El repique del tambor de la alegría

Actualizado
  • 15/11/2015 01:00
Creado
  • 15/11/2015 01:00
No hay ritmo en Panamá que no tenga su esencia en el tambor, que en su momento llegó a América esclavo y a la vez liberador

‘Panameño, panameño, panameño vida mía, yo quiero que tú me lleves al tambor de la alegría. Sea de noche o sea de día, al tambor de la alegría ', así va la copla de uno de los tamboritos más representativos de Panamá.

El sonido del tambor retumba en el pecho, marca el paso y su presencia en el Istmo está ligada a la conquista española.

En el siglo XVI, los españoles empezaron a trasladar esclavos africanos a las colonias extendidas por el continente americano.

Panamá se convirtió entonces en el centro de distribución de esclavos en América, y al mismo tiempo absorbió con fueza esa cultura foránea en su momento.

El africano no podía llevarse mucho, más bien nada, pero su tambor cruzó el océano, fue su compañero de travesía y clamor de libertad.

‘Se dice que cuando ellos les agradaban a sus amos, ellos los invitaban a sus fiestas para que tocaran el tambor, pero lo que los españoles no sabían era que a través del canto ellos invocaban a sus dioses para que los liberaran', explica Polyto Stanley, percusionista y estudioso del tambor.

‘Es el punto de partida de toda la música del nuevo mundo', dice Miroslava Herrera, quien con su grupo Afrodisiaco busca rescatar y presevar el sonido del tambor negro panameño.

‘El primer tambor era negro, el congo. Ese tambor pasó por Cuba, Haití y llegó aquí arraigándose especialmente en Colón', concuerda Stanley.

La razón del afincamiento colonense se debe a que los esclavos eran llevados primero a Nombre de Dios y luego a Portobelo, comenta Herrera.

FUSIÓN

Debido a la unión de negros cimarrones con lo indígenas de Azuero para sublevarse contra los españoles en Natá de los Caballeros ocurre un mestizaje, destaca Santley.

Del encuentro de culturas nace el tambor norte, sobretodo en Los Santos y Herrera. Sin embargo, en Parita, Monagrillo y Santa María, el tambor ‘sigue siendo negroide con ritmos lentos, dejos de lamentos y protesta', indica Stanley.

Por su parte, el folclorista Julio Barrios señala que el uso del tambor está enmarcado en rituales, ya sea sociales o religiosos.

Inicialmente, el tambor era un llamado de los negros a sus dioses; con la mezcla se usa para animar las fiestas patronales de santos y el camino se integra en las relaciones humanas, en el canto y el baile.

De hecho, Herrera comenta que los cantos que iban al son de tambor hablaban de la manera en la que se vivía en esa época y se hermanaron con los sonidos del lugar donde residían.

La mezcla de negros, blancos e indios, dio como resultado ‘un montón de gente nueva, con herencias distintas'. ‘Así las canciones te hablan de eso, en el folclor vas viendo ese mestizaje, en los tambos encuentras un hilo narrativo de la nacionalidad panameña'.

SONIDOS DISEMINADOS

En el estrecho Istmo, cada región adoptó su manera de tocar el tambor y agregó otros instrumentos, así como ritmos variados.

Stanley menciona que el ‘tambor norte' se dividen en dos cuartos, corrido o de calle, atravesado, cumbia y danzón cumbia.

Este tambor, sobre todo el de Los Santos, es el que más se utiliza para presentaciones.

Asimismo, dentro del tambor negroide están el congo, en Colón, y el bullerengue, en Darién y Panamá. En la isla de San Miguel se acompaña con guitarra.

Todos coinciden en que siempre se ha tenido claro que el tambor es de origen africano. Sin embargo, son los ritmos de Azuero los que más se han destacado.

‘El azuerence ha sabido darle más exposición a su euforia por el folclor -dice Barrios- y coloniza de alguna manera con sus tradiciones el lugar donde se afinca'.

‘Mientras que los tambores colonenses y darienitas se circunscriben más a su región, pero con los festivales y programas de televisión de corte folclórico, estas expresiones se han abierto más', añade el folclorista, de ascendencia santeña.

