Exploración espacial

Regresa la amenaza del asteroide 2024 YR4: esta vez podría chocar con la Luna, ¿afectará a la Tierra?

  • 11/07/2025 15:10
El riesgo de impacto de un asteroide generó una reacción global entre científicos y agencias espaciales. Tras semanas de observación, lograron descartar el peligro, pero ahora la Luna podría estar en la mira

Durante semanas, el mundo científico estuvo en alerta por un asteroide que, aunque era pequeño, tenía un comportamiento preocupante. Se llama 2024 YR4 y, según cálculos de la NASA, llegó a tener una posibilidad real de chocar con la Tierra en 2032. Con un tamaño de entre 40 y 90 metros, el riesgo de impacto fue el más alto jamás registrado para un objeto así.

Este hallazgo desató un operativo internacional sin precedentes. Telescopios en diferentes partes del mundo, agencias espaciales y expertos trabajaron a contrarreloj para entender su trayectoria y saber si realmente representaba una amenaza. Gracias a estos esfuerzos, se descartó el peligro, pero no sin antes poner a prueba todos los sistemas de defensa planetaria existentes.

¿Cómo se descubrió?

El 27 de diciembre de 2024, un telescopio automático en Hawái detectó un punto blanco en el cielo. Era el asteroide 2024 YR4. En pocas horas, otros telescopios confirmaron su presencia y comenzaron los análisis. Pronto, se supo que ya había pasado cerca de la Tierra y que volvería a hacerlo, esta vez con una pequeña pero preocupante probabilidad de impacto.

Los cálculos más precisos llegaron desde el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS) de la NASA, que advirtió sobre una posibilidad del 3,1% de colisión. Aunque la cifra parece baja, era suficiente para poner en marcha todos los protocolos de emergencia científica.

Telescopios, datos y nerviosismo

Al conocerse el riesgo, observatorios de todo el mundo comenzaron a seguir el asteroide. Pero había un problema: el objeto se estaba alejando rápidamente y pronto sería invisible para los telescopios normales. Fue entonces cuando se autorizó el uso del Telescopio Espacial James Webb, uno de los más potentes del mundo, que permitió observar al asteroide desde el espacio y medir su tamaño con más precisión.

También participaron centros en Chile, Arizona, Hawái y Nuevo México. Cada observación ayudaba a entender mejor su órbita y a reducir la incertidumbre.

Entre enero y febrero de 2025, los datos eran cada vez más claros. El riesgo bajó del 3,1% al 1,5%, luego al 0,3%, hasta llegar al 0,004%. Finalmente, el 24 de febrero, la Red Internacional de Alerta de Asteroides, respaldada por la ONU, anunció que la Tierra ya no estaba en peligro.

El alivio fue general. Científicos, gobiernos y expertos en defensa planetaria celebraron la rápida coordinación internacional y el uso eficaz de la tecnología.

¿Puede impactar la Luna?

Aunque ya no representa una amenaza para nuestro planeta, el asteroide aún está bajo vigilancia. En mayo, nuevos datos indicaron que existe una posibilidad del 4,3% de que 2024 YR4 choque contra la Luna en 2032. Si eso ocurre, el impacto podría dejar un gran cráter visible desde la Tierra y liberar energía similar a la de cientos de bombas nucleares.

Para la comunidad científica, no sería una tragedia, sino una oportunidad única para estudiar un impacto real en tiempo real.

De acuerdo a la revista National Geographic el 2024 YR4 no representa una amenaza para la Luna, más allá de imágenes extraordinarias en el cielo en caso de impacto.

Si el 2024 YR4 golpeara la superficie lunar, la estabilidad orbital de nuestro satélite no se vería comprometida. El objeto no tiene el tamaño ni la masa suficientes para producir un efecto significativo más allá de un cráter más en el rostro ya cicatrizado de la Luna”, destaca la publicación.

¿Por qué fue tan importante este caso?

Aunque hay miles de asteroides que pasan cerca de la Tierra, muy pocos representan un riesgo real. Lo especial del 2024 YR4 fue que, por su tamaño y trayectoria, fue el objeto con mayor probabilidad de impacto detectado hasta ahora. Y gracias a la ciencia, se logró actuar a tiempo.

También mostró que los sistemas de vigilancia funcionan y que el planeta está mejor preparado para detectar amenazas del espacio.

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