Disparos contra la tiranía de los objetos

Actualizado
  • 18/09/2016 02:00
Creado
  • 18/09/2016 02:00
Nos sumergimos en la exhibición fotográfica ‘Amador' de Ricardo López Arias

Hay lugares que reconocemos con tan solo oír su nombre. Pero difícilmente lo hacemos a través de una fotografía. Sobre todo, si se trata de la nueva exhibición de Ricardo López Arias.

Cuando hablamos de Amador, muchos imaginan una calzada donde abundan los paseos en bicicleta: El Causeway, un lugar donde está el Biomuseo, un discreto laboratorio del Instituto Smithsonian y un concurrido centro de convenciones. De fondo, los buques cruzan el Canal.

A otros, el verdor de estas áreas les evoca la dictadura militar: el Fuerte Amador, donde se atrincheraban las tropas norteamericanas y posteriormente las Fuerzas de Defensa panameñas.

La exposición fotográfica ‘Amador' de López Arias, en cambio, nos ofrece una óptica distinta.

En sus piezas observamos detalles de objetos cotidianos. Son capturas desde cortas distancias que transforman el detalle de la cotidianidad en figuras abstractas.

‘Mi propósito es eminentemente estético. Se hace más comprensible cuando se empieza a notar la buena cantidad de imágenes abstractas que hay en esta exhibición',

RICARDO LÓPEZ ARIAS

FOTÓGRAFO

A estas obras, se une un puñado de retratos de edificios en la desidia.

REINTERPRETACIÓN DE UN LUGAR ABANDONADO

En su experiencia, cuando el fotógrafo pronuncia ‘Amador' hay cierta tentación en la gente por hablar de la Invasión de Estados Unidos a Panamá (1989), por referirse a los bombardeos históricos y el abandono de un lugar ‘revertido'. Pero este no es el caso de su exposición.

‘Mi propósito es eminentemente estético', enfatiza.

En las fotografías que cuelgan en el Centro Cultural de España—Casa del Soldado, es evidente que el sujeto detrás de la cámara no es un historiador, un sociólogo o un antropólogo. Tampoco únicamente un fotógrafo.

Se trata, mas bien, de la reacción de un artista frente a estructuras atrapadas en el tiempo, que se ahogan en el abandono.

‘Mi intención cobra más sentido, se hace más comprensible, cuando se empieza a notar la buena cantidad de imágenes abstractas que hay aquí', añade, mientras voltea y mira sus obras en la sala de exhibición.

El óxido de un tanque amarillo protagoniza una foto de grandes dimensiones, unas manchas extrañas sobre una pared son capturadas como un patrón en blanco y negro, una ventana con moho brilla cual columna de azulejos dorados.

No hay rastro humano. Pero sí el de varias hojas secas. Los objetos se confunden entre pisos, ventanas y paredes. Muchas de sus fotografías son indescifrables, pero difíciles de ignorar.

‘La idea de los abstractos es alejarse de estos objetos', dice el autor.

Su objetivo fue vencer la realidad de una ventana rota, una puerta, un pasillo. Al fijar el lente en los detalles, López Arias nos arrebata el todo de la vista, y compone una obra abstracta.

Esto provoca que las figuras fotografiadas —quizás diminutas— sean más contundentes, al igual que la iluminación.

REVELADO CONTEMPORÁNEO

Hizo unas 10 o 15 visitas a esta zona que bordea el Canal de Panamá.

Todas las imágenes fueron producidas en tres edificaciones antiguas del lugar. Espacios que esutvieron en manos de las Fuerzas de Defensa hasta que ocurrió la Invasión.

Pero la postura de la exhibición no es de denuncia. No busca un culpable, sino que retrata —desde los ojos del autor— la estética de un lugar tan peculiar como el propio istmo.

Una de las características de esta muestra, continúa el fotógrafo, es que las instantáneas fueron tomadas a cortas distancias, salvo algunas de edificios.

‘Estas fotografías tienen la intención de crear cierta tensión visual. Intento provocar una reacción emotiva, y uso el blanco y negro porque simplifica detalles accesorios y reduce la cantidad de información visual', detalla.

Sobre el papel, el fotógrafo intentó plasmar la emoción que le provocó cada elemento capturado.

‘Algunas de estas imágenes están muy manipuladas', dice López Arias. ‘No tengo ningún problema con intervenirlas porque la idea no es reproducir una imagen mecánicamente'.

López Arias busca que la imagen sea una traducción de la realidad, no una reproducción exacta.

ENTREGADO A LA FOTOGRAFÍA

Ricardo López Arias se inició en la fotografía en 1982, y posee el archivo fotográfico de Carlos Endara (1865-1954). Este año, ha realizado tres exposiciones: ‘Colón', ‘La Ampliación' y ‘Amador'.

Por eso le dedicó tanto tiempo a la edición de las fotografías en Photoshop y Lightroom.

Aunque, puesto en perspectiva, la edición digital podría ser un equivalente al revelado en la época del rollo, una técnica que el autor de ‘Amador' conoce muy bien desde joven.

UNA FORMA DE ARTE

El 95% de su trabajo es con trípode. De día o de noche, López Arias prefiere utilizar este soporte porque se acostumbró a trabajar con máquinas análogas, que usan este apoyo debido a sus grandes dimensiones.

Además, esta modalidad le ayuda a trabajar más despacio, a componer, a percibir los detalles y la iluminación con más tiempo. Como un artista frente al lienzo.

Para López Arias es fundamental estudiar fotografía pero desde la perspectiva del arte. La fotografía es un medio, como los pinceles, dice, pero no deja de ser una expresión artística.

‘Siento y noto que los fotógrafos se dedican a ver fotografías y se van creando una serie de clichés visuales', se lamenta, en el marco de un mes que celebra esta disciplina: Fotoseptiembre.

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