Vínculo nupcial, una tradición en crisis

Actualizado
  • 09/07/2019 02:00
Creado
  • 09/07/2019 02:00
Especialistas en diversas disciplinas coinciden en que las bases de esta institución social se han debilitado. Consolidar un vínculo estable y sostenible en el tiempo requiere de madurez, aprendizaje y preparación racional

El escritor irlandés Oscar Wilde aseguró alguna vez que ‘el encanto del matrimonio es que provoca el desencanto necesario para las dos partes', tesis lapidaria del siglo XIX y que fue motivo de análisis, sobre uno de los eslabones sociales más importantes. En Panamá parece dibujarse un escenario nada distante de esta afirmación; para el sociólogo José Lasso, ‘el matrimonio como institución está en crisis' y basta con mirar la data del último informe de la Contraloría General de la República, que registró un descenso del 6.1% en el número de matrimonios con respecto al período anterior (14,233 nupcias en 2016 y 13,360 en 2017).

Lasso asegura que actualmente el matrimonio se tambalea, ‘se ha debilitado paulatinamente y la gente le ha restado importancia. Hoy muchos se cuestionan ‘¿para qué casarme?”.

El también catedrático de la Universidad de Panamá cita al escritor polaco Zygmunt Bauman, autor de Amor líquido , una obra en la que se desmenuza la debilidad de los vínculos humanos, en una ‘sociedad donde los acontecimientos ya no generan los mismos compromisos de antes. Hoy la gente no quiere comprometerse y las relaciones son tan sensibles como tocar un botón y deshacerlas'.

‘El honor, el respeto y la honestidad son valores que hoy se resquebrajan muy rápidamente', agrega Lasso. El sociólogo marca la hipótesis de que las personas se están relacionando de forma romántica y no en base a los elementos que le dan sostenibilidad a una relación a largo plazo, ‘hay quienes eligen a la pareja sin mirar aspectos que estén fuera de parámetros materiales o físicos'.

Además ‘con la familia en crisis, los niveles de desintegración ocasionan rupturas y vicios en la formación de nuestros niños. No podemos hablar de familia si lo tradicional está resquebrajado totalmente'; desde este análisis, Lasso inició un estudio —en desarrollo— acerca del amor. ‘Tratamos de crear una definición del amor con elementos valóricos más unidos a la realidad entendiendo que el problema no es el amor, es el amar, y el panameño no sabe amar'. El estudio que busca verificar esta hipótesis aún no cuenta con el procesamiento de la data recopilada.

Luis Ramírez, psicólogo especialista en terapia de pareja, enuncia que ‘salta a la luz que tenemos un problema con la figura del matrimonio y el compromiso que implica parece no ser asumido con seriedad'.

Explica que aunque atiende pacientes en proceso de separación, la mayoría intenta evitarla y suelen buscar ayuda cuando ya la situación es crítica.

‘Los motivos son una suma de causales, el mal manejo de sus diferencias, la intervención de las familias, conflictos por el mal manejo de sus emociones, falta de empatía en la relación y poca tolerancia a la frustración', adiciona.

Susana Antón, psicóloga y terapeuta familiar, dice que es común que las parejas busquen ayuda antes de tomar la decisión de separarse'. Aunque no atiende pacientes que atraviesan procesos de divorcio con frecuencia, indica que es ‘más común que lleguen parejas que no saben cómo afrontar la situación o que están en un punto crítico con respecto a continuar o no su relación'.

Lo cierto es que ‘se ha incrementado el número de personas que acuden a consulta en general. Muchos buscan apoyo psicológico durante o después del proceso de divorcio'.

Antón explica que el divorcio es un proceso de duelo, ‘una separación física y emocional que implica una pérdida con impacto en la vida de la pareja, hijos y familiares. Las parejas usualmente acuden a terapia como un intento de mejorar la situación antes de tomar la decisión de divorciarse', detalla.

