones de 'no lo logré esta vez' iba trabajando en todas esas herramientas que iba a necesitar para poder ser independiente. Me di cuenta de que Albert Einstein tenía razón cuando dijo 'más vale mucha creatividad, que tanto conocimiento'.

¿Cómo cuida su salud física?

No se enoje para que no se arrugue esta parte de aquí (se señala la frente y ríe) no se inyecten nada en la cara, por favor. Hay que enamorarnos de los buenos hábitos, cuando los queremos no lo vemos como una carga o un pesar, sino que lo vemos como algo que nos va a sumar a nuestro bienestar. Se aprende a disfrutar de las cosas saludables.

Por ejemplo, con la comida encontré el balance. Dicen que el pollo a la plancha con verduras es saludable, las verduras cocidas no me gustan, pero qué crees, me encantan a la parrilla crocantitas. Es encontrar esa combinación que te va a hacer feliz. Las comidas se hicieron para disfrutarlas, las rutinas de ejercicio se hicieron para disfrutarlas. Hay personas que les encanta el ejercicio extremo, a otros les gusta correr, nadar, hay tantas disciplinas.

¿Qué ejercicios hace?

Me encanta el yoga, el pilates. Es encontrar la manera de generar buenos hábitos en nuestra vida y que sea completamente disfrutable, porque en la vida lo que no disfrutas se va a convertir en un martirio.

¿Cómo alimenta el alma?

Soy una persona súper espiritual. Si Dios no quiere, no se mueve una hoja. También estoy en el sentimiento de que Dios quiere cosas buenas para nosotros.

Hablemos de la maternidad, ¿cómo tomó esta decisión? ¿En algún momento le dio miedo?

Si hay uno de los sueños que tenía era ser mamá. Estoy muy agradecida por eso. De hecho hay una canción que dice 'no existe nada que me dé ni la mitad de lo que tú me das, no cambiaría por nada tu sonrisa en este mundo', así es mi hija para mí. La verdad es que así es como siento esta gran emoción de decirte no cambiaría ni la mitad de nada por esa sonrisa hermosa. También te puedo decir que es horrible, ¡horrible, horrible! la maternidad. Qué dolor, qué sufrimiento, qué angustia. Le pasa algo a mi hija y estoy ¡Dios mío, Dios mío, Dios mío! Admiro tanto a mi mamá porque no sé cómo habría podido ser tan fuerte al ver a mi hija en esa situación, a ese bebé recién nacido sin brazos, tan indefenso, qué angustia pensar en su futuro, pensar que va a ser una niña deseosa de todo, súper vulnerable. Cualquiera la va a tirar, cualquiera le va a hacer esto, ni las manos voy a poder meter (ríe). No fui una mujer que fácilmente pudiera ser mamá. Tuve que estar en tratamiento de embarazo por muchos años. Aprendí hasta a inyectarme sola en la panza. Es un desgaste físico, económico y emocional muy duro. Debes tener una relación de pareja muy estable para enfrentar y vivir esos momentos.

¿A qué le tiene miedo?

A la maternidad (risas). A lo que tenemos miedo es porque no lo conocemos y como no lo conocemos nuestro imaginario ya construyó una situación catastrófica y terrible, hay que darnos la oportunidad de conocer esa situación. Ese es el miedo, un montón de cosas que creamos con nuestra imaginación. La verdad es que el 90% de todos esos problemas terribles no va a suceder.

Por su mente nunca pasa el 'no se puede', ¿cierto?

Hay uno que sí, no puedes darte por vencido. Todo en la vida vale la pena que lo intentemos, pero inténtalo a tu manera. Si yo hubiera intentado tocar el chelo como todo el mundo, no lo habría logrado nunca. Lo intenté muchas veces hasta lograrlo a mi manera, con los pies, con un contrapeso para el arco, con un freno... Una de las canciones favoritas que me gusta tocar con el chelo, es esa 'A mi manera', porque todo lo tienes que intentar, a tu manera, con lo que eres, con tus recursos y como eres.

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