La tajada que terminó en discordia

Actualizado
  • 14/04/2013 02:00
Creado
  • 14/04/2013 02:00
PANAMÁ. Para nadie es desconocido, el talante pendenciero del panameño pobre, con serias limitaciones culturales, y psicológicas, quiene...

PANAMÁ. Para nadie es desconocido, el talante pendenciero del panameño pobre, con serias limitaciones culturales, y psicológicas, quienes por una cuchara, un mango, una mirada, o un simple roce son capaces de matarse, dividirse u odiarse irracionalmente toda la vida.

Eso pasa en todas partes, no es exclusivo de nuestra realidad, tanto es así que veamos los testimonios, y las relaciones sobre un hecho icónico de nuestra identidad: el incidente de la Tajada de Sandía, del 15 de abril de 1856. Un hecho que provocó más ira fue el establecimiento, por parte de Cornelius K. Garrison, de un servicio de transporte de mercancías y pasajeros a través del istmo, en abierta competencia con los antiguos remeros y acarreadores nativos (monopolio del transporte).

En 1854, en una nota dirigida al gobernador de Panamá (por entonces una provincia de Colombia), José María Urrutia Añino, José de Obaldía le hace saber de su preocupación, compartida por el encargado de negocios estadounidense James Green, porque "... en la provincia de Panamá continúan las desavenencias entre granadinos y anglo-americanos, proveniente del cobre que se hace a los últimos del derecho denominado de pasajeros", sugiriéndole medidas a tomar a fin de "... prevenir cualquier desgracia allí".

También advirtió que la apertura del ferrocarril transísmico (en 1855) significaría el abandono del antiguo transporte acuático terrestre con la consecuente pérdida de puestos de trabajo de los lugareños.

Todos estos hechos trajeron como consecuencia que se fuera creando en los istmeños, un resentimiento contra los estadounidenses que pululaban a través del istmo en viaje de ida y vuelta a California a través del Ferrocarril Transístmico.

ÉPOCA DE TUMULTO

En Panamá, muchos hechos fueron condicionando que se diera un enfrentamiento entre los nativos de Panamá y los visitantes extranjeros en nuestro suelo. Aparte del avasallamiento de los neogranadinos, europeos y estadounidenses, el constante intervencionismo, el dirimir las contradicciones a través de la guerra en la región de Azuero que expulsa a una parte de azuereños a las ciudades terminales.

Ese conflicto, que es el antecedente inmediato de la Tajada de Sandía, no ha sido estudiado a cabalidad y es su principal motor, ya que no es casual que el vendedor de tajadas de sandia, sea proveniente de esa región, exactamente de Parita.

En años anteriores, en 1850 y 1854, se habían dado incidentes entre locales y extranjeros en las poblaciones de Colón y Panamá, y unido a ello la situación de guerra en Centroamérica, donde día a día se comentaba entre la población los atropellos de las tropas estadounidenses contra los hermanos centroamericanos y el arribo de los insolentes filibusteros a las poblaciones de nuestro país, que van en auxilio de su jefe.

En el primero de estos incidentes (1850) fallecen dos estadounidenses, producto de una refriega callejera en Colón, el gobierno de los Estados Unidos envió un barco de guerra. Al año siguiente 1851, se produjo otro motín en el Chagres, exactamente en su desembocadura, para 1853 y 1854, suceden refriegas en ciudad de Panamá, con ribetes diplomáticos.

FIESTA QUE TERMINA EN TRIFULCA

Una nave proveniente del puerto de Nueva York, con pasajeros arriba a Colón por la costa atlántica, haciendo escala en algunos puertos centroamericanos de la Costa Pacífica. Gran parte de los viajeros portaban armas de fuego y los problemas entre borrachos eran frecuentes. La violencia y los incidentes sangrientos de estos disturbios intensificaron la diferencia que ya existía entre panameños y estadounidenses. Desembarcados los pasajeros en la estación del Ferrocarril en ciudad de Panamá, el 15 de abril de 1856, Jack Olivier, estadounidense, con visible estado de embriaguez y junto a otros cuatro norteamericanos, decidió comprarle a José Manuel Luna una tajada de sandía, la cual comió y por la que se negó a pagar un real (5 centavos de dólar).