La especialista en el estudio de la conducta humana asevera que las causas más comunes del divorcio son la infidelidad, expectativas poco realistas sobre la pareja o la relación, discusiones y críticas constantes e incapacidad para llegar a acuerdos y resolver conflictos.

Tomás Vásquez, psicólogo clínico, coincide en que la terapia es ‘el último intento' por salvar la relación y ‘muchas parejas pueden atravesar por gran malestar durante años; sin embargo, deciden ir a terapia como el último recurso'.

‘Existen numerosas causas que pueden llevar al deterioro de una relación, la distancia emocional y/o sexual entre los miembros de la pareja, la infidelidad, incompatibilidades en decisiones sobre estilos de vida y crianza de los hijos, el malestar o sentimiento de insatisfacción sobre la relación, que se refleja en la crítica o el desprecio constante hacia la pareja', expone.

¿Madurez?

Vásquez afirma que la edad de una pareja no determina si está o no preparado para el matrimonio. En realidad, todo está condicionado por la ‘capacidad para comunicar las necesidades de forma clara, directa y asertiva; resolver problemas y enfrentar las vicisitudes como un equipo y estar en sintonía con las necesidades afectivas del otro, logrando estar presente cuando éste más le necesita y viceversa', completa.

Sobre esta realidad, Antón agrega que una pareja puede considerarse apta para contraer nupcias ‘cuando ambos miembros se sienten seguros en la relación, comprendidos y validados por el otro'.

‘La conexión emocional entre la pareja es una de las piedras fundamentales para el matrimonio. En el momento en que ambos miembros perciban que tienen un vínculo seguro con el otro, se mostrarán más receptivos ante las diferencias y buscarán formas apropiadas de resolver los conflictos', sostiene, ya que al tener un vínculo seguro, la pareja estará dispuesta a trabajar constantemente a favor de la vinculación afectiva.

Ramírez añade que ‘las parejas jóvenes tienen una desventaja, por el nivel de madurez, la falta de experiencia y pocos recursos de afrontamiento'.

‘Ser aptos para el matrimonio requiere madurez, valores y depende de los principios que manejan los individuos', acota.

Rol institucional

¿DEbería nuestro sistema de educación hacer más en pro de una formación integral que prepare para el matrimonio y la familia? En un escenario en el que el modelaje y el aprendizaje ejercen un impacto, de acuerdo con Vásquez, es fundamental que desde diferentes instancias ‘se brinde formación sobre el reconocimiento y la gestión de las emociones, la comunicación asertiva, la aceptación de las diferencias y la resolución de conflictos'.

‘El matrimonio no es un cuento de hadas, no es perfecto. Tiene sus altas y sus bajas. Lo importante es que, tanto en las altas como en las bajas, la pareja se apoye para salir adelante',

SUSANA ANTÓN

PSICÓLOGA

‘Estas son habilidades necesarias en el desarrollo de niños y adolescentes, con miras hacia la vida adulta. Aún se encuentra la educación sexual integral como asignatura pendiente; no es de extrañar que a los miembros de parejas adultas les cueste hablar sobre su sexualidad, cuando nunca se les ha enseñado a hacerlo', expone.

Antón remarca que es necesario brindar una formación integral y promover relaciones sanas a través de la comunicación asertiva y la expresión de emociones.

‘Es importante preparar a las parejas, explicarles y anticiparles de los desafíos que podrían presentarse en su vida juntos, así como brindarles herramientas sobre cómo manejarlos', indica.

Mientras tanto, Ramírez insiste en que

‘el sistema debe trabajar en pro del matrimonio, ya que las estadísticas indican que cuando los matrimonios son estables, existen menos posibilidades de consumo de sustancias prohibidas, alcohol, embarazos precoces, ITS; la estabilidad del matrimonio es la estabilidad de la sociedad y el Estado', subraya.

Ruta preparatoria

Según Antón, es posible adquirir herramientas que favorezcan un vínculo duradero. ‘Conversar, hablar, expresar las emociones, expones las posturas de cada uno frente a los diferentes temas que generalmente producen crisis como roles, toma de decisiones, familia extendida, manejo de las finanzas, crianza de los hijos es vital'.

