Contaminación lumínica altera las actividades de los animales

Actualizado
  • 06/06/2018 02:00
Creado
  • 06/06/2018 02:00
Un caso particular del impacto en los animales es el de las tortugas marinas, cuyas crías nacen en la playa e instintivamente

La contaminación lumínica altera las actividades de los animales tales como las migraciones, los tiempos de reproducción e incluso el reloj biológico, afirmó Fernando Ávila, del Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en Ensenada.

Los seres vivos, incluidos los animales, ‘al haber evolucionado a lo largo de miles de años con los ciclos naturales de luz y oscuridad que son el día y la noche' se ven alterados con la presencia de altas cantidades de luz, y aunque en México se esté realizando un proceso de cambio en el alumbrado público, éste debe realizarse de manera correcta para no resultar perjudicial.

‘Estamos afectando su reloj biológico interno, entonces ya no migran de la manera en que solían hacerlo, pierden rutas donde solía haber comida a su paso natural y los tiempos de reproducción se descontrolan', sostuvo el especialista, responsable de ‘La Ley del Cielo', una serie de leyes y reglamentos del estado de Baja California para prevenir la contaminación lumínica.

Un caso particular del impacto en los animales es el de las tortugas marinas, cuyas crías nacen en la playa e instintivamente ‘avanzan buscando el reflejo de la luna y las estrellas en el mar', para regresar al agua.

Sin embargo, ‘si nacen en una zona contaminada lumínicamente pueden verse distraídas de su camino y, entonces, ya no van a parar al mar'.

Una de las medidas que buscan aplicarse en México con la ‘Ley de Cielos Oscuros' -recientemente aprobada en el Congreso y a la espera de que la ratifique el Senado- para paliar estos problemas es la sustitución del alumbrado público por uno que ilumine con luz LED blanca y no a base de las lámparas de sodio tradicionales, de color amarillento.

El LED, a juicio del físico, tiene muchos beneficios, entre ellos una duración de 10 a 12 años y su ahorro económico a largo plazo.

Sin embargo, estas ventajas, especialmente la pecuniaria, crean ‘el riesgo de que se sobre ilumine'.

‘Esto es un mito al que nos hemos enfrentado constantemente, que a mayor iluminación hay mayor visibilidad. La realidad es que en cierto límite ya no obtenemos beneficio, obtenemos un deslumbre que minimiza la visibilidad', aseveró.

Por ello, el cambio de las bombillas de las ciudades deben realizarse ‘de forma responsable', sabiendo distinguir entre las necesidades que presentan las distintas zonas urbanas.

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