A su vez, Herrera cree que el opacamiento del tambor negro pudo deberse a su asociación a la esclavitud, ‘a que eran cosas de negros y nadie quería identificarse con eso'.

ABANICO DE SONIDOS

Por otro lado, ecomenta que en el país hay dos tipos de instrumentos: membranófono (que tiene un solo cuero) y bimembranófono (está cerrado por dos cueros).

Stanley señala que se usan básicamente la caja, que es grande y marca los compases; el repicador que con golpes secos marca las pautas, el que habla; y el pujador es el de fondo, con sonidos suaves.

Sin embargo, por región hay muchas variantes, añade Barrios. Por ejemplo, en Panamá Oeste y Coclé se usa el cumbiero, en el primero para la cumbia chorrerana, y en el segundo para la danza de los cucuás.

En Los Santos, se utiliza la caja estilo hispánica, que imita la caja de marcha española.

Barrios indica que Bocas del Toro, al ser una provincia más caribeña, su música posee una base en cuerdas y la utilización de batería, que, aunque es percusión, tiene ritmos distintos que acompañan sus bailes de cuadrilla y demás.

Santley y Herrera coinciden al mencionar que aunque puede ser el mismo instrumento, cada región tiene su forma de tocar.

Así, el ‘tambor norte' y su canto es muy romántico, invitaando al cortejo. Mientras que el congo es violento, una danza más agresiva, pero a la vez hay amor y un canto a la naturaleza.

El tambor panameño, y de América, es impetuoso y original. Y es, quizás, el más patriótico de nuestros símbolos nacionales.

Después de todo, no hay panameño que no se deje llevar por ese tambor de la alegría.

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‘Se dice que cuando ellos (los africanos) les agradaban a sus amos, ellos los invitaban a sus fiestas... pero lo que los españoles no sabían era que a través del canto ellos invocaban a sus dioses para que los liberaran',

POLYTO STANLEY

PERCUSIONISTA

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TRADICIÓN

Traspaso de conocimiento

El tambor es el corazón de todo baile panameño, afirma Polyto Stanley y por ello hay mucha gente enseñando a tocar tambor, ‘sobretodo en el área de Chepo, donde se han radicado santeños, que están formando una generación de jóvenes tamboreros'.

Julio Barrios también lo cree. Se muestra entusiasta ante el hecho de que los jóvenes sigan la tradición. El mismo enseña a un grupo en el Centro de Arte y Cultura del Ministerio de Educación.

Destaca que los que vienen en ascenso tienen mucha agilidad, y los concursos folclóricos ayudan a promover la tradición.

Académico

Barrios reconoce que para ser llamado tamborero hay que estudiar.

‘Muchos piensan que es fácil, pero no es lo mismo tocar congas o tumbadoras que un tambor folclórico. Los ritmos panameños tienen su grado de dificultad y el más complejo es el chorrerano, son cuatro tambores que deben armonizar perfectamente'.

Tanto Stanley como Barrios señalan que cuando la cantalante comienza a cantar, el tamborero debe tener la habilidad para identificar qué variante está cantando, sea atravesado, cumbia o tambor norte.

Stanley, quien es profesor en la Escuela Municipal de Bellas Artes, señala que se debe tener buen oído, aprender a sacar los sonidos, pero sobre todo tener la disposición. ‘Es bueno ir a tamboritos y escuchar, cada persona tiene un repique distinto, habla con el tambor diferente. Es muy místico y espiritual'.

Al rescate

También está el proyecto Afrodisíaco, de Miroslava Herrera y Tatiana Ríos.

Ellas junto a un grupo de músicos se han puesto como misión rescatar los cantos del ‘congo bullerengue' y ‘tambor norte' que están a punto de desaparecer.

Para eso, ellas se han trasladado a Colón y Darién para recopilar todas las expresiones folclóricas que estén a su alcance. Proyectan visitar la isla de San Miguel, en donde hay una variante del tambor negro con guitarra, dice Stanley.

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