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- 24/12/2014 01:01
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En la República Popular China la Navidad está en todas partes y forma parte del folclore consumista, en un país donde cada día más personas celebran el 24 de diciembre, a su manera.
Basta con entrar en un centro comercial para zambullirse de lleno en un ambiente festivo al son de ‘jingle bells’. Abetos de plástico, bolas doradas y guirnaldas decoran las tiendas.
‘Feliz navidad’ se lee en las escuelas y los hoteles, pero también en la publicidad, medios de comunicación, redes sociales, etc.
En los restaurantes los camareros visten el típico gorro rojo con pompón blanco o llevan un cuerno de reno en fieltro.
Y es que la Navidad reina en el país donde el Estado, con el Partido Comunista a la cabeza, ha convertido el ateísmo en su doctrina oficial.
‘En los centros comerciales, Papá Noel se ha convertido en un instrumento promocional para impulsar las ventas; a los chinos les encanta ir de compras’, explica Sara Jane Ho, fundadora en Pekín de un colegio en el que los ricos se inician en las reglas del buen vivir occidental.
Abundan los Papás Noel jóvenes, sin la barriga pronunciada, pero con un saxofón.’El saxofón se considera algo muy occidental, al igual que Papá Noel, se asocia con ello’, comenta Ho.
La Navidad está sobre todo de moda entre los jóvenes de clase media o adinerados que viven en las ciudades.
’En mi pueblo, la gente no celebra la Navidad. Sin embargo los hijos, que viven en la ciudad, salen el 24 de diciembre para divertirse con sus amigos’, cuenta Guo Dengxiu, una inmigrante de la provincia de Anhui.
No obstante la cena de Nochebuena se parece más a un día de San Valentín que a otra cosa. Algo similar ocurre en Japón. En el país nipon la Nochebuena es, al igual que San Valentín, es una cita obligada para disfrutar en pareja y en un ambiente romántico, y no una reunión familiar.