El maestro Hokusai

Actualizado
  • 11/11/2018 01:00
Creado
  • 11/11/2018 01:00
El trabajo de este ilustrador, pintor y xilografista ha sido una gran influencia no solo en el arte japonés sino en el mundo occidental

El pasado mes de julio, gracias a los auspicios de la Fundación Japón y la Embajada del Japón en Panamá, nacionales y extranjeros se deleitaron con la exposición Manga Hokusai Manga en la Biblioteca Nacional.

La muestra ha visitado países como Australia, Tailandia, Ecuador y finalmente Panamá. Fue curada por Jaqueline Berndt, doctora en Teoría y Estética del Arte y profesora en la Universidad de Estocolmo.

Pero no se trató solo de los trabajos de este gran maestro japonés del período Edo (siglo XVIII), sino también de su influencia como ilustrador en autores y obras japonesas del siglo XX en adelante.

EL ARTISTA

Hokusai fue más que un ilustrador, un artista que se desarrolló en varias técnicas de pintura y en ukiyoe (xilografía) palabra originaria del budismo cuyo significado es ‘mundo flotante', en referencia a lo perecedero del mundo terrenal. Estaba familiarizado con la poesía china y japonesa de la época, así que no solo era un excelente artista; escribió ficción, versos, prosa y acertijos, produjo un tratado sobre el color, manuales de dibujo con pincel, creó surimonos —grabados ilustrativos de reconocimiento a los ganadores de concursos de poesía o eventos importantes en el Kabuki— por encargo. También exponía sus trabajos en casa para la venta a los visitantes.

Su inicio en las artes fue temprano, algunos historiadores marcan su advenimiento en la pintura a los seis años, guiado por su padre. Lo que sí se sabe es que desde los catorce trabajó como aprendiz de xilógrafo hasta los dieciocho, momento en que asistió a la escuela de arte del maestro Katsukawa Shunsho.

Fue un artista prolífico, pero por no encajonarse en los temas de la época fue expulsado de la escuela de Shunsho; lo que resultó positivo porque sus exploraciones fueron aún más allá.

Se calcula que podría haber superado las treinta mil obras entre pinturas, xilografías, bocetos y libros de imágenes. A pesar de que existen muchas de sus creaciones, se cree que debido a los incendios, inundaciones, terremotos y bombardeos incendiarios otra parte de su obra se ha perdido para siempre.

Llegó a tener decenas de discípulos que funcionaban como sus asistentes en los tallados en madera. Inculcó el amor por el dibujo a su hija Eijo (Oi) quien en ocasiones le ayudaba en sus comisiones y sobre todo, llegó a ser una reconocida artista.

SU OBRA

Hokusai cambió de nombre más de treinta veces durante su vida, práctica común entre los artistas de la época, Sori, Manji e Iitsu están entre los más conocidos, singularidad que ha permitido a los investigadores de su obra clasificarla por períodos, pero todos concuerdan en que sus mejores trabajos fueron a partir de sus setenta años.

Su vida fue plena, con altos y bajos económicos además de anécdotas de lo más destacables. Antes de comenzar el día dibujaba un león, lo ‘apelotonaba' y tiraba por la ventana como ritual de protección. En una ocasión entregó a Miyamoto Shinsuke más de doscientas de estas ilustraciones, porque le fue imposible terminar le una pintura, en una carta le daba las gracias por aceptar los leones y se disculpaba: ‘me seco el sudor de la frente y me pregunto cómo me juzgará la posteridad por esta falta', irónicamente esta serie de ilustraciones está considerada como una de sus mejores obras.

Sus biógrafos escriben también sobre su participación en concursos y eventos de dibujo en vivo en el que los asistentes pagaban por entrar y un adicional si querían una obra específica.

En otra ocasión el Sogún Tokugawa Ienari (circa 1807) le comisionó que pintara en su presencia, Hokusai utilizó un largo lienzo donde pintó una franja azul, luego sacó una gallina viva de un cesto, mojó sus patas en pintura roja y las marcó sobre el azul, la tituló ‘Hojas de otoño en el río Tatsuta'.

Las reproducciones de sus obras se vendían muy bien, el primer tiraje (1831) de ‘Bajo la gran ola de Kanagawa' ascendió a mil impresiones y sigue siendo la xilografía más icónica a pesar de pertenecer al compendio Treinta y seis vistas del monte Fuji —que contiene cuarenta y seis xilografías ya que el autor decidió añadir diez más—.

Fue prolífico en el arte erótico o Shunga, en representaciones de la naturaleza con sus paisajes, flores y animales, también en sus imágenes de fantasmas recopiladas en Cien historias de fantasmas. ¡Había Hokusai para todos los gustos!.

En su cincuentena años publicó un libro de bocetos, Manga Hokusai , que contenía imágenes de Geishas, animales, paisajes, habitantes de diferentes urbes, trabajos y clases sociales, entre muchos otros. Se publicaron doce volúmenes que eran codiciados por artistas y el público, la colección final constaba de quince libros pues se añadieron tres después de la muerte del autor. Solo en estos hay cerca de cuatro mil dibujos que quedan como muestra de la superabundancia de su producción.

Con la apertura del Japón al mundo en 1895, muchos de los productos que exportaban eran embalados con antiguas impresiones de ukiyoe, el arribo casual de estas impresiones a Europa desató en los artistas y la burguesía una euforia por conseguir más y conocer sobre las artes japonesas. Así surgió el llamado movimiento del japonismo europeo que influyó en famosos pintores como Edouard Manet, Claude Monet, Edgar Degas y Vincent Van Gogh, entre otros. La influencia de Katsushika Hokusai fue innegable, sus obras y su impronta son visibles en obras de artistas plásticos modernos, ilustradores o mangakas.

Su popular xilografía ‘Bajo la gran ola de Kanagawa' se ha convertido en parte del imaginario popular a nivel internacional y sus célebres libro de bocetos Manga Hokusai se siguen imprimiendo hasta nuestros días.

Entre los fanáticos del cómic japonés tiene un lugar especial por haber acuñado el término ‘manga' que puede traducirse como imágenes caprichosas, improvisadas, caricaturas o bocetos y que se convirtió en su sinónimo descriptor.

En el año 2017 el Museo Británico presentó la exposición ‘Hokusai: más allá de la gran ola' exponiendo en un solo lugar la mayor cantidad de obras del artista gracias a préstamos de otros museos y colecciones privadas. Estas fueron digitalizadas y organizadas en el sitio hokusaikatsushika.org para que todo el mundo pudiera disfrutar de sus magníficos trabajos.

El próximo año se conmemorarán los 170 años de su muerte y Japón tiene preparadas muchas sorpresas, como por ejemplo, incorporar veinticuatro de las Treinta y seis vistas del monte Fuji en el pasaporte.

Rolando José Rodríguez De León es Doctor en Comunicación Audiovisual y Publicidad, por la Universidad Complutense de Madrid.

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