Los efectos del uso de pantallas en menores son pequeños

Actualizado
  • 14/11/2023 00:00
Creado
  • 14/11/2023 00:00
Un estudio de la revista 'Nature Human Behaviour' señala que hay efectos positivos y negativos en la tecnología. La Unicef enfatiza que en la primera infancia el uso de internet 'no les ofrece nuevas oportunidades a los niños'
De acuerdo con la OMS, los bebés menores de dos años no deben ver ni utilizar pantallas, y cuando superan esa edad, no usar dispositivos más de una hora por día.

Cuando se habla sobre si es nocivo o no para la salud física y emocional el uso de dispositivos electrónicos en los menores de edad, existe un debate. Hay quienes consideran que en pleno siglo XXI el uso de la tecnología es vital para el aprendizaje, mientras que los organismos internacionales son más conservadores acerca del tema.

Existen riesgos y beneficios en el uso de los dispositivos, pero sus efectos “son pequeños”, expone un nuevo trabajo de la revista científica Nature Human Behaviour. En el documento se analizaron 2.451 estudios de casi 2 millones de participantes menores de 18 años de edad.

La habilidad para leer y escribir y el aprendizaje en general empeora ligeramente cuando se pasa más tiempo frente a pantallas. Mientras que ver televisión con los progenitores aumentaba la capacidad de lectura y escritura y el uso de pantallas para programas educativos de realidad aumentada tenía efectos positivos en el aprendizaje.

Un efecto negativo sería que la publicidad, como los anuncios de comida chatarra en los medios digitales favorecen que los niños la consuman. “No creo que el tamaño de los efectos que hemos encontrado en este artículo apoyen [que las pantallas] supongan una preocupación tan grande”, remarca a El País Taren Sanders, investigador de la Universidad Católica de Australia y primer autor del artículo.

Lo niños deben pasar más tiempo jugando que frente a una pantalla.

“Encontramos efectos, como la relación entre depresión y uso de redes sociales que eran algo preocupantes, pero en la mayor parte de casos no encontramos grandes efectos que nos harían pensar que esta debería ser la preocupación número uno [para los padres]”, añade. “Eso no significa que para algunos niños no sea un gran problema, pero de media, probablemente, no es lo que más influye en la vida de los chicos”.

Otra situación dañina que acarrea en los menores es que el uso de las redes sociales influye para que ellos consuman drogas o tener sexo sin precauciones. “Yo soy padre de un niño de dos años y trato de no contagiarme de esta histeria, porque sé que no hay justificación científica”, afirma Borja del Pozo, investigador de la Universidad de Cádiz y coautor del estudio. “Ni los efectos negativos son tan grandes ni toda pantalla es mala, es más complejo que eso”.

“Con este metaanálisis hemos visto que los efectos de la pantalla dependen de qué se mira, con quién y con qué objetivo. Si se miran contenidos educacionales acompañados de los educadores, el efecto es positivo”, destaca Del Pozo a dicho medio.

“Históricamente nos preocupamos por las novedades y cuando aprendemos más sobre ellas, nos adaptamos y las integramos en nuestras vidas (...) Esto no quiere decir que no debamos preocuparnos, sino que debemos parar, respirar y mirar las pruebas antes de ponernos demasiado nerviosos con el tiempo de exposición a las pantallas”, concluye.

La postura de la OMS

Los bebés menores de dos años no deben mirar ni utilizar pantallas, y cuando superan esa edad, no usar dispositivos más de una hora por día. “Si es menos, mejor”, recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su portal digital.

Los comportamientos sedentarios, ya sea usar un transporte motorizado en lugar de andar o ir en bicicleta, estar sentado en el pupitre en la escuela, ver la televisión o jugar con pantallas son cada vez más predominantes y están asociados con la mala salud, advierte la OMS.

“El sueño también influye en el bienestar físico y dormir pocas horas está relacionado con el sobrepeso y la obesidad en la infancia y adolescencia y con problemas mentales entre los adolescentes”, indica el organismo.

Se debe reemplazar el tiempo que los niños transcurren pasivamente frente a una pantalla por juegos más activos, además de asegurarse de que duermen suficientes horas. La OMS no considera como actividades “pasivas” si el niño se encuentra, por ejemplo, imitando los movimientos de baile de un video o hablando con un familiar en otro país por el celular, pues considera que existe una “interacción”.

La Unicef es otro ente que ha dado su postura frente al uso de la tecnología y los menores de edad. En 'Pantallas en casa: guía para acompañar a las familias en el uso de la internet' expone algunas de sus posturas sobre este tema.

En la primera infancia –0 a 6 años– los niños no deberían estar solos con un dispositivo navegando en la web. Tampoco pueden usar la tecnología sin supervisión. “Lamentablemente aún no existen políticas de seguridad efectivas que cuiden a los niños en internet, a pesar de que se trabaja mucho para que así sea. Por eso, en este momento en que el niño es pequeño, si los adultos no lo cuidan, puede estar en riesgo”.

Para que los niños puedan controlar el uso de la tecnología necesitan que ciertas áreas del cerebro estén desarrolladas. A esta edad todavía no lo están. Antes de los 6 años les cuesta mucho autorregular la cantidad de tecnología que consumen. Tanto como les cuesta controlar cuántos caramelos comen o cuántos vasos de refresco toman. Sin supervisión del adulto y sin control externo, los niños pueden pasar el día entero frente a una pantalla. Eso no significa que tengan una conducta adictiva. Significa que todavía no pueden frenar sus ganas, porque no tienen la capacidad para hacerlo ni psicológica ni biológica, sustenta la la Unicef.

En este grupo etario, la entidad concluye que el uso de internet a esta edad no les ofrece nuevas oportunidades a los niños, diferentes a las que pueden tener en el mundo real. Y si opta por el uso de pantallas, este tiene que estar regulado por el adulto.

En la edad escolar –6 a 12 años– la Unicef expone que ellos deben conocer sobre los siguientes temas antes de tener acceso a los dispositivos:

Tener una clara noción de privacidad y comprender el riesgo de compartir información en las redes.

Conocer la diferencia entre una persona confiable y una no confiable, lo que evitará se conviertan en víctimas del grooming, es decir aquellos adultos que se hacen pasar por menores, para extraer información y luego extorsionar al niño.

En esta franja etaria el uso de internet debe continuar siendo monitoreado por el adulto, se les debe enseñar cómo manejar los contenidos que se comparten.

Se deben enseñar habilidades para que los niños manejen sus vínculos con otros usuarios de internet.

En la adolescencia –12 a 18 años– recomienda que más que monitorear el tiempo en que usan las redes, hay que vigilar “el tiempo que pasa en el mundo real y hasta dónde cumple con lo que es esperable para su edad: estudiar, asistir a clases, hacer deporte, leer, participar de eventos sociales o familiares, compartir la cena, etc”.

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