Esto generó una gran discusión —donde intervienen varios latinoamericanos y panameños—, que finalizó cuando Olivier extrajo un arma y disparó a un lugareño y escapó del lugar. En ese momento llegaba a la estación el tren Illinois que transportaba estadounidenses provenientes de la ciudad de Colón, quienes se vieron involucrados en el pleito.

Lo que se siguió fue una gran pelea entre los panameños y los estadounidenses que, superados en número, retrocedieron y se refugiaron en la estación del ferrocarril distante a pocos metros del lugar. Los lugareños salieron en persecución de los estadounidenses, prendiendo fuego a las instalaciones donde estos se guarecían. La guardia granadina acudió al lugar y los estadounidenses comenzaron un tiroteo.

INTERVENCIÓN NORTEAMERICANA

Las balas surcaban de la estación del ferrocarril donde se atrincheraron los candidatos a filibusteros. La guardia de policía respondió al ataque en unión de varios panameños que poseían armas. A gritos de que ‘¡Matemos a los filibusteros!’, se escuchan por doquier. En medio de esa lucha el gobernador Fábrega y el cónsul estadounidense Ward tratan de intervenir para evitar mayor derramamiento de sangre, pero su caballo recibe siete heridas de fusil y su secretario Sabla una herida en la pantorrilla. En cuanto al vicegobernador Fábrega este recibe un impacto en su sombrero que le obligó a salir del escenario de combate. Manuel María Garrido, coronel de los 20 hombres de la guardia policial, en compañía de más de 100 pobladores de la ciudad -que al principio fue a evitar que la contienda se expandiera- terminaron respondiendo a la agresión de los atrincherados.

Esto provocó que una pequeña guarnición estadounidense asentada en la zona reprimiera a los panameños. Estos hechos fueron conocidos en las ciudades lindantes, incluso en la ciudad de Colón, distantes a unos 90 kms. de dónde comenzaran los hechos, donde estalló una ola de disturbios. Los tumultos duraron tres días, al cabo de los cuales ambas ciudades habían sido seriamente dañadas por los incendios, la destrucción y los saqueos, salvándose el barrio San Felipe, donde vivían los extranjeros de la clase dominante, ya que se encontraba amurallado. El saldo fue de 15 muertos y 16 heridos estadounidenses y 13 heridos y 2 muertos entre los locales.

De acuerdo con el informe oficial de Amos B. Corwine, comisionado especial designado por el gobierno estadounidense del presidente Franklin Pierce, emite un informe donde incrimina a Panamá, con fecha del 18 de julio de 1856, decía: ‘que la población de color tomó como pretexto la disputa para asaltar a los estadounidenses, y saquear sus propiedades, que la policía y la turba habían planeado el asalto a la estación del ferrocarril y llegaba a la conclusión de que el gobierno de Nueva Granada era incapaz de mantener el orden y suministrar protección adecuada para el tránsito y recomendaba la ocupación inmediata del Istmo a menos que Nueva Granada los convenciera de su competencia e inclinación para suministrar adecuada protección y una amplia y rápida indemnización’.

Finalmente el gobierno granadino aceptó su responsabilidad, y firmó el Tratado Herrán-Cass, el 10 de septiembre de 1857 y estableció una suma de 412 mil 394 dólares estadounidenses en oro en carácter de indemnización para los damnificados, cancelados en 1865: y estoy seguro de que sirvió para desangrar al pueblo estadounidense que se batía en cruenta guerra civil para liberar a los antiguos esclavos (que le salían caros), hoy esclavos modernos. Cualquier aspecto de este pasado que coincida con la realidad es pura coincidencia.

Lo Nuevo
comments powered by Disqus