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- 25/06/2020 13:01
“Las guerras nunca terminan, ya sea física o mentalmente, solo quedan niveles de dolor”, expresa un personaje de la nueva cinta del director afroamericano Spike Lee, uno de los más reconocidos mundialmente por su estilo mordaz, satírico y directo al momento de aplicar las situaciones de la Historia, con mayúscula, en sus películas que generalmente cuentan con actores y actrices de la comunidad afro.
En 5 Sangres (5 Bloods, su título original; disponible en Netflix), Lee repasa las heridas abiertas de cuatro veteranos de la guerra vietnamita que sostuvo el Gobierno estadounidense contra el comunismo del Viet Cong desde 1955 a 1975, siendo la primera gran derrota militar de EE.UU. y causando la muerte de más de 58 mil estadounidenses y un millón de vietnamitas, así como 50 mil surcoreanos. Pero la historia que desarrolla el cineasta se podría dividir en: pasado, presente y futuro, siguiendo los rastros de sus protagonistas.
Entre grabaciones reales de la guerra mostradas con cuidado a través de la cinta, dando un toque de documental a una película basada en hechos reales –pero que juega con las identidades y percepciones–, se presentan los principales personajes: Melvin (Isiah Whitlock Jr.), Eddie (Norm Lewis), Paul (Delroy Lindo), Otis (Clarke Peters) y Norman (Chadwick Boseman), los 'Sangres'. Al principio entra en escena una grabación de Muhammad Ali, dando explicaciones sobre porqué no se enlistó para ir a la guerra contra Vietnam, y su discurso resuena a la vez que se muestran imágenes dolorosas que evocan crudamente las crueldades del intercambio de ataques entre ambas naciones.
A medida que avanza la cinta nos damos cuenta del uso que hace Lee de las emociones de los veteranos –expresadas o reprimidas– para contar sus historias y la razón en común que los lleva a pisar la jungla vietnamita después de décadas: buscar un tesoro oculto y reunirse con un viejo amigo. Con actuaciones excepcionales y una banda sonora tanto desgarradora como esperanzadora de Terence Blanchard, el filme se dedica a mostrar cada capa de información necesaria para comprender cómo la guerra rompió los espíritus de ambas naciones y sembró un camino de odio arraigado en los corazones de quienes perdieron seres amados, como quienes tomaban las armas.
Pese a sus tonos de drama bélico, el humor de Lee no se deja esperar mucho tiempo tras la primera cortina de peso emocional, lo que saca a relucir la acertada colaboración con los guionistas Danny Bilson, Paul De Meo y Kevin Wilmott, quienes se dedican a desglosar el set moral y mental de cada uno de los personajes –incluso de aquellos que aparecen por pocos momentos en la cinta–.

Llena de mensajes que involucran la sanación familiar que enfrentan veteranos con trastorno de estrés postraumático (TEPT), el amor propio y al prójimo, la amistad y la valentía de luchar por los derechos correspondientes, 5 Sangres entrega líneas que evocan felicidad y risas, apareciendo cuando más se necesitan y extrañándose tan pronto como se terminan, al igual que en la realidad.
Además, la crítica siempre presente de Lee hacia el 'lavado blanco' de la historia estadounidense también tiene un papel protagónico en esta cinta, haciendo referencias –en tonos burlones– a películas de Hollywood como 'Rambo', 'Apocalypse Now' y 'Missing in Action', las cuales presentan a hombres blancos luchando en guerras y saliendo victoriosos (casi como señalando que los cineastas olvidaron, o ignoraron, que el 32% de las tropas americanas en la guerra vietnamita estaban conformadas por negros). Lo bueno de Lee es que sabe lo que hace y hace que su audiencia lo sepa también, por lo que no estar cautivo en la narrativa de la cinta a los primeros diez minutos es una tarea difícil.
En la superficie de la trama nos encontramos con los cuatro veteranos y sus intenciones de exhumar al quinto integrante del equipo, Norman (Chadwick Boseman), quien falleció durante la guerra y fue enterrado en una montaña en los bosques del país asiático. Además, están por desenterrar una suma de oro lo suficientemente grande para mantenerlos disfrutando de riquezas el resto de sus vidas (pero esta parte sí es ilegal). Con lo que no contaban es con la serie de obstáculos que se presentan en su camino fuera de la jungla postguerra.
La codicia ataca sus mentes y corazones, haciendo que el sueño del pacifista y predicador Norman, de donar la riqueza que escondieron a campañas que luchan por el fin del racismo y discriminación en EE.UU., se vea empañado y con cada paso que dan, logran acelerar nuestro ritmo cardiaco, esperando un salto inesperado que ponga en jaque su regreso a casa. Si bien, no es una película de acción, las balas, peleas y sangre aparecen en su justa cantidad durante las dos horas y media de duración, que de poder verse en una pantalla gigante dentro de una sala de cine, los disparos nos llegarían directamente al corazón sin necesidad de lentes 3-D.
Hay mucho dentro de 5 Sangres que rompe con lo que conocemos de películas bélicas, atrayendo nuevos temas y dando luz verde a muchas palabras soeces (no se recomienda verla con menores de 18 años). Traiciones, luchas internas, luces neones y minas terrestres vivas. Debates furiosos sobre fines y medios, dinero y moralidad, capitalismo e imperialismo muestran el área grisácea que transita la trama hasta su última escena donde Martin Luther King Jr. hace una aparición en grabación que data de 1967 –un año antes de su muerte–, que busca recordarle al espectador que la idea no es aumentar la llama de la venganza o el odio por guerras pasadas, sino recuperar la América soñada y la libertad merecida.
De entre todas las actuaciones, Lindo (Paul) merece una distinción especial por su excepcional entrega de un soliloquio de 3 minutos donde mira directamente a la cámara, rompiendo de alguna manera la cuarta pared y haciéndonos aún más cómplices en el plan que acabamos de ver realizado. Lo que parece un hombre alucinando a raíz de deshidratación dentro de una jungla peligrosa, se transforma rápidamente en la última gota de coherencia que permanecía dentro de él, hasta recibir el perdón que tanto ansiaba: de sí mismo.
La tormenta de ira, culpa, resentimiento y autocompasión que se cierne sobre él tras los eventos traumáticos de su juventud acentúan su edad, su dolor y saca a relucir la humanidad imperfecta que provee el realismo en su relación de padre con su hijo David (Jonathan Majors), quien sale también perjudicado en medio de la carrera contrarreloj por salir de Vietnam en el presente. Estas características hacen aún más desgarradoras las escenas que muestran el pasado, donde ninguno de los veteranos fueron modificados con tecnología generada por computadora para combinar con la juventud de Norman (Boseman), dando a entender la entrada hacia la memoria de los amigos: los vivos siguen adelante, pero los muertos no envejecen.

Tratar de encapsular la cantidad de mensajes y enseñanzas que presenta Lee como un banquete sangriento de realismo no haría más que cortar muchas de las joyas que aguardan a los espectadores que decidan verla desde el menú de Netflix; por lo que destacar la genialidad de una trama original, imperfecta y descarada traída a colación en medio de la reciente explosión por los derechos de la comunidad afroestadounidense es lo más cercano a una reverencia que puede ser entregada al equipo detrás de 5 Sangres.