La princesa de la región de la sorpresa y los globos

Actualizado
  • 11/08/2018 02:01
Creado
  • 11/08/2018 02:01
Los padres de Esmeralda investigaron a través del correo y revistas, y encontraron una universidad adecuada para su hija

Hace mucho tiempo en la Región de la Sorpresa y los Globos, vivía una princesa llamada Esmeralda, llevaba ese nombre porque sus ojos parecían dos esmeraldas sacadas entre tantas piedras preciosas. La princesa tenía veinte años vivía felizmente con sus padres Los Reyes de Los Globos Rojos.

Pero siempre entre reyes y princesas aparece una mala amiga que es la envidia. Al lado sur que colindaba con este reino vivía una mujer amargada llamada Envidilia, ella era una fea mujer que odiaba a la princesa Esmeralda porque todo el mundo la cortejaba, y todos los príncipes de alrededor venían a pedirles la mano a sus padres para casarse con ella. Pero Esmeralda decía que ella era muy joven y no deseaba casarse, ella deseaba estudiar en una universidad.

Los padres de Esmeralda investigaron a través del correo y revistas, y encontraron una universidad adecuada para su hija: Le dijeron y la chica muy feliz corrió a su recámara a arreglar su maleta para irse de viaje hacia la Universidad, que quedaba a un día de camino del palacio.

Los padres la enviaron con una sirvienta para que le ayudara en todo lo necesario, aunque ella iba a vivir en un departamento lujoso que poseía todo lo que la princesa pudiese necesitar, tanto libros como vestidos, zapatos, joyas y demás. La sirvienta era una buena chica y muy buena amiga de Esmeralda. La princesa no la veía como sirvienta sino como una amiga. Así que salieron en una limosina la princesa Esmeralda y Lucecita, la sirvienta, y llegaron al departamento lujoso y en los momentos que no tenía clases en la Universidad, jugaba, conversaba y se divertía con Lucecita.

Por otro lado, la vecina Envidilia, se revolcaba de la envidia y el enojo, porque según ella, no era justo que esa chica fuera a una universidad, mientras que ella no pudo estudiar ni la secundaria, porque era tan fea, que se burlaban de ella, y decidió estudiar sola en la casa, con la ayuda de una profesora, a quien le pagaba hasta las ganas de enseñarle.

Así que Envidilia comenzó a maquinar un plan para dañar a la princesa, y ponerla tan fea como ella y no consiguiera novio, ni pudiera estudiar. Pero la maldad es mala consejera.

Así que la bondadosa princesa Esmeralda, con su dulce mirada, su sonrisa cautivadora, y una voz de ángel, llegó a la Universidad y todos los chicos quedaron asombrados de tanta belleza, dulzura y sabiduría. Todos le hablaban, todos la querían ayudar y ella sin querer comenzó a sembrar la envidia entre las compañeras.

Un buen día apareció Envidilia disfrazada y se puso a indagar cómo le iba a la princesa, y al darse cuenta que algunas chicas no la querían les ofreció dinero para que la ayudaran a destruirla. Las chicas malvadas aceptaron.

Pero lo que Envidilia no sabía era que la princesa tenía mucha fe en Dios, y ella sabía que si ella clamaba a Dios, todos los días, él le daría la victoria en todo lo que ella hiciera y si alguien le quería hacer algo, los ángeles guerreros vendrían en su ayuda.

En la Universidad se realizaría, la noche del 31 de octubre, una conferencia de Biología, donde la princesa debería exponer su proyecto científico. Las tres chicas y Envidilia llegaron al lugar primero que todo el mundo, y al ver llegar a la princesa, la confabulan, la enredan, y se la llevan para otro lugar dizque para ayudarla a practicar el discurso. Y allá la amarran y la golpean.

—Te pego con este garrote, porque te odio por tu hipocresía —decía Envidilia.

—Te amarramos por quitarnos a nuestros amigos —decían las chicas.

—Pero yo no he hecho nada, por favor piedad, tengo que exponer dentro de 20 minutos, por favor suéltenme, no diré nada —respondía la princesa.

—Jajajajajajajajaja —reía como una loca Envidilia —aquí te quedarás y todos se burlarán de ti, de lo mal que has quedado, jajajajajajajajajaja.

—Por favor, piedad —decía la princesa.

Pero ellas la amarraron fuerte y le pusieron ratas alrededor y se fueron muy gozosas, pensando que habían ganado la batalla.

La princesa, a pesar del dolor en el cuerpo por la golpiza que le dieron, de tenerle terror a las ratas, a pesar de la angustia porque no iba a llegar a su conferencia, se puso a cantar una alabanza a Dios.

