Folofa, una hormiga que puede ser mortal

Actualizado
  • 24/03/2021 00:00
Creado
  • 24/03/2021 00:00
Dependiendo de la edad y las condiciones de la persona, la picadura de este insecto podría ser perjudicial. Actualmente se realizan estudios del veneno para el tratamiento del dolor
Desde el punto de vista de salud pública, se considera peligroso el veneno de la hormiga bala.

Las hormigas son insectos hipersociales que suelen vivir en comunidades organizadas bajo tierra, en túmulos a nivel del suelo o en árboles. En el mundo se conocen más de 10,000 especies de hormigas, y predominan especialmente en los bosques tropicales.

Una de esas especies es la hormiga bala o tocantera (Paraponera clavata) nombre común para esta especie de insecto himenóptero. Según estudios, debido al dolor que genera su picadura, la víctima experimenta un malestar muy fuerte entre 12 a 24 horas, por lo que también se la conoce como “hormiga 24”, y en Panamá como folofa.

Yusseff Aguirre, especialista en entomología, afirmó a este medio que la picadura de esta hormiga es mayor que cualquier himenóptero, llegando a ser hasta 30 veces mayor que el de una avispa o una abeja, de allí la importancia de conocer a este insecto y más aquellas personas que viven en áreas muy boscosas.

“Es una hormiga bastante voluminosa y la picadura podría ser mortal dependiendo de la edad y las condiciones de la persona, así como también quienes presentan algún tipo de alergia a los componentes tóxicos que tiene el veneno. La persona podría caer en un shock anafiláctico si no tiene asistencia inmediata. Es muy riesgoso. Todo lo demás dependerá de la respuesta que tenga el organismo a esta picadura”, explicó Aguirre.

Añadió que estas hormigas presentan un aguijón al igual que la mayoría de los himenópteros como las avispas o abejas africanas, y es a través de esta vía que transmiten el veneno.

“El veneno de la hormiga bala o folofa es neurotóxico y tiene efectos sobre la respuesta neuronal hasta crear problemas de coordinación en el ser humano, así como también en los animales mamíferos”, explicó el también biólogo.

Como consecuencia de las picaduras se produce eritema y edema local, fiebre ocasionalmente acompañada de fenómenos sistémicos (escalofríos, sudoración y taquicardia), parálisis respiratoria e insensibilidad del miembro afectado. “El tratamiento es solo sintomático, con analgésico, parecido a cuando te pica una avispa o abeja”, mencionó.

Esta hormiga vive en los bosques tropicales que van desde la península de Yucatán, en México, toda América Central y América del Sur. 

El doctor José Reverte Coma, en su investigación para el Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud, detalló que el peligro de la picadura de esta hormiga, la cual mide aproximadamente una pulgada, reside en la sensibilización que puede producir, y en que una segunda picadura puede provocar el choque anafiláctico mortal.

“La paraponera la he encontrado en mis viajes por la selva tropical de Panamá como Darién y Veraguas, así como también en Colombia, Venezuela y Brasil, donde los indios y hombres del campo les temen más que a las culebras”, aseguró el científico en la investigación que recoge el Gorgas.

En el documento, Reverte explicó que en Venezuela las llaman cumanagato, en la Guayana británica munuri, en Brasil tucandeira o tucandira o tocanguira. En Costa Rica la conocen como hormiga bala, y falofa en Panamá.

En otras partes de Centroamérica y Brasil le dicen hormiga 24 horas para indicar que su picadura puede matar a las 24 horas de haberla realizado. En Australia hay otra hormiga muy parecida por sus efectos y forma, y se denomina myrmecia.

Forman colonias de hasta 500 individuos, pero lo más común es que se congreguen de 10 a 20 individuos.

Según el científico, suelen vivir en colonias de hasta 500 individuos, aunque es más frecuente encontrarlas en grupos de 12 a 20 siempre en la base de los grandes árboles de la selva. “Basta irritarlas o molestarlas dando unas patadas en el suelo cubierto de hojarasca para que salgan de su hormiguero, y entonces hay que ponerse fuera de su alcance. Por eso capturarlas no es fácil y tiene sus riesgos, y fotografiarlas es aún más difícil a menos que se haga en cautividad”, argumentó Reverte en el documento.

La Paraponera clavata es de la subfamilia de las Poneiras o Ponerinae, familia de las Formicinae. La palabra ponerina procede del griego ponyrós, que quiere decir malo, doloroso, así llamada a causa de su fiereza y los efectos que produce.

Estudios y ritos

Según Aguirre, la toxina que presenta el veneno de esta hormiga es en cierta forma beneficiosa para la salud. De hecho se están realizando estudios de esta sustancia conocida como poneratoxina.

“Los estudios que se están efectuando buscan conocer si encuentran un tratamiento para el dolor o mejorar algunas condiciones de salud en varias enfermedades”, remarcó.

El entomólogo Justin Schmidt, quien fue picado en toda su carrera por infinidad de insectos, creó una escala de dolor que va del 1 al 4 tomando como referencia el dolor producido por la avispa común (Vespula vulgaris), dándole a esta picadura la valoración de 1. Al dolor producido por la picadura de la temible abeja africana le otorgó una valoración de 2 y de 4 a la picadura de la hormiga bala.

De hecho, la tribu indígena Satere mawé de Brasil realiza un ritual con estas hormigas. Usan una especie de guantes rústicos donde se pegan miles de hormigas bala. Luego hombres y mujeres de la tribu se colocan esos guantes, y deben tolerar las picaduras por aproximadamente diez minutos. Este ritual se hace para señalar el paso de la niñez a la adultez a fin de hacerse inmunes a la picadura de esta hormiga. Es sumamente doloroso y es común en esta tribu, resaltó Aguirre.

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