Dentro de un cerebro enamorado

Actualizado
  • 14/03/2014 01:00
Creado
  • 14/03/2014 01:00
ESPAÑA. El amor en realidad está en el cerebro, y no en el corazón. Es lo que sugieren las últimas investigaciones científicas, gracias ...

ESPAÑA. El amor en realidad está en el cerebro, y no en el corazón. Es lo que sugieren las últimas investigaciones científicas, gracias a las cuales comenzamos a entender, la razón de que las ‘flechas de Cupido’ nos hagan ‘perder la cabeza’, y nos inyecten euforia y una especie de locura transitoria.

Un equipo internacional de expertos ha desarrollado un mapa del cerebro enamorado, en el que ha desvelado el proceso neuronal mediante el cual el deseo sexual humano llega a transformarse en enamoramiento y durante el que se activan las mismas regiones cerebrales implicadas en la adicción a las drogas.

El psicólogo Jim Pfaus, de la Universidad de Concordia (www.concordia.ca), en Canadá, junto a investigadores de Estados Unidos, Canadá y Suiza, analizó los resultados de veinte estudios científicos en los que se había examinado la actividad cerebral de personas que desarrollaban actividades como visionar imágenes eróticas u observar fotografías de sus seres queridos.

Al combinar todos estos datos, los científicos, comprobaron que el amor y el deseo sexual activan diferentes áreas de una estructura cerebral llamada cuerpo estriado.

La región vinculada al deseo sexual se ‘enciende’ habitualmente cuando percibimos cosas en sí agradables, como el sexo o la comida, mientras que el amor activa un área implicada en un proceso de condicionamiento, merced al cual nuestra mente concede un valor determinado a las cosas relacionadas con la recompensa o con el placer, según la revista científica Tendencias21, que recoge este trabajo.

A medida que el deseo sexual se convierte en amor, la persona pasa a procesar la información sobre el objeto deseado y amado en un área distinta del cuerpo estriado.

Asimismo el estudio titulado ‘The Common Neural Bases Between Sexual Desire and Love: A Multilevel Kernel Density fMRI Analysis’, revela que el área del cuerpo estriado relacionada con el sentimiento amoroso es la misma que ha sido relacionada con la adicción a las drogas.

En este sentido la doctora Natalia López-Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, de la Universidad de Navarra (www.unav.edu) analiza los procesos cerebrales que intervienen en el enamoramiento, en un nuevo vídeo divulgativo titulado ¿Cómo funciona un cerebro enamorado?.

‘En el enamoramiento, tras el impulso emocional del inicio, se ponen en marcha los circuitos cerebrales de la confianza para consolidar el vínculo amoroso, y se silencian específicamente la áreas que crean distancias, aquellas que se activan en estados depresivos o de tristeza’, explica esta experta.

EL CAUTIVANTE ROSTRO DE LA PERSONA ENAMORADA

Además de la voz o el intelecto, en este proceso la vista juega un papel importante, según López-Moratalla, porque ver el rostro de la persona de la que uno se ha enamorado es importante para despertar y mantener el enamoramiento, ya que provoca una serie de emociones positivas que llevan al enamorado a empatizar, es decir a identificarse mental y afectivamente con el estado de ánimo del otro, así como a conocer los sentimientos e intenciones y ajustar las respuestas.

‘Mirarse a los ojos hace compartir un mundo en que ambos se funden’ expone esta experta. Según la especialista UNAV ‘los estudios indican que las mujeres emplean más la oxitocina, la hormona de la confianza, que además aumenta su nivel con el contacto físico y la mirada. Domina en ellas la empatía emocional’. ‘Por el contrario, los hombres usan más la vasopresina, que potencia la testosterona y facilita una empatía más racionalizada, y aumenta la detección de estímulos eróticos’, afirma la catedrática. En entrevista con Efe, López-Moratalla explica que ‘el enamoramiento es uno de los sentimientos humanos más fuertes. Es un vínculo de apego, es decir de amor y deseo de unión, universal, fuerte y arraigado, que ata a los enamorados’.

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