Repartidores: la realidad y los sacrificios del ‘delivery’

Actualizado
  • 27/01/2024 00:00
Creado
  • 26/01/2024 19:31
Esta nueva profesión dominada por extranjeros no es tan segura como parece. A pesar de sus grandes beneficios monetarios, la falta de regulación deja desprotegidos a sus trabajadores

Como gerente de compras, supervisar las estrategias de adquisición en su organización, evaluar las necesidades y soluciones de compras e identificar a sus proveedores para negociar acuerdos era el pan de cada día de Laura (nombre ficticio) en Venezuela.

Muy diferente a su actual ocupación en Panamá, en la que cambió a los proveedores por clientes, los reportes de ventas por pedidos de comida y su habilidades de negociante por un motocicleta y un topcase para movilizarse por toda la ciudad.

Con un título Técnico Superior Universitario (TSU) en mercadotecnia, se dedica al delivery de comida desde hace dos años de lunes a viernes.

Su rutina comienza después del mediodía, cuando la mayoría de pedidos de su zona de trabajo empiezan a realizarse, para terminar a altas horas de la noche, usualmente hasta las 9:00 p.m o 10:00 p.m., últimas horas en la que la aplicación para la que trabaja permite a sus usuarios realizar pedidos.

Además de ser una mujer profesional y trabajadora, también es madre de familia y el principal sostén de su familia. Su único hijo cursa apenas el noveno grado y es la razón principal por la que decidió dedicarse al negocio del delivery en Panamá.

“Como venezolana y extranjera en Panamá es muy difícil conseguir trabajo, pero quiero salir adelante por mi hijo y mi familia. Ellos son mi principal prioridad”, reveló la repartidora de 40 años en una conversación con La Estrella de Panamá.

A pesar de los pocos requerimientos necesarios para ser repartidor de comida en Panamá, pues solo se necesita ser una persona mayor de edad con pasaporte vigente, contar con un vehículo propio y un teléfono con capacidad para mantenerse conectado a todo momento a datos móviles, esta no es siempre la salida más fácil.

“Estas empresas buscan trabajadores con habilidades digitales que puedan aprender rápidamente las aplicaciones informáticas usadas para el servicio, sepan manejar motos o vehículos de reparto, y muestren disposición a trabajar bajo presión en entornos altamente dinámicos”, señaló René Quevedo, desde su experiencia como consultor empresarial.

Según el experto, aunque los repartidores de comida asociados a aplicaciones representan una actividad emblemática de la nueva dinámica reinante en el mundo del empleo, no se puede hablar de beneficios y derechos en cuanto a su trabajo, pues no existe una regulación laboral al respecto por lo que la relación entre las aplicaciones y los repartidores no es laboral, sino comercial.

¿Existe un balance?

Este trabajo, como cualquier otro, viene con ventajas, como la remuneración, pero también tiene sus propias carencias, como la falta de parámetros para salvaguardar los derechos laborales de los repartidores y ambigüedad de términos laborales que finalmente deja a los repartidores como trabajadores informales.

“Algunas de las cosas que me gustan de mi trabajo son el salario, porque es buena la paga con relación al tiempo que le dedico. He tenido la oportunidad de salir adelante y en este medio se permite conocer a muchas personas, eso es agradable”, también mencionó Laura.

Para la repartidora, la solidaridad entre “los motorizados”, es una de las cosas que vuelve más fácil su día a día. No solo encuentran un respaldo entre todos, al ser la mayoría extranjeros, también demuestran su camaradería al comentar sobre cómo son los clientes para saber qué esperarse o ayudarse entre sí cuando se ven envueltos en accidentes.

También existen grupos de Whatsapp en los que se pueden mantener comunicados y ver cómo va el día en las áreas que cada uno maneja.

Sin embargo, incluso esto es incapaz de cesar una de las principales preocupaciones de Laura, el hecho de no tener medidas oficiales que la protejan a ella o sus herramientas de trabajo en caso de accidentarse o ser víctima de hurto cuando debe llevar pedidos a áreas rojas.

“Una de las cosas que me da más miedo es el peligro que implica conducir una moto en la ciudad de Panamá, ya que existe mucha imprudencia, eso es lo más difícil”, dijo a este medio.

“La clasificación jurídica de las personas que prestan sus servicios como repartidores en las empresas de plataformas digitales de reparto tiene una gran dificultad. Esto ha traído como consecuencia que los tribunales de justicia tengan que utilizar los conceptos no adecuados para dar una respuesta clara a esta nueva forma heterogénea de trabajo, lo que ha producido fallos judiciales contradictorios, creando inclusive una inseguridad jurídica para ambas partes”, destacó Quevedo.

Pero aunque no existen regulaciones oficiales para los repartidores, este experto recomienda otro tipo de compensaciones que puedan balancear las ventajas y desventajas de trabajar en el negocio del delivery de comida.

“Por tratarse principalmente de relaciones comerciales, más que laborales, la mejora de los beneficios vendrían a través del aumento de las comisiones. Sin embargo, esto dependerá de la sostenibilidad financiera de la empresa y su capacidad para otorgar dichos aumentos”, sugirió el consultor empresarial.

Además, capacitación en áreas como atención al cliente, relaciones interpersonales, competencias digitales e inglés básico, también podrían ser beneficiosas para el personal de repartición para poder seguir desarrollándose como profesionales.

Laura, por su parte, planea seguir trabajando como repartidora, pues esta es la herramienta con la que es capaz de superarse en Panamá y con la que logrará graduar a su hijo e incluso enviarlo a la universidad más adelante.

Sin embargo, no pierde la convicción de poder volver a ejercer su profesión en el istmo, aunque sabe que es difícil, culminó mencionandole a ‘La Decana’ que si se da la oportunidad, no dudaría en dejar su moto para volver a la oficina.

Laura (nombre ficticio),
Repartidora de comida
Como venezolana y extranjera en Panamá es muy difícil conseguir trabajo, pero quiero salir adelante por mi hijo y mi familia. Ellos son mi principal prioridad”,
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