—Ni modo, si Dios lo permitió, él sabrá por qué. Todo sucede por alguna razón. Será que es mejor así —decía para sí, y comenzó a cantar —Cristo rompió las cadenas, Cristo rompió las cadenas, Cristo rompió las cadenas y me dio la libertad—.

De repente escucha a los jóvenes de su clase, que la estaban buscando.

—¡Esmeralda, Esmeralda! ¿Dónde estás? Un niño nos dijo que entraste acá con unas chicas. Ya tienes que hablar, ¿dónde estás? —pronunciaban los chicos, buscándola.

—¡Chicos acá, auxilio, ayúdenme por favor! —respondió la princesa.

—¡Miér…coles! ¿Qué te han hecho? —preguntó uno.

—Tres chicas de la clase y mi vecina Envidilia me amarraron y me golpearon porque dicen que yo les he quitado a sus amigos, y todo lo que ellas desean yo lo he tomado. No ha sido mi intención hacerles daño, pero ellas me creen culpable —replicó Esmeralda.

—Bueno, vamos —dijo Arturo —ya te están llamando y tu proyecto de Biología ha gustado mucho, necesitan a la expositora para que lo explique. ¿Puedes caminar? —le consultó.

—Sí, sí puedo —contestó la princesa.

Corrieron hacia el auditorio, Esmeralda se peinó un poco, se tapó con el cabello, el golpe del rostro y caminó hacia la plataforma con una seguridad impactante y habló de su tema con tanto donaire que cautivó a todos los que la escuchaban, tanto fue así que su proyecto fue el premiado como el mejor proyecto para el futuro.

Los reyes, padres de la princesa Esmeralda, estaban allí. La abrazaron, la felicitaron, el compañero de equipo estaba feliz. Él estaba enamorado de ella pero él sabía que ella era una princesa y él no podía ni siquiera soñar con ella.

Entonces los padres le ven el rostro a su bella hija. ¿Qué te sucedió?, preguntaron. Ella les contó toda la historia y los reyes llamaron a la policía y se llevaron presa a Envidilia y las tres cómplices por el daño que le hicieron a Esmeralda. A las chicas le pusieron a hacer servicio social por tres meses en la comunidad, pero a Envidilia le dieron un año en la cárcel del pueblo por malvada, y nadie la iba a ver.

Pasaron siete años. La princesa se graduó de Doctora en Medicina General y se sentía feliz de poder ayudar a otras personas. Su amigo del grupo, Arturo, seguía enamorado de ella, como el primer día o tal vez más. Y para su sorpresa la princesa también lo amaba.

Los reyes le preguntaron a su hija: ¿Ahora sí nos concederás el deseo de darte por esposa a un príncipe?

—Padres —dijo la princesa —sí quisiera que me dieran en matrimonio, pero a mi compañero de clases, a quien amo, se llama Arturo y es médico como yo. No es príncipe, pero para mí es mi príncipe azul, rojo o chocolate, o del color que quieran. Acepto casarme con él.

—Hija, pero ¿él te ama? —cuestionó el padre.

—Si, papá, yo sé que me ama —respondió Esmeralda.

Los reyes enviaron a llamar a Arturo y le preguntaron si él ama a su hija Esmeralda.

Y Arturo respondió.

—No sé si es un delito amar a su hija, o si me enviarán a matar por eso, pero no lo puedo negar, su Majestad, yo amo a su hija con todo mi corazón. Y si fuera posible que ella y yo nos casáramos y no fuera una ofensa, hoy mismo me casaría con ella —confesó el joven médico.

—No hay que hablar más. Hagamos los preparativos y en siete días se celebrará la boda dijeron los reyes.

Así se casó la princesa Esmeralda con Arturo, y el día de la boda se dieron un beso eterno, casi se quedan pegados, fue hermoso. Y vivieron muy felices y tuvieron dos hermosos hijos que correteaban por el reino y tenían corriendo por todo el palacio, a sus abuelos, los reyes.

MAESTRA Y AUTORA DE LITERATURA INFANTIL

‘Ella les contó toda la historia y los reyes llamaron a la policía y se llevaron presa a Envidilia y las tres cómplices por el daño que le hicieron a Esmeralda.

IDA RODRÍGUEZ DE MENDOZA

Maestra y autora

Escritora panameña, oriunda de La Arena de Chitré, con 30 años de residencia en Vista Alegre de Arraiján.

Su primer libro fue publicado en el 2002 ‘Poesías para toda ocasión', presentado por el profesor Abel Castillo Pérez y recibió homenajes de varias escuelas e instituciones, por resaltar los valores morales y espirituales.

Luego escribió la serie de libros ‘Caminando con Jesús', continuó con el libro ‘Cuentos al día para reflexionar' y este 2018 lanza su segunda edición del libro ‘Poesías y Cuentos para ti'. El cuento ‘La princesa de la región de la sorpresa y los globos' está incluido en este último ejemplar.

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