‘La pareja joven está enfrentando muchos desafíos, entre ellos el matrimonio', anota.

Algunas no cuentan con las suficientes herramientas para hacer frente a las crisis ‘que surgen a lo largo de los años y al momento de presentarse alguna, no saben cómo responder de una forma más asertiva, dando como resultado la evasión, poca comunicación y contacto, etc'.

‘Los motivos son una suma de causales, el mal manejo de sus diferencias, la intervención de las familias, conflictos por el mal manejo de sus emociones, falta de empatía en la relación y poca tolerancia a la frustración'

‘La decisión del matrimonio debe ser pensada y analizada por ambos, así como el matrimonio debe ser nutrido constantemente por ambos', sostiene'. Para la especialista, un matrimonio duradero es posible si las partes trabajan para mantenerlo. ‘El matrimonio no es un cuento de hadas, no es perfecto. Tiene sus altas y sus bajas. Lo importante es que, tanto en las altas como en las bajas, la pareja se apoye para salir adelante'.

Cuenta que implica dejar de lado la postura individual y pensar desde una visión cooperativa. ‘Las decisiones con respecto a los diferentes temas de la vida familiar deben ser tomadas en equipo. La comunicación es clave para entenderse, solucionar diferencias y llegar a acuerdos', manifiesta.

‘Es necesario educar sobre el reconocimiento y la gestión de las emociones, la comunicación asertiva, la aceptación de las diferencias y la resolución de conflictos',

TOMÁS VÁSQUEZ

PSICÓLOGO

Un escenario en que ‘el vínculo es clave para la vida matrimonial. El afecto, la calidez, la seguridad de saber que el otro está ahí sin importar lo que pase'.

Para Vásquez, cada miembro de la pareja necesita reconocer sus expectativas sobre el matrimonio, sobre su cónyuge y, por supuesto, sobre sí mismo.

Puntualiza que ‘es fundamental que la pareja converse y acuerde sobre temas básicos como su sexualidad, la administración del dinero, la presencia o ausencia de hijos, el estilo de crianza de estos (en caso de querer tenerlos), sus metas individuales y conjuntas, valores o creencias'.

¿Inciden los genes en la estabilidad matrimonial?

De acuerdo con un nuevo estudio de la Universidad de Yale, en Estados Unidos, la estabilidad y la felicidad conyugal pueden estar asociadas a los genes, así lo reseñó la BBC en una publicación del pasado mes de marzo.

‘Salta a la luz que tenemos un problema con la figura del matrimonio y el compromiso que implica parece no ser asumido con seriedad',

LUIS RAMÍREZ

PSICÓLOGO

Investigadores de esa casa de estudios evaluaron a 178 parejas casadas, con individuos de entre 37 y 90 años de edad. Cada participante completó un cuestionario sobre sus sentimientos de seguridad y satisfacción matrimonial, y también entregó muestras de saliva para análisis genético. El estudio se centró en parejas de mediana a avanzada edad ‘porque el nivel de interdependencia en las relaciones de largo plazo tiende a ser mayor'.

La investigación mostró que ‘la forma en que nos sentimos en nuestras relaciones cercanas está influenciada por factores que van más allá de las experiencias compartidas a lo largo del tiempo', señaló Joan Monin, profesora de la Escuela de Salud Publica de la Universidad de Yale y autora principal del estudio.

‘El honor, el respeto, la sinceridad y la honestidad son valores que hoy se resquebrajan muy rápidamente',

JOSÉ LASSO

SOCIÓLOGO

Los científicos de Yale encontraron que ‘los sentimientos de satisfacción en el matrimonio son mayores cuando al menos uno de los cónyuges tiene una variante genética conocida como genotipo GG en el gen receptor de la oxitocina, el gen OXTR rs535762.

Aunque la variante en el gen receptor había sido evaluada previamente y también vinculada a la estabilidad emocional y a la empatía, el nuevo estudio sería el primero que examina su rol en la satisfacción conyugal.

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