Mayordomo en la presidencia, patriarca en su hogar

Actualizado
  • 09/11/2014 01:00
Creado
  • 09/11/2014 01:00
Sus años de entrega y sacrificio los ve reflejados en los títulos profesionales que los tres han conquistado

Hoy Augusto Valiente deja por un momento la faena de ser mayordomo presidencial y vuelve la mirada a sus hijos. Sus años de entrega y sacrificio los ve reflejados en los títulos profesionales que los tres han conquistado. La mayor es educadora, el segundo es abogado y profesor de derecho en la Universidad de Panamá, y el tercero es arquitecto y trabaja en obras públicas, según cuenta, gracias a la intervención de Mireya Moscoso, su ex jefa en el Palacio de Las Garzas.

Reconoce también que en un momento de su vida no tenía planeado qué pasaría cuando dejara de ser mayordomo en la Presidencia. Hasta que un día el ex mandatario Ricardo de la Espriella quiso averiguar si su mayordomo poseía o no un negocio en Guna Yala (San Blas). Ante su respuesta negativa, el entonces presidente replicó: ‘El día que dejes de trabajar, ¿cómo te vas a defender?’. ‘No sé’, respondió el salonero, sin demasiada introspección, con la sinceridad y sencillez que lo definen. ‘No, no, no, yo te voy a ayudar’, prometió de la Espriella. ‘Fui y le dije a mi señora, que el presidente me dijo que me iba a ayudar’, apunta.

Él y su mujer trataron de aliviar la preocupación del trigésimo noveno presidente de Panamá y acordaron comprar una congeladora, con la intención de montar un negocio de venta de sodas y productos similares.

Cuando comenzó como salonero ganaba 110 dólares mensuales. ‘A lo mejor es como 45 dólares por quincena, porque me quitaban el seguro educativo. En ese tiempo era plata, hace cuarenta años atrás’, dice Valiente Darío, pero el salario en ese entonces no le alcanzaba para costear los productos que luego vendería en su negocio, montado en San Blas.

Nuevamente la ayuda vendría desde la presidencia. Con los fondos aportados pudo arrancar su negocio, que continúa activo hasta el día de hoy. ‘Vendo de todo, comida en lata, pollo, carne y ropa –detalla el salonero de 72 años–. Ahí tengo dos empleados que atienden el negocio’.

Esto, sumado al apoyo que ha recibido constantemente de cada uno de los políticos que ocupan la silla presidencial (en agradecimiento a su buena disposición y tacto), hizo posible que Valiente Darío surgiera de los últimos peldaños de la escala socioeconómica, una hazaña que logró también gracias a su perseverancia en el trabajo y anhelo de superación.

En reconocimiento a sus servicios, el pasado cuatro de noviembre Valiente Darío desfiló durante una hora cargando un estandarte con la bandera nacional, desde el Parque Simón Bolívar hasta el Hotel Miramar, donde reside su actual jefe, el presidente Varela. Un reconocimiento que recibió en nombre de toda la comarca Guna Yala, y de todos los panameños que al trabajar y servir se hacen grandes por su país.

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